lunes, 29 de noviembre de 2010

CUENTO ROEDOR NAVIDEÑO


EL RATÓN ENRIQUETO

Enriqueto era un ratoncito tímido, de pelaje negro, dientes torcidos, ojos bizcos y oreja maltrecha. Se quedó huérfano de padre y madre y creció en compañía de otros ratones que hacían lo que podían para sobrevivir en un mercado de la ciudad de Guatemala.

El día de Nochebuena, como de costumbre tenían hambre y decidieron salir a buscar comida entre los desperdicios de los contenedores que la gente iba llenando alrededor del mercado. Nuestro amigo Enriqueto, que era muy hábil para detectar olores y sabores, era el jefe de la cuadrilla de buscadores y el que más y mejor comida conseguía para la familia ratonil. Esa mañana logró reunir trozos de jamón, pizza, chorizo, frijoles volteados, nachos, platanitos cocidos, pan francés y unas cuantas galletas navideñas. ¡Qué placer!, dijo Enriqueto. Todos sus amigos se reunieron y empezaron su banquete navideño. Comieron hasta que casi reventaban sus panzas rechonchas y peludas.

Al filo de las 8 de la noche, ya ni se movieron en sus cuevas de lo llenos que estaban. Sin embargo, Enriqueto decidió salir a ver si conseguía algo de postre. Cuando estaba por allí merodeando… ¡¡¡PUM!!!... lo atropelló un coche. Salió disparado al otro lado de la carretera y notó que algo caliente le salía del cuerpo. Tiene que ser sangre. Dios mío...me estoy muriendo... a donde iré a ir a parar: al cielo de los ratones o allí abajo ¿donde se asan?..., empezó a pensar Enriqueto.

En esas estaba cuando ya no sintió nada más y desfalleció.... Cuando por fin abrió sus ojos, se vio rodeado de ratones vestidos de blanco, y dijo: "Entonces sí me morí y debo estar en el cielo". De pronto uno de ellos le habló, diciendo: ¡¡Manito Enriqueto...por fin abriste tus ojos...estás vivo!! Un buen susto fue el que se llevó Enriqueto. Y lo que realmente había pasado fue que cuando sus compañeros oyeron que un coche se había estrellado contra el contenedor de basura que registraba Enriqueto, le vieron tendido en la acera. Inmediatamente lo cogieron y se lo llevaron a su cueva, le frotaron con alcohol el pecho, le estiraron las piernas y lo calentaron con mentol y candelas para que entrara en calor.

Enriqueto, al verse vivo, no paraba de llorar de la alegría y juró no volver a portarse mal y ser tan glotón y comilón.

Y Colorín Colorado




sábado, 27 de noviembre de 2010

CUENTO OBEDIENTE


OTELO Y SUS AMIGOS. Fania Herrera.

Otelo era un sapo color lila que vivía con su madre, a Otelo le encantaba divertirse con sus amigos el gusano bailarín, y la hormiga voladora. La madre de Otelo siempre le llamaba la atención a este porque no le gustaba colaborar con los quehaceres del hogar, solo pensaba en jugar con sus amigos. Un día la madre de Otelo le pidió que fuera a hacer unas compras para preparar la cena, pero este se enojo mucho porque quería irse con sus amigos a jugar en el bosque de cristal. - mamá mis amigos me esperan para jugar, ¿Por qué no vas tú misma? dice Otelo con gran enojo. - hijo por favor yo estoy ocupada con otras cosas necesito de tu ayuda no puedo hacer todo sola, así que no discutas mas y ve hacer lo que te digo. Otelo se fue a comprar los víveres para la cena quejándose de que su mamá no lo dejara ir con sus amigos. Cuando regreso a casa dejo las compras en la mesa para salir corriendo a reunirse con sus amigos, pero su madre lo llamo: -Otelo, a donde vas? dice la madre - voy al bosque de cristal a jugar con el gusano bailarín y la hormiga voladora. Contesto Otelo - no me gusta que juegues en el bosque, allí hay muchos peligros, recuerda que en esta época el oso de cristal está durmiendo, el duerme durante seis meses seguidos y si alguien lo despierta antes de ese tiempo se enojara mucho. - mamá por favor yo se cuidarme no vamos a molestar a nadie. - De todos modos no iras es mi última palabra.

Otelo se puso a llorar porque su mama no lo dejo ir a jugar al bosque de cristal, la madre le dijo que no llorara que lo hacia por su bien. - ve a visitar a tu abuelita hace días que no lo haces, es mejor eso a que vayas a ese bosque donde hay tantos peligros .Dice la madre - Yo no quiero ir donde mi abuelita quiero jugar con mi amiguitos, dice Otelo llorando. Otelo no quería ir a visitar a su abuelita porque estaba muy enojado con su mamá, cuando se le ocurrió una idea para desobedecer a su mamá. - este bien iré a visitar a la abuela, para entretenerme un poco ya que no me dejas ir al bosque de cristal. - Muy bien Otelo ve donde tu abuelita regresas a la hora de la cena. Otelo le hizo creer a su mamá que se dirigía a casa de la abuela, pero en realidad iba al bosque de cristal donde lo esperaba la hormiga voladora y el gusano bailarín.

Cuando llegó al bosque sus amigos se encontraban jugando muy felizmente. - pensé que no vendrías hace rato que te esperamos. Dice la hormiga voladora. - mi mamá no me dio permiso así que mentí para poder venir. Dice Otelo - yo no pedí permiso para venir .Dice el gusano bailarín - yo tampoco pedí permiso, mi mama no sabe donde estoy .Dice la hormiga voladora. Los amigos se divirtieron mucho jugando. El gusano bailarín se subió a una rama de un árbol de cristal, pues todo era de cristal en ese bosque, este bailo con tanta emoción que partió la rama y esta le cayo en la cabeza al oso de cristal que se encontraba durmiendo debajo del árbol, el cual había pasado desapercibido por los amigos debido a que era de cristal igual que el bosque .El oso de cristal se despertó muy enfadado: - ¿quién me ha despertado? dice con voz gruñona el oso de cristal - fui yo señor oso. Dice el gusano bailarín con voz temblorosa. - y como te atreves ¿no sabes que en esta época duermo durante seis meses - seguidos? Dice el oso - Disculpe señor oso fue sin querer. Dice el gusano bailarín - Si señor oso no fue intencional .Dice la hormiga voladora - Por favor no nos haga nada solo estábamos divirtiéndonos. Dice Otelo - No los puedo perdonar ahora mismo van a pagar cara su osadía Dice el oso, el cuál los agarro rápidamente con sus garras de cristal.

Los asustados animalitos, temblaban del miedo y cuando ya se los iba a comer Otelo le pide al oso de cristal que se detenga con un gran grito. - por favor señor oso deténgase denos una oportunidad, nosotros podemos hacer que vuelva a dormir. Dice Otelo. - ¿cómo van a lograr eso? Pregunta el oso con curiosidad. - El gusano bailarín puede bailar para usted, mientras que la hormiga voladora y yo cantamos una suave canción para usted que le hará conciliar el sueño .Dice Otelo. - está bien, pero si no me da sueño me los comeré a los tres. Dice el oso. El gusano bailarín bailo al ritmo de la canción interpretada por Otelo y la hormiga, pero el oso no se dormía. -terminó su oportunidad no pude dormirme ahora me los comeré. Dijo a gran voz el oso. La hormiga voló rápidamente hasta la cara del gran oso de cristal y le dio una picada en el ojo que lo hizo retorcerse de dolor, aprovechando esta oportunidad para escapar. - huyan amigos, rápido. Dice muy asustada la hormiga voladora.

Otelo, el gusano bailarín y la hormiga huyeron rápidamente de la presencia del oso del cristal, él cual no pudo hacer nada para atraparlos y no le quedo más remedio que tratar de dormirse nuevamente. Los animalitos llegaron a sus respectivas casas y les contaron lo sucedido a sus madres. Otelo le pidió perdón a su mama por haberla desobedecido y prometió no mentir más y ayudar en los quehaceres del hogar. Estos tres amigos entendieron el valor que tiene una madre y que siempre hay que obedecer y seguir sus consejos. Desde ese día antes de salir a jugar ayudaban con mucho gusto en sus casas, demostrándoles el amor que sentían por sus progenitoras.

Y Colorín Colorado




miércoles, 24 de noviembre de 2010

CUENTO PRE-NAVIDEÑO



GISELA EL ÁNGEL DE LA NOCHE. OLIMPIA COLÓN APONTE

¿Saben ustedes porqué los ángeles tienen alas? ¿A que no adivinan? Pues para poder llegar a todos los rincones de la tierra. El ángel va de casa en casa, el ángel va de un árbol a un río, el ángel va como un pájaro de flor en flor, pero Gisela el ángel de la noche, en vez de recoger flores recogía estrellas.

Ahora se preguntaran, ¿Cómo podía recoger las estrellas si solo salen de noche? ¡Ah pero Gisela! Así como era graciosa, así era traviesa, porque déjame decirles los ángeles también son traviesos. ¿Pero cómo? se dirán todos. Los ángeles no deben hacer travesuras y que se lo aprueben. ¡Eso no es correcto! Pues fácil las travesuras de Gisela eran para hacer reír a todos, eran para alegrar a todos, en cada aldea, en cada jardín, en cada hogar hay un ángel, y ese ángel solo está para atraer bendiciones. Si es una niña de ocho años que se le puede ocurrir que no sea una carcajada, un juego, o una travesura.

Gisela era toda risa, tan era así que de tanto reírse rodaba, rodaba y rodaba. Cuando no, brincaba encima de los techos de las granjas, saltaba y hacía reír de una manera u otra a todos con quien se encontraba. Si una persona tenía una pena, Gisela sacaba su carita de un arbusto a otro y al verla la persona se reía. Gisela de cabellos rojizo y con rizos tenía como misión en su vida hacer reír.

En la época que nació el niñito Jesús, a todos los ángeles se les encargo que anunciaran el nacimiento del niño Rey. Gisela estuvo pensando, y pensando como lo haría. Todos los ángeles estuvieron corriendo y volando de un lado a otro anunciando el nacimiento del niñito Jesús, pero Gisela quería hacerlo de una manera diferente, para ella era más difícil por ser un ángel tan pequeña. De momento salto de la alegría porque su idea traería alegría a muchos niños. Gisela esa noche recogió todas las estrellas que pudo en su falda y no en una canasta como otros recogen flores. Voló de casa en casa buscando un niño o niña que durante el día había hecho bien a alguien. Un joven que hubiese ayudado a otra persona, o cumplido con gusto la tarea asignada en su hogar, porque su deber era ayudar a los mayores con las tareas. Gisela se reía complacida por que eran muchos los niños que ella encontró y a cada uno con mucho gozo le entrego una estrella y les anuncio cantando y riendo el nacimiento del niñito Jesús. Eran muchas las estrellas en el cielo, una brillaba más que las otras, era la estrella que los guiaría hacia Belén, las otras eran para repartirlas.

Una noche mientras repartía sus estrellas Gisela oyó el llanto de un niño en una casa, había tres niños en esa casa ya dormidos, Anita una niña de nueve años trato de calmar a su hermanito. Gisela se acerco a ella por la ventana y le pregunto si estaba enfermo y le dijo que no, es que un perrito la despertó y no he podido tranquilizarla. Gisela le dio una estrella a Anita y le dijo, dale esta estrella y cántale y veras como se calmara. Anita notó que la estrella en la mano de su hermanito brillaba más que antes. Comenzó a cantar, estrellita no abandones a mi hermanito, estrellita, estrellita cuida a mi hermanito, estrellita, estrellita brilla hoy, brilla mañana, brilla por siempre sobre nosotros. Estrellita, estrellita que nos trae la paz, estrellita, estrellita, que nos trae amor, estrellita, estrellita, que linda eres, estrellita, estrellita duerme a mi hermanito. Poco a poco Anita vio como su hermanito se dormía y la estrella se fue apagando. Después de esa noche cuantas veces volvió a llorar el niñito, Anita le cantaba estrellita, estrellita, estrellita, estrellita, y el niñito se dormía.

Gisela seguía con sus travesuras, una noche vio sentado bajo un árbol grande, un joven llamado David comiéndose una manzana. Este joven siempre estaba de mal humor. Casi nunca se podía decir que David estuviera de buen humor. Se lamentaba de esto, se quejaba de lo otro, todo tenia falta. Varias veces al pasar por este prado Gisela lo había notado y pensó, que pena, este joven que canta tan lindo y toca la flauta con tanto amor podría ayudar aliviar las penas de tanta gente que necesitan un minuto de alegría, cómo sería el regalo de su música. Pero con su mal humor apenas se le acercaba la gente. Cada noche al pasar Gisela le tiraba una estrella para inquietarlo. Él no sabía de dónde venía la estrella y por un rato se quedaba mirando el cielo. Noto como brillaba una más que los demás. Esa noche que estaba anunciando la llegada del niño Rey, decidió hablarle, tal vez hace mucho tiempo debió de haberlo hecho. Al hablarle Gisela se dio cuenta que su expresión de mal humor solo era muestra de que era un joven serio, que tenía muchas preocupaciones y le preocupaba más que a otros los problemas de la aldea y de su familia, como las personas no mostraban interés por los problemas sus quejas parecían lamentos.

Al ver a Gisela con la falda llena de estrellas, se dio cuenta de donde habían llegado las estrellas todas las noches, y le pregunto. ¿Tú pasas por aquí a menudo? Si, le contesto Gisela. ¿Me tirabas con las estrellas? Si, le contesto Gisela, y empezó a reírse, y a saltar de árbol a árbol, cayó sobre David y reboto rodando sobre la grama, pero espero no haberte molestado, no duelen, y solo quería Que te animaras a cantar y tocar tu flauta, y lo lograbas. Ahora vengo a decirte que ha nacido un niñito en Belén, ves esa estrella tan brillosa, te llevara donde el niñito Jesús. Tus canciones lo harían muy feliz, fueron muchas las noches que te he oído, y lo haces muy bien. Gracias, le dijo David, allí estaré, me has traído un momento de paz y tranquilidad, déjame regalarte una canción. Entonando su flauta y animándose David le canto a Gisela y a las estrellas.

Ángel de la noche, Ángel de las estrellas Tu risa alegra, y traéis la paz. Ángel de la noche, no olvides a los niños como yo, que queremos hablar de cosas serias como la paz, como el amor a los demás, como los problemas de los enfermos. Nuestros padres creen que los niños no deben opinar. Ángel de la noche con tu risa y tus estrellas me has dado la tranquilidad que necesitan las personas mayores de esta aldea. Ángel de la noche, recuerda en tu recogido de la noche a mis padres, mis tíos, y mis abuelos necesitan reír más. Gisela no esperaba tan lindo mensaje en una canción dedicado a ella, ahora le toco a ella darle las gracias a David y le recordó el viaje a Belén. David y Gisela hablarían más a menudo ya que Gisela se dio cuenta que con su risa y travesuras hacia a David un joven más alerta, activo, y bondadoso. Tanto los jóvenes como los adultos necesitan a alguien con quien compartir sus preocupaciones y quien mejor que una persona tan interesada en ver al mundo entero alegre.

A la siguiente noche, David consiguió quien le cuidara las ovejas y siguiendo la estrella llego a Belén un niño pastor, que llevaba en su mano una de las estrellas de Gisela el ángel de la noche. Allí vio a Gisela sobre el portal y mirando al niñito Jesús que parecía asombrarse de alegría, David le ofreció con su voz este hermoso regalo desde su corazón: ¡ESTRELLITA, ESTRELLITA TRÁENOS LA PAZ

Y Colorín Colorado




martes, 23 de noviembre de 2010

CUENTO ALEGRE


LA COMARCA DE LA ALEGRÍA. Autora: Inés de Cuevas

Había tantos niños en aquella aldea, que cada vez que el sol estaba bien alto y esponjado como barrilete de color naranja, los pequeños corrían por las callejuelas saltando como conejos de monte, sobre los gruesos muros de piedras. En este poblado, los adultos eran como troncos secos sujetos al suelo (siempre serios y vacíos), pero los ancianos eran como guitarras con mariposas por dentro.

Era tal el amor de los ancianos por los niños, que cuando la placita se vestía de los colores de la infancia; las abuelas, que se entretenían bordando sueños en el alma de sus nietos, murmuraban: Salta en la aldea la algarabía porque amanece soleado el día, y luego, al contemplar la brisa, y al ver que esta pasaba tan rápido, canturreaban llenas de gozo: Va por el parque, rauda la brisa tejiendo rondas, atando risas...y la alegría deshoja al viento mientras los niños juegan contentos.

Era costumbre en la aldea que todas las tardes los pequeños se reunieran en los espacios libres que encontraban. Así, la plazuela se llenaba de risas y cantos. Cada encuentro era un festín para los niños y un regalo para los ancianos. Casi todos los moradores del lugar, eran labradores, albañiles y artesanos que dedicaban sus ratos de ocio a la jardinería, al mantenimiento de los empedrados frentes de sus casas y a los juegos y tertulias con los niños. Eran, además, personas muy gentiles y amables.

El tiempo pasaba y la comarca se hacía cada día más popular. Todo el que escuchaba hablar de ella, quería conocerla. Pero.... sólo podían entrar los que amaban la alegría. El paso era restringido de tal modo, que en la puerta del caserío habían instalado un enorme letrero que decía: "solamente se admiten niños, ancianos, titiriteros, malabaristas, comediantes, cuentacuentos, payasos, heladeros, confiteros, vendedores de juguetes y hacedores de sueños". Así, los que tenían alma de niño o de anciano, perdían el camino de regreso y se quedaban para siempre en ese paraíso encantador. En cambio, los que no eran alegres ni festivos, tenían que pasar de largo frente a la aldea, sin mirar..... ni siquiera con disimulo.

Cuentan que una vez.... hace mucho, pero muchísimo tiempo, pasó por allí un viejecito encorvado, y al ver a tantos niños y abuelos, juntos, comentó: Esta debe ser La Comarca de la Alegría porque se escucha mucha algarabía, y..... efectivamente, desde ese día, este lugar fue bautizado como: LA COMARCA DE LA ALEGRÍA.

Ahora, cuando alguien escucha hablar de LA COMARCA DE LA ALEGRÍA, dice: ¡Oh!, Ese debe ser el lugar donde conviven en la misma cuadra, Pinocho y el principito........ Ahí mismo donde el patio de Blanca Nieves colinda con el solar de La Cenicienta; donde Gulliver y Miguel Vicente Pata Caliente juegan metras y los niños cantan con La Pájara Pinta, hacen ronda con Doñana, viajan en arcoíris y conversan con Doña María del Carmen Piñones (la viejecita que le tenía miedo a los vientos). ¿Ustedes quieren ir hasta allá?........ ¡Vamos!.... ahí mismito queda.

Y Colorín Colorado



domingo, 21 de noviembre de 2010

CUENTO LECTOR


EL MAGO CARRACUCLÁS. Martín Moreno Sagrario. Escritor español.

El mago Carracuclás, era el mago de los libros, estaba muy triste porque los niños, habían dejado de leer, él lo sabía porque cada vez, que un niño leía un libro, se encendía una lucecita en su castillo y hacía mucho tiempo que no se encendía ninguna. ¿Qué pasará? A mi amiga el hada de los cuentos tengo que llamar ella me lo dirá, y llamó al hada Celeste, el hada fue enseguida al castillo de su amigo, el mago Carracuclás la estaba esperando.

Pasa querida amiga, me alegro mucho de verte te he llamado para preguntarte si sabes ¿por qué los niños han dejado de leer? Sí que lo sé, el Brujo Malacabrú es un brujo muy malvado que odia los cuentos, muchas veces ha intentado destruirlos, pero nunca lo lograba porque yo no lo dejaba, un día muy enfadado vino hacia mí y me dijo: Por tu culpa los niños siguen leyendo cuentos, y la magia y la fantasía sigue con ellos pero será por poco tiempo, mi magia hará que no vuelvan a leer más. no pude hacer nada querido amigo Carracuclás; su magia a todos los lugares llegó Y a todos convenció, nadie leía ya Se aburrían se lo pasaban mal Y los libros quedaron olvidados, en las estanterías y en las librerías.

El mago Carracuclás no podía creer lo que estaba oyendo, no puede ser, la magia del brujo no puede vencer, los libros no son aburridos, cuando lees, sucede algo mágico, sin moverte del lugar, puedes viajar, reír, llorar, jugar, tienen que comprender que leyendo se lo pasaran bien. Tienes razón amigo Carracuclás y tengo una idea que creo que funcionará, dime cuál es, y enseguida lo haré, verás, querido amigo irás a todos los lugares donde haya niños y de nuevo, les enseñarás la magia que tienen los libros; cuando abras un libro delante de ellos sus personajes verán, sus historias querrán saber y para eso tendrán que leer.

¡Que buena idea! Hada Celeste, enseguida empezaré y el brujo Malacabrú, comprenderá que la lectura nunca desaparecerá. El mago Carracuclás, fue a todos los lugares donde había niños y cuando les enseñaba los libros les hacía ver su magia y cantando les decía: Soy el Mago Carracuclás que os viene a enseñar que los libros son amigos que no tenéis que olvidar, y los niños contagiados por el mago decían ilusionados, ¡mirad! cuantos personajes hay, ¿Qué historias tendrán? ¿Qué les pasará? Nos queremos enterar. Solo hay una forma de saberlo, decía el mago sonriendo, TENDREÍS QUE LEERLO

Y cuando lo leían los niños decían: Este libro es muy divertido, me lo he pasado muy bien cuando lo he leído, otro decía, yo he terminado de leer uno de aventuras, con él me lo he pasado genial, te lo dejaré para que te lo pases igual de bien; los niños con los libros ya no se aburrían ahora se divertían y en el castillo del Mago Carracuclás muchas lucecitas estaban encendidas. ¡Que contento estoy! La magia del brujo no ha servido para nada, los libros tienen mucho más poder que él, nunca podrá con la AVENTURA DE LEER.

Y el Mago Carracuclás siguió enseñando a los niños la gran magia que tienen los libros, un día llegó con un libro muy especial, mirad, niños este libro, hace más de cuatrocientos años que se escribió, Miguel de Cervantes fue su autor, y Don Quijote de la Mancha lo tituló, os animo a leerlo, sus personajes os esperan dentro, tenéis que conocerlos, y los niños animados lo leían, se lo pasaban bien, y sobre todo ¡SE DIVERTÍAN!

Y Colorín Colorado



viernes, 19 de noviembre de 2010

CUENTO MENTIROSO


FEDERIQUILLO EL MENTIROSILLO. Cuento suizo extraído de “Cuentos de Don Coco"

Federico era un hermoso niño; pero toda la gente de la aldea lo llamaba Federiquillo, el mentirosillo. Cuando por la noche veía volar un murciélago, gritaba escandalizado: ¡He visto volar un dragón en persona! Y, cuando después de jugar un buen rato en el jardín de su abuela, afirmaba -grave y firmemente - que había arrancado, durante horas enteras, las peores malezas de la tierra. -Federiquillo, ¡di la verdad! -lo reprendía su madre y, a su vez, Federiquillo gritaba indignado: -¡Mamá, esta es le pura verdad! Es y seguirá siendo Federiquillo, el mentirosillo -decía enojado su padre; y recurría de vez en cuando al severo castigo.

Un día, apareció hecho trizas el tazón preferido del padre: -Federiquillo, ¿qué has hecho? -gritó su madre. -Nada -mintió el niño. Estaba en la cocina cuando vi cómo la mesa empezaba a moverse. Todos los tazones saltaron y el de papá, más alto que ninguno. De pronto empezó a dar círculos, resbaló, cayó y se rompió. ¡Lo he visto con mis propios ojos! -¡Mientes! Y lo más triste es que tú mismo crees tus mentiras. ¡Ojalá se te erizaran los cabellos cuando no digas la verdad! -¡Yo no miento nunca! -gritó Federiquillo, y se puso a patalear.

Entonces, sintió sobre su cabeza un raro cosquilleo; y percibió un rumor en sus oídos, como cuando el gato ronronea. Se llevó las manos a los cabellos. ¡Se habían rizado! Obstinado, se dirigió al cuarto de su madre, cogió las tijeras y quiso cortarse los cabellos. Pero no pudo: eran tan fuertes como alambres. -¡Madre, yo he sido quien ha roto el tazón! -gritó horrorizado. Al momento, se normalizaron sus cabellos y se le enrollaron en suaves rizos, recuperando su belleza. Y así sucedió desde entonces: si mentía, se le erizaban los cabellos ferozmente. Y cuando después decía la verdad, volvían a la normalidad.

Pero si esto sucedía en la escuela, tenía el inconveniente de que se burlaba de él toda la clase, puesto que le gritaban: -¡Federiquillo, el mentirosillo! ¡Federiquillo, el mentirosillo! Gracias a ello, Federico perdió la costumbre de mentir. Y sus padres se sintieron felices. Su madre le regaló un libro de cuentos; y su padre, una ejemplar historia de ladrones. Esta dio mucho que pensar al niño. Los ladrones de la historia negaban cuanto se les antojaba. Pero, al final, recibían muy severos castigos; y después ya no podían decir ninguna palabra más.

Y Colorín Colorado





miércoles, 17 de noviembre de 2010

CUENTO FUGAZ


UNA ESTRELLA FUGAZ EN EL CIELO. Escritora Peruana.

Había una vez una estrella pequeña, alegre, juguetona e inquieta pero que a su vez era desobediente, pues muchas veces no hacía caso de las indicaciones que le daba sus papás. Existía una advertencia que era sabida por todas las estrellas pequeñas: no salir de casa a pasear por el firmamento sin estar acompañados por una estrella mayor, para ser guiados en medio de la vía láctea.

La estrella pequeña que muy bien sabía de ello, le daba mucha curiosidad por hacer sola un viaje por el firmamento, que le permitiera ir mucho más allá de lo impensable: ¿Cómo será darse una vuelta de un planeta a otro? ¿Qué será de Júpiter? ¿Podré girar en los satélites de Saturno? ¿Podré visitar la Tierra? Con tantas y más preguntas emprendió un largo viaje interplanetario, salió de casa, sin que sus padres se dieran cuenta, enrumbó volando velozmente, disfrutando con muchas vueltas por miles y miles de estrellitas que dormitaban en media noche.

¡Ahhh, esto si que es vida! Volar sin control, sin que nadie me reclame, ¡es lo máximo! –se decía así la estrellita que quería sentirse como la estrella más grande. Así es, como volando muchas horas pudo ver de cerca a casi todos los planetas, solo le faltaba el planeta tierra, que al encontrarlo muy emocionada se fue enseguida a toda viada, tan pero tan rápido que perdió el control, chocando contra un gran asteroide cayó precipitosamente contra un nubarrón gigantesco, dando brincos sin parar , toda magullada y mareada.

El Sr. nubarrón al verla en problemas quiso con sus copos darle cobijo, pero la estrellita no podía, seguía volando, sin cesar y sin parar. Oh quisiera detenerme, desearía volver a casa, auxilio, ayúdenme a regresar- se decía asustada llorando. Gritaba con todas sus fuerzas, pero nadie llegaba en su ayuda. Solo el hada de las estrellas, que al verla en peligro se acercó hacia ella para detener lentamente la excesiva velocidad en la que iba y le dijo: Estrellita pequeña ¿Por qué huyes de casa desobedeciendo a tus padres? ¡Ahora ya no podrás volver! Hada de las estrellas, por favor, se lo suplico, quiero volver con ellos y prometo ser obediente y no hacerlos enojar. Estrellita pequeña es demasiado tarde, ya nada puedo hacer por ti, desde el momento que decidiste emprender este largo viaje has buscado tu propio fin, pero no tengas miedo, porque yo te acompañaré a la mansión donde está el Gran Rey de la estrellas, es allí donde morarás a partir de ahora.

No me dejes ir Hada de las estrellas, sin despedirme de mis padres y decirles que los amo – dijo tristemente estrellita pequeña. Es mi último deseo –dijo casi sollozando. No estrellita, solo podrás aparecer por un breve instante, casi fugaz, serás vista por toda la vía láctea y por todos los habitantes del planeta tierra, esa será tu despedida. Fue así, que estrellita alistó sus pocas energías y por un breve instante apareció más hermosa que nunca, fue contemplada por la vía láctea y por cada ser humano que mirase al cielo: Por última vez, la más pequeña de las estrellas nuevamente se sintió la más grande de todas contemplando el infinito espacio y con su luz acarició a sus padres con amor, pidiéndoles perdón por haber actuado incorrectamente y a los seres humanos les estrechó una alta dosis de buena suerte a quien la mirase.

Luego se partió en mil pedacitos, desapareciendo por completo en medio del firmamento. Y en medio de la nada, el Gran Rey de las estrellas recogió un rayito de luz que siempre brilla en un nuevo hogar. Fue así que ocurrió, y es así como sigue ocurriendo, cada vez que tu vez una estrella pequeña, traviesa y fugaz en el cielo es porque ella ha viajado a su destino final y en ese esfuerzo por despedirse descarga su última energía y deseo por ser vista por la vía láctea y por los seres que habitan en la tierra. Si tienes oportunidad de verla contémplala y únete a ella con un gran y buen deseo, que de seguro se cumplirá.

Y Colorín Colorado



lunes, 15 de noviembre de 2010

CUENTO ECLIPSADO


LA LEYENDA DE DRALIÓN. Escritora mexicana.

Nada es eterno, sólo el tiempo... aunque... a veces, sólo a veces, hay actos que lo sobreviven todo y se convierten en leyendas; y ésta es una de esas pocas hazañas que ha vencido la eternidad... la leyenda de Dralión.

Más allá, donde se duerme el sol... oculto entre mundos que sólo podemos imaginar, nació hace mucho, muchísimo tiempo, un dragón colosal, de duras escamas doradas y ojos tan azules como el cielo más azul que puedas recordar, su voz era profunda y dulce, apacible y capaz de calmar las tormentas, ventiscas y el enfurecido oleaje del mar. Dralión solía pasar días enteros recorriendo las galaxias, admirando la belleza de las estrellas, nombrándolas y hablando con cada una de ellas para saber sus historias... ¿de dónde venían? ¿Cuál era su propósito? ¿Cuáles eran sus sueños? ... ¿qué había en lo más profundo del corazón de una estrella? ...

Así, día a día, noche a noche, y de estrella en estrella, el buen Dralión fue convirtiéndose en el guardián de los secretos más profundos y sagrados de todas las estrellas, él sabía muy bien, por qué y para qué y a dónde se dirigían las estrellas, por qué, para qué y por quién habían sido creadas (pero ésa es otra historia) y como guardián, y como dragón, juró protegerlas hasta el fin de los tiempos. Pero sucedió que un día en su recorrido habitual, el colosal dragón notó que una de las estrellas más hermosas y gigantescas llamado Sol estaba profundamente triste, se quedó en silencio, con la mirada perdida en el horizonte, y de a poco, su luz comenzaba a opacarse, Dralión sabía que algo muy grande e importante estaba ocurriendo, (aunque ... incluso las cosas más pequeñas son enormes en la vida de una estrella) y muy lentamente el dragón comenzó a acercarse, porque, contrario a lo que se pueda pensar, las estrellas pueden ser muy tímidas y reservadas.

Al principio el guardián sólo se sentaba en una de ésas rocas flotantes en silencio, después se sentó más cerca... y más cerca ... y más cerca mientras el Sol lo miraba con curiosidad, y así pasaban mucho tiempo, en silencio uno al lado del otro ... se diría que Dralión escuchaba el silencio del Sol ... sí, porque incluso en silencio uno puede decir muchas cosas. Fue así que el dragón guardián notó que el Sol se iluminaba y su fuego crecía cada vez que se levantaba en el horizonte una gran roca blanca que era el satélite de un planeta llamado Tierra, se llamaba Luna, y ella se sonrojaba tanto que brillaba aún más, pero entonces el Sol se ponía triste, bajaba la mirada y suspiraba...

¡El Sol estaba enamorado de la Luna! - Amigo Sol –decía Dralión– tu corazón suspira por ésa Luna, y deberías ir con ella. - No puedo... - ¿Por qué no? todas las estrellas viajan, todas se unen a otras estrellas... - ¿Ves aquel planeta allá a lo lejos? ¿Aquel que es azul? - ¿Qué hay con él? - En ése lugar hay mucha vida, y toda es hermosa, y frágil, muy frágil, si yo me fuera, ellos no podrían existir, todo ahí me necesita ... y yo los necesito también, los he visto crecer, conozco cada historia, cada criatura grande, pequeña o microscópica, cada hoja y cada flor ... igual que tú conoces todas las estrellas, así como tú nos amas y nos brindas tu protección, así también los quiero yo, y la Luna también es su guardiana, ella conoce todos sus sueños, ella puede calmar todos sus miedos; son criaturas únicas las que habitan ése lugar, los humanos se creen muy fuertes, pero la verdad es que no les gusta estar solos, ni les gusta la oscuridad, son tan felices cuando me acerco y los abrazo y los calmo, y les digo que yo, desde lo alto siempre estoy a su lado ... no podría jamás dejarlos Dralión, son mis protegidos.

Entonces el inmenso dragón se retiró, se fue volando hacia la Tierra y la recorrió toda, admirando su cambiante belleza y mirando cuidadosamente a todas las personas, y entonces lo vio, aquellos seres de comportamiento un tanto excéntrico eran como girasoles, toda su vida y sueños giraban en torno al calor y la luz que les daba el Sol, pero no sólo eso, en sus ojos y en sus sonrisas había ése mismo resplandor que tenían la Luna y el Sol, así Dralión se fue al pico de una altísima montaña y comenzó a entonar un canto: “por el agua, sobre el cielo y más allá del mar, entre estrellas, sobre el tiempo y sin dudar, que se abran los portales, que se den las señales, un minuto, un suspiro y nada más, una vida y un sueño hecho realidad; por el poder de mi voz, por la fuerza de mi alma, por todos los secretos de los que soy portador, le pido al universo que de tiempo en tiempo la Luna y el Sol puedan vivir su amor”.

Justo después de entonar aquellas palabras ¡algo increíble ocurrió! El medio día se oscureció y La luna apareció majestuosa sobre el cielo cubriendo al Sol con un abrazo que sólo dejaba ver su brillante silueta; así, juntos, como siempre habían querido estarlo, para contarse sus secretos, para besar sus mejillas, para ser uno sobre el cielo de aquel azul planeta que llamaban hogar, el milagroso encuentro sólo podía durar unos cuantos segundos, pero incluso un segundo basta y es más que suficiente cuando se puede convertir un sueño en realidad.

Esta es pues la leyenda de Dralión, el dragón que ocasionalmente se convierte en una especie de cupido cuando sucede el asombroso milagro que nosotros, simples humanos de comportamiento un tanto extraño, llamamos “eclipse”... pero ahora ya saben que es lo que realmente significa, así que la próxima vez que sonrían no olviden que llevamos el brillo de nuestros hermosos guardianes, porque estamos hechos de Luna y de Sol.

Y Colorín Colorado





domingo, 14 de noviembre de 2010

CUENTO PALABRERO


LA DISPUTA. Escritora Española.

Cuentan las historias que hace muchos, muchos años se entabló una curiosa discusión entre el Reino de la Tipografía y el Reino del Papel. Decían los tipos de letras que eran ellas, sin duda, las que daban belleza y elegancia a los textos y relatos. Mientras que los diferentes tipos de papel proclamaban que todo dependía de la elección del papel adecuado para cada momento. Afirmaban los tipos de letras que eran ellas quienes daban forma y hacían agradable un texto. Que eran ellas, con sus bellas figuras quienes daban elegancia y prestancia a cualquier frase o párrafo. Que eran ellas, sin duda, quienes daban belleza a una página. Que su sola presencia era un deleite para la vista.

Por su parte, los diversos tipos de papel, aseveraban que, sin ellos, no habría forma de presentar un escrito. Que si no existieran ellos como soporte de nada servirían las letras por muy bellas que fueran. Que no es que dieran belleza a una página, sino que ellos eran las páginas. Argumentaban que su tacto maravillaba al escritor y seducía al lector. Pasaban los años y los lustros. Cada reino defendía y afirmaba su importancia. Los tipos de letras invitaban a los Embajadores del Reino del Papel para, en brillantes desfiles, mostrarles la enorme variedad de tipos que existían.

Y así, entre vivas y sonidos de trompas, iban apareciendo: Un tipo tras otro, con banderas, Con banda de música, sin perder el paso, Sin perder el compás, orgullosas de su belleza, de su elegancia, y de su maravilloso cometido… Unas tras otras. Erguidas, orgullosas y bellamente engalanadas, mostrándose ante los enviados del Reino del Papel. Por supuesto, el Rey del Papel no iba a ser menos y también montó su desfile.

Aunque antes tuvo que consultar largamente con los astrólogos reales (eso de los meteorólogos aún no se había inventando) para buscar un día de sol, sin gota de lluvia, sin asomo de niebla y sin un soplo de viento. Cosas todas ellas perjudiciales para la integridad papelera. Y tras largas deliberaciones se decidió el día. Y, tras larga espera, llegó ese día. Y cuando, emocionados y llenos de orgullo patrio estaban ya Papiros, Pergaminos, Verjurados, Papeles de hilo, Gofrados, Papeles Japoneses, Papeles de Seda, Cartulinas, etc., dispuestos en resmas, pliegos y demás… Cuando ya comenzaban a sonar los tambores y a flamear las banderas (de papel, por supuesto), en ese justo instante, antes de dar comienzo al grandioso desfile, se escuchó a lo lejos un horrísono tronar que hizo huir en desbandada (nada organizada) a todos los papeles del reino en busca de refugio.

Lo cual fue motivo de gran regocijo para las señoras embajadoras del Reino de las Letras que no disimularon sus sonrisas aunque tuvieron a bien controlar sus carcajadas… Este fracaso, sin embargo, no amedrentó al Reino del Papel que siguió con sus reivindicaciones (Así como tampoco achicó a los astrólogos reales quienes no fueron castigados ni despedidos pues, en menos que canta un gallo, achacaron tamaña desgracia no a un fallo suyo sino a oscuros tejemanejes de espías del reino vecino). Tanto duraba ya esta disputa que, finalmente, hartos de pelear, pero no dispuestos a rendirse ante el contrario, tomaron ambos reino la decisión de acudir a la única que podía servir de árbitro entre ellos: La Gran Reina de las Palabras, Emperatriz del Lenguaje y Gran Duquesa de la Escritura, su Majestad La Gramática. Y ante ella presentaron sus reivindicaciones. Y su Majestad, tras escuchar las alegaciones de ambos reinos con gran paciencia (que mucha hay que tener para escuchar discusión tan absurda…) y tras pensarlo durante un minuto (más no se necesitaba para deliberar cosa tan nimia), decidió, en primer lugar, amonestar a ambos reinos por hacerle perder el tiempo con cuestión tan baladí y multar a cada uno aumentando sus respectivos impuestos en el doble de la cantidad pagada hasta el momento durante, al menos, dos años (Su Majestad andaba un poco mal de fondos y, como tonta no era, quería aprovechar y llenar un poco sus arcas). Y en segundo lugar vino el discurso.

Discurso que no pienso reproducir por largo pero que, básicamente, venía a decir que: Ni tipos de letra ni tipos de papel eran lo más importante a la hora de presentar un relato. Que lo que importaba de verdad era lo que se iba a contar y cómo se contaba. Que era posible, incluso, relatar algo sin usar la escritura y que, desde luego, era ella la realmente importante pues de ella dependía que el texto fuera legible y de ella dependía que estuviera bien construido y hermosamente ordenado. Que eran las palabras elegidas, su orden, el seguimiento de las leyes que ella (La Gramática) imponía las que daban hermosura a un relato. Les dijo, en fin, que ellos no eran más que meros accesorios. Simples adornos y soportes sin importancia. Que tanto daba qué tipo de letra fuera utilizado para montar una página o qué tipo de papel se utilizara para su impresión. Si no se seguían sus leyes y si no se sabía contar una historia, el resto no tenía importancia alguna. Y tras decirles todo esto (mucho mejor dicho y mucho más extensamente) les ordenó que hicieran las paces y que volviera cada uno a su reino a trabajar y a preocuparse por cosas de mayor importancia para sus respectivos pueblos.

Y los embajadores se fueron pensativos y avergonzados. Y no volvieron a molestar a la Emperatriz… no fuera a ser que les volviera a subir los impuestos.

Y Colorín Colorado



viernes, 12 de noviembre de 2010

CUENTO SOÑADOR


BARRY BANNET, EL NIÑO DEL GUANTE BLANCO. Mayda Alejandra Villalta.

Barry es un niño muy inteligente. Todas las noches al acostarse, piensa en la manera de cambiar tanta maldad, odio y falta de amor en el mundo en que vivimos. Una noche, pensando y pensando siempre en lo mismo, se quedo dormido profundamente, y fue entonces que de pronto vio que un guante con poderes mágicos, corría hacia él, extendiéndole su mano. Barry sintió que al ponerse el guante, su camita salía volando a través de la ventana de su cuarto, pero en forma de bicicleta.

¡Qué alegría sentía nuestro pequeño amigo cuando descubrió que mientras le daba a los pedales, se abrían unas enormes bolsas en forma de platillo, que sólo él había visto en algunos animados, impulsado por un aire con olor a dulces, las ruedas!! Limpiaban cada lugar por donde pasaban, y cada vez que extendía su brazo, su guante mágico elevaba más y más su vuelo.

El guante de Barry era un objeto muy sencillo como nuestro amigo, pero lleno de poderes. De pronto, Barry se dio cuenta que se acercaba a un lugar nunca antes visto por él: la Luna. Lo miraba fijamente, sonriéndole y dándole la bienvenida. Las estrellas parecían aplaudir la llegada del nuevo visitante, y qué decir de los arboles color naranja. Estos se movían con un ritmo tan amoroso que parecían bailar. ¡Qué mundo tan maravilloso!-pensó Barry. -"Hola señora Luna, me llamo Barry Benett. Esta es mi bicicleta, y con ella he llegado a un mundo inimaginable".

¿Qué tienes en la mano Barry? -preguntó la Luna. Oh, mi Guante Mágico -contestó el niño ¿quieres ponértelo? Me encantaría -exclamó la Luna y cuando me lo ponga ¿qué tengo que hacer? Estira bien tu brazo y él te llevara a lugares muy lindos –insistió nuestro amigo. ¡Claro! porque tu guante tiene poderes mágicos- y se sentó en la parte trasera de la bicicleta. ¿A dónde quieres ir mi buen amigo? A un lugar donde haya mucho amor, donde los niños sean felices que no haya guerra, como dice mi mamá, y que todos seamos hermanos.

Entonces no hay más que hablar -dijo la Luna. Barry estaba maravillado: ¡qué lugar tan bonito! ¡Que flores tan hermosas! Sólo que no había niños. ¿Qué lugar es éste? –preguntó. Pero era tanta su alegría que no se preocupó por la respuesta. Lo único que le interesaba era disfrutar su viaje, con su nueva amiga la Luna. ¿Qué son aquellas bolas blancas y azules en forma de burbuja? -preguntó Barry. No son burbujas amigo, es el nacimiento de una estrella. ¿Cómo es eso? Explícamelo.

Muy bien jovencito, las estrellas nacen de grandes nubes, de partículas de polvo y gas de hidrógeno llamado nebulosa. ¿Dónde aprendiste eso Luna? -Barry: mira mi mano ¿qué tengo en ella? Mi guante mágico,... ¡claro! era tanta la alegría de Barry, que no se daba cuenta que su amiga y él pedaleaban y pedaleaban con tanta fuerza que se alejaban más y a un mundo desconocido, donde los peces no mueran por la negligencia de algunos seres humanos donde los arboles sean tratados con la importancia que ellos requieren porque son muy importante ¿no crees?

--R-I-N-G!!! Barry, te quedaste dormido ¿y esa carita, eh? ¡Entonces la Luna! -Disculpa mamá es que tuve un sueño muy bonito. Ojala que algún día se te haga realidad. Si, algún día...

Y Colorín Colorado


miércoles, 10 de noviembre de 2010

CUENTO COLORIDO


LAS HADAS DE COLORES. Escritora Española

Había una vez un país, llamado Fantasía, donde vivían hadas de colores, duendecillos, brujos y brujas que no querían que el reino de la Fantasía estuviera lleno de color y alegría. Lumilda, era una bruja, que vivía sola en su castillo, se enfadaba mucho, cuando contaban cuentos a los niños.

No quiero que cuenten cuentos a los niños, porque aprenderán a escuchar, tendrán imaginación, fantasía, ilusión, y lo que es peor, buenos sentimientos en su corazón. ¡No dejaré que ocurra eso!, ¡Tengo que hacer algún hechizo! Entró, en su castillo, y cogió su libro embrujado y con voz muy fuerte dijo: -Brujos y brujas que queréis el mal, que mi voz podáis escuchar, nuestra magia, tenemos que unir, para que en el mundo de la realidad, cuentos no se vuelvan a contar.

Cuando dijo esto, en el cielo, se vieron relámpagos y se escucharon truenos, la magia de los brujos se había unido y el hechizo de Lumilda se había cumplido. Y desde ese momento, en el mundo de la realidad, no se volvieron a contar cuentos. El Hada Arco Iris, había visto lo que había hecho Lumilda y fue a contárselo al hada Naranja que era el Hada de los niños. Hada Naranja, Lumilda y los brujos del mal, han unido su magia, y han hecho que en el mundo de la realidad, cuentos no se vuelvan a contar.

Eso no puede ser!, llamaré a las hadas de colores, para ver qué podemos hacer. Cogió su campanilla mágica y empezó a tocarla: TILÍN TILÍN, TALÁN TALÁN TILÍN TILÍN, TALÁN TALÁN Cuando las hadas de colores escucharon la campanilla mágica, fueron al palacio del hada Naranja, y allí se enteraron de lo que había hecho Lumilda.

¡No dejaremos que se salga con la suya! Dijeron enfadadas. -¡Claro, que no la dejaremos!. Dijo el Hada Naranja. -Nosotras, al mundo de la realidad iremos, y cuentos a los niños contaremos, de este modo, no perderán la fantasía, la ilusión, la imaginación y los buenos sentimientos en su corazón.

Todas las hadas, hicieron un corro, y con una voz muy dulce cantaron: Somos hadas de colores, que al mundo real iremos, y allí a los niños, muchos cuentos contaremos. Mientras cantaban, iban colocando una piedra de color en el centro, de las piedras de colores salieron muchos caminos, y cada hada cogió uno distinto, que las llevaría al mundo de la realidad, para contar cuentos a los niños.

Gracias a las Hadas de colores, los niños pudieron seguir escuchando cuentos.

Y Colorín Colorado



lunes, 8 de noviembre de 2010

CUENTO MITOLÓGICO


EL PEGASO DEL HADA

Erase una vez una niña con corazón de hada, que vivía en una cabaña en un frondoso bosque. Hacía días que soñaba con un Pegaso blanco y hermoso pero desconocía el significado que tal sueño le aportaba. Hasta que un día un bello e impresionante Pegaso se apostó en la entrada de su casa.

Al principio, ella se asustó y le pidió que se marchara pero el Pegaso no lo hizo. Pasaban los días y el animal no se movía de allí. Con el pensamiento, un día el Pegaso le pidió a la niña-hada que se fuera con él. Ella accedió y el Pegaso extendió sus alas nacaradas en un vuelo rumbo al Reino de las Hadas. Nada más llegar a este reino, a la niña-hada le crecieron un par de alas en la espalda similares a las del Pegaso.

-Ahora eres un hada completa –le dijo el Pegaso.

El Pegaso le mostró los secretos del país de las hadas y la condujo en vuelo raso hasta el Consejo de las Hadas, las cuales decretaron que el Pegaso y el hada nunca deberían separarse. Esto alegró a ambos.

Desde entonces, el hada es guiada por su Pegaso y muchos cuentan que la pureza de ambos mantiene para siempre unidos a sus corazones.

Y Colorín Colorado

Pegaso es un caballo alado. Su nombre proviene de la palabra griega phgh, que significaba manantial, pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano.



sábado, 6 de noviembre de 2010

CUENTO FANTASIOSO

EL UNICORNIO Y EL MAR
Había una vez un unicornio que tenía un problema, y es que él no sabía qué era lo que tenían que hacer los unicornios. Un día salió decidido a saber qué era lo que hacía un unicornio, y para ello decidió observar a los demás por si aquello le daba una pista.

Dicho y hecho, comenzó a andar por el bosque encantado y se topó con una rana que croaba en su charca. El unicornio se dijo: Las ranas croan en su charca, ¿Y qué hace un unicornio?. Siguió caminando y se encontró con un gran dragón verde que estaba asando castañas con su aliento de fuego. Y el unicornio se dijo: Las ranas croan en su charca, el dragón verde asa castañas... ¿Qué es lo que hace un unicornio?

Y continuó andando, y se encontró con un duende que se dedicaba a pintar el arco iris de los más bellos colores. Y el unicornio se dijo: Las ranas croan en su charca, el dragón verde asa castañas, el duende pinta el arco iris,... ¿Y qué es lo que hace un unicornio?

El hada del bosque se compadeció de él y le dijo: Si las ranas croan en su charca, los dragones asan castañas y los duendes pintan el arco iris, un unicornio salva princesas. Y el unicornio se puso muy contento porque ya sabía lo que tenía que hacer. No muy lejos de allí estaba el laberinto del Ogro, y el unicornio se enteró de que tenía una princesa cautiva allí. Y como sabía lo que tenía que hacer un unicornio, se dirigió a salvarla de las garras del Ogro. Tras muchas penurias y aventuras el unicornio consiguió engañar al Ogro y rescató a la princesa.

Y la princesa resultó ser la hija del rey Neptuno, soberano de los mares. La princesa le invitó a que le acompañase a ver su reino. El unicornio se quedó encantado con aquel lugar. El rey Neptuno, agradecido por que había rescatado a su hija le concedió la gracia de quedarse en el mar para siempre y lo convirtió en Narval.

Y Colorín Colorado



viernes, 5 de noviembre de 2010

CUENTO MARÍTIMO


EL HADA DEL MAR …BELLA. Escritora de Mar del Plata, Argentina.

Éste es el cuento del mar-¡tan emocionante que no lo van a poder creer! En el mar hay todo tipo de peces, todos mas coloridos y raros y de los tamaños más variados.

Yo soy el hada del mar, mi nombre es Bella y vine a este precioso mar a cuidar a mis amigos los peces… este es el mar más azul y cristalino que hayan visto. Un día estaba nadando muy plácidamente, cuando veo a lo lejos algo de color naranja con rayitas verdes. Me acerqué muy despacito y para mi sorpresa vi, lo más hermoso que se puedan imaginar.

Un pez chiquito, pero muy bello como mi nombre. Cuando llegué a donde estaba me di cuenta que no se sentía bien, lo abracé y le pregunté qué le había pasado y cómo se llamaba, para mi sorpresa emitía un sonido raro, extraño que yo nunca había escuchado, le volví a preguntar y me hizo el mismo gemido, comprendí entonces que era sordo mudo, le empecé a hablar de frente y despacito y me entendió.

Empezó a mover su boquita y me dijo que tenía una aleta lastimada y que su mamá había ido a buscar ayuda, le dije que me quedaría con él hasta que llegara y se puso muy contento, su nombre era Simón, al cabo de un tiempo, se empezaron a juntar todo tipo de pececitos y Simón les contaba cómo era su vida al ser sordomudo y no poder escuchar a nadie, nadie entendía y el pequeño pez les hizo señas para que se tapasen los oídos para que así lo pudiesen comprender.

También les dio a entender que su mamá le había enseñado todo lo que tenía que hacer para poder tener una vida normal y que todos pudieran jugar con él. – En realidad – prosiguió hablando por señas Simón – todos somos iguales,- solamente que no escucho. Haciéndoles una broma prosiguió: – Como muchos de ustedes, que hacen que no escuchan a su mamá cuando los manda a hacer algo ..ja! ..ja!.. Rieron, los amigos nuevos de Simón

¡Qué lindo ver tantos colores juntos!. Pensó Bella. Era ya la tardecita cuando vino la mamá de Simón, muy nerviosa, porque pensaba que su hijo estaba solo- Se sintió tan emocionada de ver tanta cantidad de amiguitos y todos le decían que Simón era muy dulce y que querían volver a verlo y que le contase, aunque fuere por señas, más historias. Simón se fue con su mamá y papá, quienes se dieron cuenta que su hijo ya está listo para la vida y que le habían enseñado bien para que pudiese desarrollar su inteligencia, y que todos lo entendiesen. Lo abrazaron muy fuerte y se fueron los tres moviendo sus colas.

Bella miró todo el espectáculo, al ver cómo se iban los pececitos con sus diversos y brillantes colores y pensó en qué hermoso era el mar y cuántas cosas uno puede aprender de los demás, como dijo Simón: si sabemos escuchar. ¡Qué día hoy! PD: Queridos amiguitos, espero este cuento les haya gustado y piensen que siempre, vamos a encontrar en la vida alguien a quien tengamos que ayudar.

Y Colorín Colorado




miércoles, 3 de noviembre de 2010

CUENTO LOBATO


EL LIBRO DE LA SELVA. Rudyard Kipling

Un lobo encontró llorando en la selva a un cachorro de hombre que había sido abandonado. Lo llevó a su guardia y la loba lo crió junto con sus lobatos. Lo llamaron Mowgli.

Un día Shere Khan, el temido tigre, se asomó a la guarida y prometió comerse a Mowgli al menor descuido, pues odiaba a los hombres. Akela, el lobo gris, Bagheera, la pantera negra, y Baloo, el sabio oso, enseñaron al niño los secretos de la selva. Y Mowgli aprendió el idioma de los animales, a nadar, correr y trepar.

Una tarde, los monos charlatanes lo raptaron y lo llevaron a la ciudad antigua. Después de una larga pelea, Baloo, Bagheera y Kaa, la pitón, que hipnotizaba con su danza, lo rescataron.

Pasó el tiempo. Un día, el tigre Shere Khan reapareció más fiero que nunca, dispuesto a cumplir su promesa de despedazar al cachorro de hombre. Pero Mowgli ya no era un ser indefenso: mandó a dos manadas de búfalos contra él, y el tigre murió aplastado. Así fue como el cachorro de hombre, junto a su amigo el elefante Hathi, se convirtió en el nuevo rey de la selva.

Todos le respetaban y temían. Una vez invadió la selva una jauría de perros salvajes hambrientos, que mataban a todos los animales que encontraban a su paso. Mowgli los desvió a los dominios del pueblo diminuto, habitado por innumerables abejas que los acribillaron a picotazos.

Y un año más llegó la estación del lenguaje nuevo, la primavera, y Mowgli se encontró por primera vez en su vida solo y triste, y lloró. Descubrió a lo lejos la aldea de los hombres. Vio el humo de las hogueras, oyó los cantos y las risas y sintió un gran deseo de acercarse.

Bagheera, Baloo, Kaa, Akela y Hathi le explicaron que cada uno debe vivir con los de su especie para ser feliz y que, como él era un hombre, debía vivir en la aldea. Le cantaron la canción de la despedida y le dijeron que quizá allí encontraría a su verdadera madre, y quizá..... También encontraría una compañera.

Al acercarse al poblado, Mowgli empezó a ver chicos y chicas como él, y no se sintió tan solo. Para él empezaba una nueva vida, pero nunca olvidaría a sus amigos.

Y Colorín Colorado

Para su desarrollo dentro del Juego Scout y como herramienta pedagógica usa el Libro de las Tierras Vírgenes o Libro de la Selva. La manada está formada por un grupo de chicos y chicas