viernes, 28 de septiembre de 2012

CUENTO BALLENATO


EL REINO DE LAS BALLENAS.  Pancho Aquino

Cuenta la leyenda que en un lugar lejano e inaccesible vivía la manada de ballenas más grande del mundo. Como todas las ballenas, nadaban y cazaban en mar abierto, pero su refugio secreto estaba en el centro de un círculo de islas, que tenía una única salida al mar. En su interior las aguas se mantenían serenas y eran ideales para el descanso y el cuidado de las crías. Dentro del grupo había un ballenato que, a pesar de su juventud. se destacaba por su valentía y destreza. Con inteligencia y picardía era capaz de resolver los problemas más difíciles y salir siempre triunfante. Era el mejor nadador, el que saltaba más alto y el más divertido.

Los mayores lo querían y respetaban. La manada vivía en paz y armonía hasta el día en que un delfín amigo trajo una noticia aterradora: un barco ballenero exploraba la zona, siguiendo la leyenda del reino de las ballenas, estaba anclado a unas pocas millas y habían enviado un bote en busca de la manada. Nerviosas y asustadas, las ballenas más viejas quisieron salir al mar abierto para sacrificarse, otras propusieron abandonar el lugar y alejarse hacia zonas más frías, todas hablaban al mismo tiempo, sin ponerse de acuerdo, entonces el joven ballenato dijo con fuerza: "No tengan miedo y no se muevan de aquí. Volveré pronto y todo seguirá como hasta hoy”. 

Dicho esto tomó la salida a gran velocidad y al avistar el bote de los cazadores hizo una pirueta en el aire para que lo vieran. Los hombres entusiasmados comenzaron a seguirlo, seguros de que los guiaría hasta al refugio escondido.

Pero el ballenato tenía otros planes. Jugando y saltando los fue llevando por otro camino, internándose en una zona de peligrosos arrecifes, donde el bote no tardó en naufragar.
Gracias a los salvavidas los pescadores flotaban en las heladas aguas pero estaban seguros de que su fin estaba próximo, cuando el ballenato se les acercó y les permitió que subieran a su lomo y nadando cuidadosamente los llevó de regreso al barco.

Era casi de noche cuando llegaron. Desde la cubierta los compañeros aplaudían el regreso, incrédulos ante el rescate de la ballena salvadora. Entonces el ballenato se sumergió y desapareció en las profundidades del mar.

Un tiempo después volvió el delfín trayendo noticias: los cazadores rescatados habían informado que no se avistaban ballenas en la zona, que los arrecifes hacían imposible la navegación y que estaban convencidos de que la leyenda del refugio secreto no era más que un cuento. Dijeron también que las ballenas eran los animales más buenos y cariñosos que habían conocido y que jamás volverían a cazarlas.

Así fue que nunca más hombre alguno se acercó al reino de las ballenas, que siguen viviendo felices, en su mundo de paz y armonía.

Y Colorín Colorado

lunes, 3 de septiembre de 2012

CUENTO BAÑADOR


EL CRÁTER DE LA ESPONJA, EL PATITO Y EL JABÓN. Kike el duende, escritor español. Cuentos infantiles. Extraído de libro “Desde los cráteres a la luna”

¿Qué nos puede gustar a los niños más que jugar en el agua? Pues jugar en el agua con la esponja, el patito y el jabón. Todas las noches me viene a buscar, sobre las nueve, la tortuga Tranquila. Me tiene preparado en el lago de la Tranquilidad el baño más fantástico y gracioso. Gracioso el oso de espuma que me invita a pasar, a esconderme en una bola de cristal llena de burbujas.

En ella ruedo camino abajo hasta llegar al lugar donde me espera, como todos los días, el baño. A las nueve en punto, como os dije, cuatro estrellas de la galaxia Andrómeda se acercan e iluminan todo este cráter, el que voy a llamar el cráter de la Esponja, el Patito y el Jabón.

Se deslizan estas estrellas muy suavemente sobre el cielo haciendo dibujitos para que yo los vea mientras me baño. Una escalera de césped está en la entrada, me dice Tranquila que baje a su lago. Tan solo tiene tres peldaños, tres anchos y gigantescos peldaños. En el primero hay una puerta, un letrero que pone “pasa” y, claro, paso.

Es la habitación de las esponjas, la madre esponja me lleva a un jardín donde juegan cientos de esponjas de todos los colores. La mamá esponja me dice que escoja una para mi baño, también me dice que cuando vaya al lago de la Tranquilidad que entre aquí y que elija la esponja que más me guste, siempre una distinta para que no tengan celos entre ellas.
En esta ocasión me inclino por una verde con forma de cangrejo, huele a menta y es suave como el terciopelo. Cuando cojo la esponja me doy cuenta de que se mueve, que está viva. Le pregunto cosas y me contesta. Bajamos las tres, Tranquila, la esponja y yo, al segundo escalón y veo otra puerta, también paso.
Aquí tan solo hay un pequeño patito de color amarillo melón, en cuanto me ve me da dos besos y se sube a mi mano. Me dice que le cante una canción. Con la esponja en una mano y el patito en la otra, bajo al tercer escalón, abro esta tercera puerta y me espera una tarta de jabón. Está cortada en cientos de trozos triangulares, de multitud de colores y olores.

Cojo un trozo amarillo olor a limón. Con la esponja, el patito y el jabón, me voy del tercer escalón, no sé como hago pero ya me encuentro toda desnudita en el lago. Las cuatro estrellas que me iluminan se acercan a la cocina y Luna descansa sentada en una esquina, Tranquila me hace la cena y yo pienso por qué no se baña conmigo, que pena.

Me dice Luna que lo importante del baño es: Chopf chopf Chapoteo en el agua, el jabón en la esponja se sienta y despacito, con uno o dos dedos, las dos cosas se mezclan. Chopf chopf  Con movimientos circulares, se frota la esponja, verde olor a menta, contra mi cuerpo, y no importa que tenga lunares. Chopf chopf El agua templada y flotando mucha espuma, la pongo en el pelo y también en la nariz, me cubro las manos y me sumerjo en un tris. Chopf chopof 

Para jugar, el patito, da muchas vueltas y cuando lo miro se queda quietito. Cuidado con los ojos, con los oídos y la nariz, que no entre el jabón porque no debe engañarnos que sea un trozo de tarta amarillo olor limón. Dejar que la esponja se esconda entre los dedos de los pies, debajo de los brazos y detrás de las orejas también. -Es hora de salir – me dice Tranquila, – y casi más importante que el baño es, te lo digo con cuidado:

El secado. Las estrellas se marchan y se acerca una toalla, me seca muy despacio de la cabeza a los pies, me pongo a hacer el pino y veo el mundo al revés. Unas zapatillas siempre a la salida y una bata, si puede ser, sabor a nata. El pelo bien seco para cuidar la garganta y, si vamos ya para cama, a esconderse bajo la manta.

Y Colorín Colorado ….