martes, 26 de noviembre de 2013

CUENTO LEGUMBRE

LAS HABICHUELAS MÁGICAS. Andersen, Hans Christian


Periquín vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña del bosque. Como con el tiempo fue empeorando la situación familiar, la madre determinó mandar a Periquín a la ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían. 

El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal, y se encontró con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas. -Son maravillosas -explicó aquel hombre-. Si te gustan, te las daré a cambio de la vaca. Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después se puso a llorar. Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se puso Periquín a trepar por la planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido. Entró en un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía un huevo de oro cada vez que él se lo mandaba. 
Esperó el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapó con ella. Llegó a las ramas de las habichuelas, y descolgándose, tocó el suelo y entró en la cabaña. La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Periquín tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante. Se escondió tras una cortina y pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolsón de cuero. En cuanto se durmió el gigante, salió Periquín y, recogiendo el talego de oro, echó a correr hacia la planta gigantesca y bajó a su casa. 

Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo. Sin embargo, llegó un día en que el bolsón de cuero del dinero quedó completamente vacío. Se cogió Periquín por tercera vez a las ramas de la planta, y fue escalándolas hasta llegar a la cima. Entonces vio al ogro guardar en un cajón una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro. Cuando el gigante salió de la estancia, cogió el niño la cajita prodigiosa y se la guardó. Desde su escondite vio Periquín que el gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante, mientras escuchaba aquella melodía, fue cayendo en el sueño poco a poco Apenas le vio así Periquín, cogió el arpa y echó a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquín, empezó a gritar: -Eh, señor amo, despierte usted, que me roban! 

Despertose sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores: -Señor amo, que me roban! Viendo lo que ocurría, el gigante salió en persecución de Periquín. Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que también el gigante descendía hacia él. No había tiempo que perder, y así que gritó Periquín a su madre, que estaba en casa preparando la comida: -Madre, tráigame el hacha en seguida, que me persigue el gigante! Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, cortó el tronco de la trágica habichuela. 

Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías, y Periquín y su madre vivieron felices con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro. 

Y Colorín colorado...

miércoles, 20 de noviembre de 2013

CUENTO COCODRILO


DICEN QUE ASÍ NACIÓ EL COCODRILO. Armida de la Vara

 En medio de la selva estaba tirado en tronco de cocotero. Hacía carios días que el huracán lo había tirado y así permanecía, temeroso de que vinieran los hombres con sus hachas a hacerlo pedacitos.

Una mañana calurosa se oyeron pisadas sobre la hojarasca. El tronco tembló de miedo, y tan grande fue su temblor que empezó a rodas hasta llegar a un pantano que estaba cerca. y pensó: "¡Qué bueno! Aquí puedo esconderme sin que los hombres me descubran".

Se acomodó entre el agua fangosa. Sólo cuando las pisadas de los hombres se alejaron, el tronco se atrevió a mirar para afuera.

Estaba tan bien ahí en lo húmedo, y hacía tanto calor en la selva, que decidió quedarse adentro un poco de tiempo. Y empezó a ponerse verdoso. La lama del agua iba quedándose entre sus escamas de árbol. Más tarde se dio cuenta de que iban naciéndole cuatro retoños, dos a cada lado del cuerpo.

-¡Qué bueno!- pensó-, ¡Creo que me estoy convirtiendo en animal! Buscaré un nombre que recuerdo mi origen. Me llamaré "cocodrilo".

Y  Colorín  Colorado
 

jueves, 14 de noviembre de 2013

CUENTO LLUVIOSO

GOTITA  DE LLUVIA. Ariela Victoria Espinoza. Curacaví – Chile


El cielo estaba totalmente cerrado nubes que amenazaban en cualquier momento se vendría una aluvión ,en casa de Tomasito ya se estaban preparando ,siempre que acontecía un suceso de esta magnitud era una oportunidad familiar para permanecer calentitos y muy unidos en torno a los cuentos de la abuelita o las ricas sopaipillas de la mama Susan. Papa Felipe muy temprano como siempre recolectaba leña en el inmenso patio contiguo a la casa, en esta oportunidad lo hacia a mayor velocidad, necesitarían leña seca durante todo ese día.. para mantener la chimenea y el fogón siempre activos entregando toda su calidez .


Mientras en otro lugar de aquella pequeña pero acogedora casa se encontraba Tomasito jugando con su perro Pulgas el cual ya habían entrado al ruego de el….¡papa pulgas se mojara y tendrá mucho frío, mejor deja que entre ¡el padre que no podía oponerse a las suplicas de su querido Tomasito accedió rápidamente advirtiendo….¡pero Tomasito procura que no desordene tanto para que mama no se moleste! ….mama Susan mientras preparaba la masa de aquellas reconocidas sopaipillas miraba el cuadro general de su familia su esposo recolectando leña , Tomasito jugando con pulgas su perrito regalón y los abuelos tomando mate en torno a una buena conversación de antaño.. respiraba tranquilidad y agradecimiento por aquel día.

Se sintieron como harte de magia las primeras precipitaciones de pequeñas bolitas cristalinas que se azotaban contra el techo casi desapercibidas por la mayoría menos para papa Felipe que tubo que detener su recolección de leña para entrar rápidamente a casa y dar la noticia ¡ya comenzó a llover! pulgas agito su cola.. mama Susan empezó a freír las exquisitas sopaipillas y los abuelitos se arrimaron más al fogón junto a Tomasito para comenzar las alucinantes historias que hacían volar la imaginación.

La venta principal de la casa, aquella que dejaba traslucir el radiante sol hoy seria el cristal por donde una pequeña gotita de lluvia aprendería lo hermoso de la vida.

Cayeron una tras otra al principio lentamente y cada vez más rápido todas unidas formaban la lluvia pequeñas cascadas de agua que se deslizaban por el techo, puertas, entre otro escondrijos que solo ella sabían alcanzar. Pero una gotita no quería formar parte de aquel maravillosos espectáculo se rehusaba a ser igual que las demás, se contuvo lo mas que pudo.. en su nube y pensaba ¡aguantare hasta que todas caigan! y ese será mi momento para deslizarme sola por aquella maravillosa venta, que puedo ver desde aquí arriba..y así sucedió cuando ya la mayoría había caído y solo quedaban apenas unas pocas gotitas ella se dejo caer spach se deslizo por aquel cristal que poseía algo maravilloso una imagen que nunca olvidaría en su recorrido lento por el cristal frío y resbaloso observo aquel cuadro perfecto, donde vio a Tomasito, pulga su perrito regalón, papa Felipe ,mama Susan y los abuelos compartiendo entorno a la calidez del hogar y la familia en total felicidad. En ese instante comprendió muchas cosas que suerte tienen las personas de poder tener estos momentos de total dicha y hacerlos perdurable todo lo que quieran.. lastima yo solo tengo minutos de existencia para poder disfrutar las cosas simples y hermosas de la vida, ahora entiendo todo; el amor es más cuando es compartido!

En ese momento sintió amor mientras su pequeño y cristalino cuerpo se deslizaba lentamente para perderse en el conjunto de gotitas que ya habían formado una pequeña poza bajo aquella ventana.

Y  Colorín  Colorado..

jueves, 7 de noviembre de 2013

EL  GLOBO  DORMILÓN. Versión  abreviada.  Cuentos  Infantiles-Org.


Era un hermoso parque con un estanque pequeño con patos y una fuente en el centro. En las tardes de otoño, el viento arrastraba las hojas secas y los  niños corrían. Los ancianos se sentaban en los bancos para dar migas a las palomas.

Parecía que el tiempo no existía en aquel parque y los niños pasaban las horas entretenidos con sus juegos.

Un payaso vendía globos de colores, rodeado por niños que lo veían inflar sus globos con helio. Y los globos quedaban flotando en el aire, tan sólo sujetos por el cordel. Los niños hacían colas para comprar sus globos y cuando un globo se le escapaba, gritaban maravillados disfrutando del espectáculo.


Globi era un globito fuerte porque lo habían llenado con mucho helio, su color era azul muy hermoso. Era sumamente curioso y no podía quedarse quieto, tanto que cuando un  niño  quiso comprarlo y el payaso lo liberó del manojo de globos, Globi se soltó y salió volando hacia el cielo. El payaso no podía hacer nada para atraparlo, por eso el globo se marchó libremente en busca de aventuras.

Globi anduvo dando vueltas hasta que su cordel quedó atrapado en el alero de un tejado. Intentó salir de allí, pero fue en vano.

Muy cerca del alero había una ventana enorme, Globi pudo llegar hasta ella inclinándose un poquito. Vio cómo jugaban unos niños dentro de la casa. Estuvo horas viendo a los pequeños, hasta que finalmente se quedó dormido.

Pasaron varios días igual, él los veía jugar y sentía alegría por ello, pero también sentía un poquito de envidia por no poder jugar con ellos. Se movía de un lado a otro para llamar su atención, pero no conseguía que lo vieran. Dormía mucho para juntar fuerzas para moverse más. Pero seguía cansado sin que lo vieran.

Un día hizo tanta fuerza para que lo vieran, que se pinchó en un clavito que había en la ventana. Esto hizo que saliera con tanta fuerza que el cordel se soltó de su amarre y el globo se elevó rápidamente.

Globi sabía que le quedaba poco aire, entonces se elevó más y más, como para tocar las nubes. Se elevó sobre las casas, sobre el campanario de la iglesia. Seguía, perdiéndose en la lejanía. Luego de un tiempo, ya no pudo volver a verse. Se perdió para siempre en el atardecer y seguramente está junto a las  estrellas, haciendo mimos a la luna.

Y  Colorín  Colorado