Una ranita muy bella quería enamorarse
Pero el amor no llegaba, comenzaba a preocuparse.
Los días pasaban lentos, no era como en los cuentos.
El príncipe no llegaba, y la ranita esperaba.
La mamá muy preocupada a su hijita preguntaba:
“Siendo rana como eres ¿Por qué un príncipe quieres?”
“Para ser los dos felices Y comer muchas perdices”
Hasta que un día por fin, lo conoció en el jardín.
¡Hermosa equivocación cometió su corazón!
¡No era un príncipe encantado!
Sólo un sapo enamorado.
Pera ya nada importaba porque estaba enamorada.
Aprendió que el corazón poco sabe de razón
Príncipe, sapo o perdiz lo importante es ser feliz.
Y Colorín Colorado
Un placer aterrizar en tu blog de cuentos
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