miércoles, 20 de junio de 2012

CUENTO CONTADOR DE CUENTOS


CUENTO DEL REINO DE LOS CUENTOS DE HADAS. Tomado de la Red. Blog. Zona Iluminada. 

Erase una vez un reino encantado llamado el reino de los cuentos de donde de las flores brotaban cuentos y de las palabras de sus habitantes emanaban raudales de fantasía e imaginación que tenían encandilados a los niños que habitaban ese lugar tan especial.

Los cuentos tomaban las calles de esa población de cuento de hadas, abrazada por un bosque y un valle de tal belleza que monarcas de los alrededores solían visitar fascinados por la fantástica vibración y encanto que se sentía en cada paso.
El lugar más atareado del lugar era la imprenta la cual echaba chispas y trabajaba a toda prisa para dar respuesta a la demanda literaria de las gentes para leer cuentos para sus nietos con el calor de la lumbre de hogares bañados de estrellas y repletos de inocencia infantil.

Los cuentos representaban el cultivo de la parte espiritual e intuitiva a la que los niños siempre están receptivos. Un trovador del reino siempre llevaba libros en sus viajes y cantaba y representaba a sus personajes en otros lares. Una vez una hermosa princesa quedó tan fascinada con estos relatos de hadas, duendes, animalitos y otros personajes mágicos que creó amplios jardines para que los seres alados se instalaran en ellos y susurraran a los niños historias de luz que les hiciera bailar el alma. Esos jardines se asemejaban a paraísos naturales donde estanques con patos y arboledas de ensueño se enseñorearon del lugar. Sucedió que los cuentos del reino de los cuentos se escaparon a los fantásticos jardines de este reino que los acogió con amor e ilusión.

El monarca del reino de los cuentos se quedó desesperanzado pues los más fructíferos creadores de cuentos también partieron hacia esos jardines divinos donde las palabras corrían tras los niños. Triste y desolado el monarca lloró tanto que una hada se acercó a él y le dijo: -Aferrarse y depender de elementos de nuestro entorno acaba revelándonos nuestras debilidades. Todos somos creativos y ésta fluye libremente del corazón. Toma pluma y papel e intenta escribir cuentos. Yo te ayudaré y te soplaré sabiduría hadada con el poder de despertar a los niños.

El monarca se fue a la imprenta entonces vacía y con las máquinas paradas para abrir su corazón a su pluma la cual parecía haber cobrado vida pues no paraba de escribir y escribir. Numerosas historias empezaron a salir de los dedos de ese monarca de corazón abierto, revelándole la verdad de que en nuestro interior existe un foco infinito de un talento único e innato que asombrosas circunstancias del entorno se encargarán de que aflore a la luz. Las historias del monarca llegaron tan lejos que revitalizó la creatividad de ese reino de los cuentos perdidos para convertirse en el reino de los cuentos nacidos del corazón. 

Los niños se apelotonaban para poder disfrutar en la escucha atenta de esos cuentos de su rey. Este monarca imprimió tal pasión y devoción en su recién descubierto talento que contagió rápidamente a su entorno y sorprendemente incluso los mismos niños escribían cuentos dando lugar a un notable cuerpo de contadores de cuentos cuyos relatos arrasaban allá por donde eran contados. Estos cuentos llegaron incluso a los jardines de la princesa, empezando a competir con el nuevo cuerpo de contadores de cuentos. 

Un día el hada que antaño se había aparecido ante el rey le dijo: ¿Por qué competir cuando podéis completaros los unos con los otros, colaborando y compartiendo conocimientos para disfrutarlos con los demás?

El rey contactó con la princesa y de inmediato el cuerpo de contadores de cuentos trabajó en equipo con los seres alados que habitaban los jardines y, de este modo, comenzó un pacto de una fructífera colaboración entre el reino de los humanos y el reino de los seres de luz como las hadas, los elfos, los duendes y los gnomos. Este pacto todavía hoy continúa vigente y si alguna hada está cerca de ti, te guiará hacia esos reinos, reinos reales donde los cuentos infantiles cobran vida en cada palabra.  

Y Colorín Colorado 

lunes, 11 de junio de 2012

CUENTO OBEDIENTE


MICAELA Y EL HADA DE LA OBEDIENCIA. Fabiola Osorio Domínguez

Este es el país de los cuentos, hoy Micaela ha llegado hasta aquí buscando algo, ¿qué será? ¡Hola, soy Micaela! Hola, respondió el ratón Brillo Dorado, mientras apuntaba en su libreta de notas con su gran lápiz también dorado.

¿Qué haces? –preguntó Micaela.  

Tengo que anotar a todos los visitantes. Eres la visitante número 3. - ¿Número 3?, pensé que aquí venían muchos niños y niñas de todo el mundo. - Tienes razón, en realidad ese es mi número favorito, ji, ji, ji, se rió Brillo Dorado.

¿Y qué haces por aquí?, este es un lugar muy lejano. - Mamá me ha enviado, estoy buscando al Hada de la Obediencia, necesito hablar con ella. Pues hoy es tu día de suerte, yo te llevaré, dijo Brillo Dorado. Es así como juntos emprendieron el viaje. Subieron sobre unas nubes que los transportaron por el cielo y durante el trayecto adoptaban diversas formas, ¡eran hermosas!

Luego bajaron cerca de un río con aguas cristalinas, treparon sobre una hoja de eucalipto se dejaron llevar por las aguas hasta la próxima orilla, ¡Todo era muy divertido! Al final del camino había un castillo muy pequeñito, y Brillo Dorado dijo: Aquí es, ya llegamos, yo puedo entrar porque soy pequeño, pero tú necesitas pasar por la prueba de la humildad.

¿Cómo es eso? – preguntó Micaela. – Sólo párate frente a la puerta y si tu corazón tiene dentro el sentimiento de humildad te harás pequeña y podrás entrar.  ¿Y si no resulta?, tengo miedo Brillo Dorado –dijo Micaela. 

 No te preocupes, eres una buena niña. Todo saldrá bien. Entonces Micaela se paró frente a la puerta del pequeño castillo y de pronto, como por arte de magia, se hizo tan pequeña que pudo entrar fácilmente. - Qué bueno, ya estamos adentro, -se alegró Micaela-, vamos a buscar al hada de la Obediencia, amigo ratoncillo.
En medio de un gran altar estaba el Hada, con una sonrisa hermosa. 

Hola, Micaela, ¿Qué te trae por aquí?, -preguntó el Hada. ¿Cómo está usted, señora Hada?, necesito saber el secreto de la obediencia, pues me está resultando difícil ser obediente con mamá.Es fácil, querida amiga. ¿Recuerdas las nubes que te trajeron y el río en el que navegaste hasta acá? Pues ser obediente es ser como las nubes que pasan adoptando la forma que el viento les da, son hermosas y pueden ir fácilmente a cualquier lugar. 

También ser obediente es ser como el agua que fluye, que corre hacia abajo y llega al océano.
El que es obediente tiene ventaja ante Dios, no es una tarea fácil pero te ayudará mucho a escuchar y aceptar las opiniones de los demás.

Luego le dio un abrazo a Micaela y salió por la ventana. Micaela en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en su cuarto. Ese día había aprendido mucho. 

Y Colorín Colorado