lunes, 29 de diciembre de 2014

CUENTO DE AÑO VIEJO

UN  AÑO NUEVO. Pancho Aquino

Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

- ¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado.
Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad...- contesta el ángel más viejo.

Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.

Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles.

¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? - pregunta el anciano.

Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta 1os últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía: "Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.


Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.

Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".

Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.


Y Colorín colorado el cuento y el 2014 han terminado!

lunes, 22 de diciembre de 2014

CUENTO MULTI NAVIDAD

UNA NAVIDAD EN EL BOSQUE. Helena López-Casares Pertusa - España

Erase una vez un bonito pueblo en medio de un frondoso y colorido bosque habitado por unos alegres animales. Cada año, con la caída de las primeras nieves y la llegada de las estrellas de luz, se reunían en torno al Gran Árbol para preparar la Navidad y conocer una de las noticias más esperadas de la temporada. Todas las actividades que realizaban en aquella Época tenían como objetivo la convivencia, el fomento de la amistad y la diversión. El concurso de cocina, organizado por la Señora Ardilla, hacía las delicias de los más comilones, pues los platos presentados eran degustados al finalizar la competición. Los más pequeños participaban en la tradicional Carrera de Hielo, que tenía lugar en el lago helado y acudían cada tarde a los ensayos de la Señorita Ciervo, que era la encargada del coro que alegraba con sus villancicos todos los rincones del bosque. 

Y, por supuesto, estaba lo mejor noche de todas: la Nochebuena, en la que se representaba una obra de teatro que tenía como tema central la amistad. El Señor Búho, como director de la escuela de teatro, seleccionaba una pieza de entre todas las que enviaban los animales aspirantes a ser los elegidos para llenar de paz los corazones de los habitantes del bosque, pero ese año: - Bienvenidos todos a la reunión preparatoria de la Navidad, dijo el Señor Búho posado en la rama más robusta del Gran Árbol. Este año, la elección de la obra ha estado muy reñida porque todas las propuestas eran de gran calidad, pero había que elegir un ganador. Así que sin más demora demos un aplauso al Sr. Conejo, autor de la obra ganadora “Salvemos el bosque”. - Gracias, gracias, es un honor para mí, exclamaba Conejo entre aplausos. - Bien, pues ya sabéis que mañana a las diez daremos comienzo a las pruebas de selección. Rogamos puntualidad a los interesados, concluyó el Sr. Búho. Al día siguiente, a la hora convenida, comenzó la selección. Al ser un musical, las pruebas se centraron en las habilidades de canto y baile, pues eran requisitos imprescindibles. La obra contaba la trama de un guardabosque que debía salvar la flora de un malvado leñador, obsesionado con cortar un Árbol milenario y arrasar todo lo que se pusiera en su camino. 

En su lucha por preservar el entorno natural, el guardabosque contaba la inestimable ayuda de un girasol y de un lirio que ponían su astucia al servicio de la noble causa. Tras varias horas, los papeles quedaron repartidos de la siguiente manera: el Sr. Oso haría de guardabosques, Castor sería el vil leñador, la Sra. Pata representaría al girasol, y la Sra. Lince, al lirio. Al principio todo marchaba estupendamente, los actores estaban contentos con sus papeles y trabajaban duro para perfeccionar sus actuaciones, hasta que hizo su aparición el peor de los fantasmas: la envidia. - Sr. Conejo, creo que Castor tendría que tener un poco más de protagonismo. El leñador está lleno de matices y podríamos crear unos espectaculares efectos especiales que dejarían al público boquiabierto, dijo el Sr. Búho en uno de los ensayos. -Sí, puede que tengas razón y deba retocar el texto para darle más peso a Castor. 

Podemos hacer un juego de luces y sombras cada vez que aparezca y realzar su papel. Ante estas palabras Castor se puso muy contento, pues estaba muy ilusionado con la obra, pero Oso no lo vio con los mismos ojos. Si a Castor le daban más protagonismo, eso significaba que él dejaría de ser el protagonista absoluto, y eso no le gustó nada. El ensayo del día siguiente fue un caos. En lugar de avanzar, daban pasos hacia atrás. Oso no colaboraba y Castor, que se había dado cuenta de lo que estaba pasando, estuvo muy arisco. Por si fuera poco, el vestuario también había sido fuente de conflictos entre las chicas. La Sra. Pata consideraba que el vestido de la Sra. Lince era más llamativo y que debían haberlo echado a suertes. La tensión en el escenario se podía cortar y desastre no se hizo esperar, y durante el ensayo de la escena final, que reunía a todos los actores en el escenario para interpretar el número final comenzaron a empujarse unos a otros con tal brío que parte del decorado se rompió. - Orden, orden, pero bueno ¿qué pasa? preguntó Conejo encolerizado. Habéis echado a perder el trabajo de varios días y de todos los que han colaborado en la puesta en escena. Quedan sólo dos días para Nochebuena, pero si tuviéramos más tiempo os echaría a todos de la obra. Se acabó el ensayo por hoy. 

Conejo estaba rabioso, no entendía nada. Pero ¿cómo podían pelearse por una cosa así? Al día siguiente los habitantes se despertaron siendo testigos de un acontecimiento terrible: la nieve había desaparecido y las estrellas de luz se habían apagado. ¿Cómo era posible? Asustados, los animales se congregaron alrededor del Gran Árbol, en busca del sabio consejo del Sr. Búho. - Queridos habitantes del bosque, el espíritu de la Navidad se ha ido, sentenció Búho. - ¿Y cómo podemos hacer que vuelva? preguntó asustada la Sra. Ardilla. - Nos vamos a quedar sin Navidad, se oyó decir a un lobezno. - Hoy es un día muy triste. La envidia ha desatado unas reacciones negativas en cadena. La nieve se ha derretido, las estrellas han dejado de lucir y la obra de teatro peligra. Oso estaba escuchando tras un arbusto y tenía miedo a salir porque sabía que era el desencadenante de la situación, pero había que ser valiente y afrontar las consecuencias de los propios actos, así que se decidió a salir. - Lo siento mucho. Si hay algún culpable, ése soy yo. Me cegó la envidia. ¿Qué puedo hacer para enmendar mi error? - No, no tienes por qué cargar con las culpas tú sólo, yo también he contribuido con mi mal comportamiento. Si sirve de algo yo también lo siento, se lamentó Castor. - Si te hace ilusión, te cambio el vestido, me importa más tu amistad que un trozo de tela, exclamó la Sra. Lince dándole un abrazo a la Sra. Pata. - Mirad, ¡está nevando! gritó con entusiasmo una voz. - Sí y parece que en el cielo brillan de nuevo las estrellas. ¡El espíritu de la Navidad ha vuelto!, se oyó. 

Ese año, la Navidad se vivió con mucha intensidad en el bosque, al fin y al cabo estuvieron a punto de perderla para siempre. Habían aprendido la lección y ahora sabían que la envidia cegaba y tenía unos efectos muy negativos que no se podían controlar. Así que para que no se les olvidara nunca construyeron una gran placa de madera que colgaron del Gran Árbol. En ella se podía leer la siguiente inscripción: "El tesoro más valioso que posees es la amistad, cuídalo todos los días y crecerá". 

Y Colorín Colorado....

miércoles, 17 de diciembre de 2014

CUENTO ESTRELLA DE NAVIDAD

UNA MISIÓN MUY ESPECIAL.  Tomado  de  la  red. 


Mamá estrella llamó con urgencia a sus 3 hijas, eran tres estrellas brillantes del cielo. Hijas, tengo una misión muy especial para una de vosotras, no puede ir cualquiera, es una misión muy importante, y la estrella que vaya no puede equivocarse; debe saber muy bien el camino, pues si se perdiera sería una catástrofe; debe ser trabajadora y no dormirse, ya que no puede llegar tarde y por supuesto debe realizar el trabajo con alegría pues es la misión más especial que jamás tuvo una estrella.

Yo iré! -dijo la más grande- Soy la mayor y la que más viajes ha hecho, nunca me pierdo aprendo rápido el camino pronto estaré de vuelta para contaros mi aventura. No, iré yo! -dijo la mediana- Soy la más guapa y para una misión tan importante es mejor que yo represente a la familia, así todos quedarán con la boca abierta al verme. Y tú, -dijo mamá estrella mirando a la más pequeña- ¿es que tú no quieres ir? La estrella más pequeña agacho la cabeza y dijo: Mami, yo soy la más pequeña, apenas he viajado, no me conozco el cielo, puedo perderme y estropearlo todo, tampoco soy la más guapa, igual cuando llegue, se ríen de mí.

Mamá estrella se quedó un minuto pensando.... ¡Cerrar los ojos! - les ordenó.- ¡¡Ahora mirar con el corazón!! ¿Qué veis? Yo veo el camino por el que tengo que ir, es un camino largo pero pronto estaré de vuelta -dijo la mayor.- Yo veo a mis amigas y hermanas felicitándome por lo bien que he hecho la misión -dijo la mediana-

Yo veo un niño -dijo la pequeña- un niño muy lindo que acaba de nacer. Entonces mamá estrella sonrió satisfecha. ¡Irás tu! -dijo señalando a la pequeña-. ¡Yo! ¿Estás segura? ¡Sí! - solo tienes que cerrar los ojos y ver con el corazón, él te guiará y se enseñará el camino, el te dirá como llegar, se animará para que continúes y te dará la alegría que necesitas para hacerlo muy bien.

Porque solo un corazón humilde y generoso como el tuyo puede hacerlo. Y así fue como mamá estrella envió a su hija pequeña a cumplir con la misión más especial que jamás tuvo una estrella.

¿Sabes qué misión fue?..La de guiar a los tres reyes magos hacia el portal de Belén, donde nació el Niño Dios.

Y Colorín Colorado
http://youtu.be/rKpeYzjR9Tc

miércoles, 10 de diciembre de 2014

CUENTO FUEGO NAVIDEÑO

LA  VENDEDORA  DE  FÓSFOROS.  Hans Christian Andersen

¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos. Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas. 

La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña. Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. 

El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien! Pero todo acaba en el mundo. 

La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría. Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico pesebre: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo. 

-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios". Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante. -¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento! Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios. 

Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser acurrucado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo. -¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien. Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.

Y colorín colorado ...

miércoles, 3 de diciembre de 2014

COCINA NAVIDEÑA

EL COCINERO NAVIDEÑO. Tatiana Suárez - afuegolento.com

Este cuento relata la historia de un cocinero que tenía que preparar una deliciosa y sabrosa cena de Nochebuena. Siempre se le ocurrían ideas brillantes, pero había trabajado tanto los meses anteriores que no estaba nada inspirado; precisamente perdió su imaginación en un momento tan importante del año como es la Navidad. Se pasaba el día ideando menús navideños, pero ninguno de ellos lograba satisfacerle. Y entre menú y menú desechado, llegó la víspera de Navidad.

Tan cansado estaba el cocinero, que se quedó profundamente dormido en la mesa de la cocina rodeado de libros y cuadernos de recetas. En sueños, se vio a sí mismo convertido en Papá Noel, con un abultado saco al hombro y viajando a bordo de un trineo que se deslizaba tirado por una fuerza invisible, sin ciervos ni renos. No sabía hacia donde se dirigía pero parecía que el trineo sí sabía cuál era su lugar de destino.

Finalmente, el trineo se detuvo ante la puerta de una rústica casita en el bosque, de cuya chimenea escapaba un inmaculado y cálido humo blanco. Llamó a la puerta y ésta se abrió inmediatamente, pero nadie apareció tras ella. El cocinero entró y se encontró un salón con decorado navideño, lo que le provocó una profunda y tierna sensación hogareña. Allí había una chimenea encendida que iluminaba toda la habitación con sus llamas y de ella colgaban varios calcetines que esperaban a estar llenos de regalos. En el centro del comedor había una acogedora mesa, con velas encendidas y con todo dispuesto para ser cubierta con ricos manjares. En la casita no había nadie pero, sin embargo, se sentía acompañado por presencias invisibles.

Depositó el saco en el suelo y empezó a latir su corazón a gran velocidad y a temblarle las manos mientras abría la bolsa que no sabía lo que contenía sentado en una mullida butaca junto a la chimenea. Lo primero que apareció fue una bella sopera con una reconfortante sopa de crema, hecha con una gallina entera, aderezada con unos diminutos dados de su pechuga. Levantó la tapa y una oleada de vapor repleto de aromas empañó sus gafas. Después, un dorado y casi líquido queso Camembert hecho al horno, con aromas de ajo y vino blanco, acompañado de un crujiente pan hizo que su boca se llenara de agua; hundió la nariz en él y lo depositó sobre la mesa. Su tercer hallazgo fue una pierna de cerdo rellena con ciruelas pasas y beicon ahumado que venía acompañada de un sinfín de guarniciones, cada cual más apetitosas: cremoso puré de patata aromatizado con aceite de ajo y con mostaza, salsas agridulces y chutneys irresistibles, compota de manzana con vinagre y miel... ¡de ensueño!

Dispuso la inmensa fuente en el centro de la mesa y aspiró los intensos aromas que aquella sinfonía de contrastes culinarios le ofrecía. En un rincón del salón, reparó en una mesita auxiliar dispuesta para los postres y allí colocó un crujiente strudel de manzana y nueces y una espectacular anguila de mazapán, una dulcera de cristal que albergaba una deliciosa compota de Navidad al Oporto y un insólito helado de polvorones.

Apenas podía creer lo que estaba sucediendo, se sentía embargado por la emoción. El menú tocaba a su fin y comprendió que era hora de abandonar aquella cálida casita, para dejar que sus moradores disfrutaran en la intimidad de las exquisitas viandas que había traído en su saco. Pensó que los manjares se enfriarían si no lo hacían pronto, pero comprendió que el calor, material y espiritual, que invadía todos y cada uno de los rincones de la estancia se encargaría de mantenerlos a la temperatura adecuada. Como toque final a su visita, llenó los calcetines de la chimenea con figuritas de mazapán, polvorones y turrones, que sin duda harían las delicias de los niños... y de los menos niños.


Le despertó el borboteo de un caldo que había dejado en el fuego y que amenazaba con desbordar el puchero. Era ya de madrugada, pero aún tenía tiempo de ponerse manos a la obra y elaborar el menú de la casita del bosque. La fuerza invisible que guiaba el trineo no era otra cosa que el amor que el cocinero sentía por el mundo de la cocina.

Y Colorín Colorado

lunes, 24 de noviembre de 2014

CUENTO AMOROSO

EL DUENDE ENAMORADO. Cuentos Irlanda

Un día el duende Coll salió a pasear por el bosque. De pronto se encontró con un hada maléfica, llamada Áine.

Ella estaba transformada en una bella duende, tenía un hermoso vestido rosa lleno de volados. Su cabello negro con rizos, caían sobre su pecho como azabache. El hada no sabía que Coll, tenía el don de descubrir quién era ella. Estaba tan embelesado con su hermosura, que le propuso acompañarla para estar más tiempo con ella. Ánie charlaba con Coll, se sentaron sobre un tronco y el tiempo pasaba.

Cuando pasaban por un claro, flotando en un árbol se encontraba la Reina de las Hadas Maléficas; quien al verla le realizó un maleficio de transformándola en una Urraca. Coll al ver esto, fue corriendo a ver a la Reina de las Hadas protectoras; para pedir por su amor. Ella le respondió que solamente podía transformarla de nuevo en duende, si él la encontraba con su corazón. Si así sucedía y la mantenía en sus manos, nuevamente estarían juntos y ella se libraría de su maleficio.

Así fue recorrió por días el bosque, vio pájaros de varios colores, animales a cuales le preguntó y ninguno había visto una Urraca. De pronto y cuando menos lo pensó, sintió en su corazón un fuerte latido. Si!!!, allí estaba posada en el tronco; donde ellos había charlado tanto tiempo hacía unos días.

Como le dijo la Reina de las Hadas, la tomó entre sus manos y le dijo que se había enamorado de ella. El hechizo desapareció y Áine, se transformó de nuevo en una bella duende; liberándose de ser un hada maléfica.


Y Colorín Colorado

El poder del amor transforma el interior de las personas, como una fuente inagotable de felicidad.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

CUENTO LOBITO

EL LIBRO DE LA SELVA. Rudyard Kipling

Un lobo encontró llorando en la selva a un cachorro de hombre que había sido abandonado. Lo llevó a su guardia y la loba lo crió junto con sus lobatos. Lo llamaron Mowgli. 

Un día Shere Khan, el temido tigre, se asomó a la guarida y prometió comerse a Mowgli al menor descuido, pues odiaba a los hombres. Akela, el lobo gris, Bagheera, la pantera negra, y Baloo, el sabio oso, enseñaron al niño los secretos de la selva. Y Mowgli aprendió el idioma de los animales, a nadar, correr y trepar. 

Una tarde, los monos charlatanes lo raptaron y lo llevaron a la ciudad antigua. Después de una larga pelea, Baloo, Bagheera y Kaa, la pitón, que hipnotizaba con su danza, lo rescataron. 

Pasó el tiempo. Un día, el tigre Shere Khan reapareció más fiero que nunca, dispuesto a cumplir su promesa de despedazar al cachorro de hombre. Pero Mowgli ya no era un ser indefenso: mandó a dos manadas de búfalos contra él, y el tigre murió aplastado. Así fue como el cachorro de hombre, junto a su amigo el elefante Hathi, se convirtió en el nuevo rey de la selva.

Todos le respetaban y temían. Una vez invadió la selva una jauría de perros salvajes hambrientos, que mataban a todos los animales que encontraban a su paso. Mowgli los desvió a los dominios del pueblo diminuto, habitado por innumerables abejas que los acribillaron a picotazos.

Y un año más llegó la estación del lenguaje nuevo, la primavera, y Mowgli se encontró por primera vez en su vida solo y triste, y lloró. Descubrió a lo lejos la aldea de los hombres. Vio el humo de las hogueras, oyó los cantos y las risas y sintió un gran deseo de acercarse.

Bagheera, Baloo, Kaa, Akela y Hathi le explicaron que cada uno debe vivir con los de su especie para ser feliz y que, como él era un hombre, debía vivir en la aldea. Le cantaron la canción de la despedida y le dijeron que quizá allí encontraría a su verdadera madre, y quizá..... También encontraría una compañera. 

Al acercarse al poblado, Mowgli empezó a ver chicos y chicas como él, y no se sintió tan solo. Para él empezaba una nueva vida, pero nunca olvidaría a sus amigos.


Y Colorín Colorado

sábado, 8 de noviembre de 2014

CUENTO SOÑADOR

LA ATRAPASUEÑOS Y EL HACEDOR DE ESTRELLAS. Escritora de cuentos y poesías infantiles de México.


“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe un lugar en el que nacen los sueños”.

Más allá del último horizonte, donde la luz se convierte en una interminable cascada que lo baña todo, existe un lugar llamado Mizar, que es el hogar de un hermoso ángel llamado Illumine, y ella pasa sus días y sus noches cuidando y manteniendo a salvo los sueños de todos los seres vivientes. Todo en Mizar está hecho de sueños, todo lo que has imaginado, cada color, o escenario, cada sonido y palabra se encuentra en este lugar. Todas las musas que los hombres conocen habitan ahí, y juegan con los sueños de los niños, y también sueñan con los sueños que los hombres convertirán en realidad.

En Mizar todos conocen y aman a Illumine, ángel de los sueños, pero la llaman “la atrapa sueños” porque cuando alguien tiene un mal sueño, uno de ésos lleno de miedo o tristeza, Illumine los atrapa en el aire y los lleva a un antiquísimo mar llamado Akilá, en cuyas aguas púrpulas, cristalinas y puras aquellos sueños se limpian y se convierten en la arena plateada que cubre la costa; pero ésta no es la única tarea que lleva a cabo la atrapa sueños; ella también vuela cada noche a través de los mundos para inspirar sueños placenteros y calmar nuestros corazones y mentes, así que cada noche en nuestros sueños todos viajamos a Mizar y hacemos que ese lugar sea más grande, alto y brillante ...


“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe un lugar en el que nunca has estado, pero es el lugar en que tu corazón fue creado”.

Sobre la montaña más alta de Mizar se levanta un magnífico castillo, en cuya torre habita otro poderoso ángel llamado Vermalion, éste ángel también es un mago, un alquimista y todo un artista; todo lo que Vermalion toca se convierte en una gran obra de arte. Entre interminables filas de libros y cientos de frascos que contienen todo tipo de coloridas pociones, esencias, rocas y cosas que sólo podrías ver en tus más excéntricas fantasías, encontrarás al gran Vermalion trabajando en un nuevo proyecto; pero lo que más ama hacer éste ángel es hacer estrellas ... es un trabajo muy laborioso, pero cuando está terminado, los resultados son sorprendentes ... Aries, las Hiadas, Aldebarán, Tauro ... ¿alguno de estos nombres te suena familiar? Todas éstas constelaciones y más, muchas más fueron hechas por el gran Vermalion, mejor conocido como “el hacedor de estrellas” él es quien ha iluminado el cielo nocturno... bueno, no sólo el nuestro, sino todos los cielos en donde quiera que haya uno.

“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos hay un ángel que jamás permitiría que te perdieras”.

La vida transcurría pacífica y feliz en Mizar, con todo mundo haciendo su mejor esfuerzo para inspirar a la mente humana con cosas hermosas y todo aquello que es bueno, creativo y puro; pero un día un trueno ensordecedor sacudió el suelo de Mizar, nunca antes algo como eso había sucedido, y las musas, las hadas, los gnomos, elfos, ángeles y todas las criaturas que creemos imaginarias se reunieron en e castillo de Vermalion para descubrir que era lo que habían escuchado.

Y justo frente a sus ojos, parado en una esquina del lugar hallaron a un pequeño mirándolos con gran curiosidad. ¡Bienvenido a Mizar! –exclamaron todos - ¿Dónde estoy? Este es el lugar donde nacen los sueños –dijo la atrapa sueños, ¿Estoy durmiendo? Así es ... y al mismo tiempo no - No comprendo - Estás soñando mi pequeño –dijo el hacedor de estrellas– pero no todos pueden soñar el camino hasta aquí ... tienes un espíritu muy fuerte ... y una mente ávida. - ¿Eres un ángel? - Si, lo soy, mi nombre es Vermalion ... y el tuyo es Orión ¿no es así? - ¡¿Como lo sabes!? - Puedo verlo escrito en tus ojos, y has venido hasta aquí buscando respuestas ... ¿estoy en lo correcto pequeño Orión? - ... sí ...

Vermalion, Illumine y Orión comenzaron a caminar a lo largo de la costa, contemplando las doce bellísimas lunas llenas en el cielo de Mizar, mientras sentían las cálidas olas púrpuras bañando sus pies. - ¿Qué te ha traído hasta aquí mi pequeño? –preguntó Illumine– - soy demasiado curioso ... al menos eso dice mi mamá ... verán, hace un año traté de contar todas las estrellas ... porque creí que sería sencillo, pero luego noté que cada día hay más y más estrellas; así que leí muchos libros y supe que hay cientos de millones de ellas ... ¡y eso es sólo en nuestra galaxia! ¡Y sólo Dios sabe cuántas galaxias hay por ahí! Pero luego me di cuenta que no sabía de dónde vienen las estrellas... así que busqué y busqué, y leí e investigué, y pregunté... y todos dijeron que las estrellas son rocas hechas de minerales y hielo y otras cosas... pero... eso no tiene mucho sentido para mí... ¿de verdad las estrellas sólo son un montón de rocas encendidas flotando en el espacio exterior? - Puedo ver que eres muy curioso pequeño Orión ... y es una actitud que te llevará a lugares que nunca imaginaste, tu creatividad e imaginación te han traído hasta aquí, y te prometo que obtendrás la respuesta que buscas, pero primero, déjame mostrarte un secreto.

Entonces los dos ángeles comenzaron a mostrarle al niño el mundo de Mizar, y le revelaron las grandes refulgentes montañas rojas de Igne que estaban hechas con los pensamientos de amor de todos aquellos que han partido de nuestro mundo, porque el amor nunca muere, jamás se desvanece, es infinito; el amor continúa creciendo... justo como aquellas montañas que se hacen más altas cada vez que alguien piensa en aquellos a quienes ama. Entonces los nuevos amigos caminaron hasta el valle de Telesmi, donde habitan todas las criaturas que la mente humana ha imaginado; todas las hadas, unicornios, sirenas y los amigos imaginarios que hemos tenido viven toda clase de aventuras, porque es nuestro valor y nuestra fuerza lo que les ha dado la chispa de la vida.

“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos existe la prueba de que el amor y la vida continúan haciéndose fuertes”.

Después de observar bien la belleza de Mizar, Orión notó algo peculiar, parecía que mientras más caminaban más paisajes y caminos aparecían. - ¡Éste lugar es infinito! ¡como las estrellas! - Infinito ... así es –dijo la atrapa sueños– y toda esta belleza ha sido obra tuya muy pequeño. - ¿Cómo puede ser posible? - Querías saber de dónde vienen las estrellas –dijo Vermalion– ¡Y ésta es la respuesta! Cada vez que los humanos sueñan o piensan en algo hermoso, Illumine, la atrapa sueños, lleva ésos sueños brillantes, coloridos, placenteros y alegres conmigo y yo les doy forma y les doy un lugar en el espacio exterior para que cada humano pueda ver lo que quieren hacer, y cuando un sueño se hace realidad se convierte en una estrella fugaz... y cuando alguien la ve y pide un deseo, otra estrella nace. - ¡Vaya! ¡significa que las estrellas están hechas de sueños!


- Eso es correcto mi pequeño, y arden porque están hechas con toda la pasión de la vida, y todo el amor de aquellos que soñaron algo bueno; y nuestro amado hogar, Mizar, crece gracias a aquellos espíritus como el tuyo, llenos de vida, creatividad y fe, así que por ello las estrellas son infinitas. - ¿Pero es cierto lo que mucha gente dice de los sueños? - ¿Qué dicen mi pequeño? - Que los sueños son tontos e inútiles - Tu corazón ya sabe la respuesta ...

“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe alguien iluminando el cielo para que puedas sonreír”.

De repente el pequeño Orión despertó, y supo que su viaje no había sido sólo un sueño, ahora tenía la certeza de saber que no hay tal cosa como un sueño tonto o imposible, y que no había razón alguna para sentirse solo o perdido, porque sólo tenemos que mirar al cielo para ver nuestras estrellas brillando, sonriéndonos, mostrándonos el camino correcto para hacer nuestros sueños realidad. Orión sabía que en algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos hay un lugar en el que habitan la atrapa sueños y el hacedor de estrellas, cuidando a todas aquellas almas que no tienen miedo de llamarse soñadores.


Y Colorín Colorado....

viernes, 31 de octubre de 2014

CUENTO HADAS

UN CUENTO DE HADAS.

Entre el mar y el cielo, escondido entre las nubes, se encuentra un reino mágico, un lugar precioso, conocido como el Reino de las Hadas. Este reino, es un mundo fantástico, un lugar donde todo es mágico, en donde nada parece real, todo parece ser producto de un sueño.

Estas hadas, son seres inmortales, nacieron con el primer amanecer en la tierra, es una especie preciosa son muy pequeñas. Tienen unas pequeñas alas transparentes, de una gran belleza. Son seres muy bondadosos, muy buenos, que se esfuerzan por hacer felices a los demás aunque eso vaya en su propio perjuicio. Las hadas viven en las nubes, su función es la de hacer felices a los niños son los únicos capaces de ver a las hadas, pero dejan de verlas cuando crecen, ya que estas deben proteger a los otros bebes humanos que acaban de nacer.

Entre todas las hadas, había una que destacaba, era más pequeña que el resto, con unas alas muy pequeñas que le impedían volar, pero eso no escondía la belleza de este ejemplar. Tenía unos ojos de un color marrón muy claro, muy suave, que descubrían su mirada, una mirada muy dulce, su pelo era castaño muy largo precioso; era un hada de de una belleza especial.

A pesar que no sabía volar, se empeñó en proteger a un niño, pero las hadas madres se lo impidieron. Un Ángel de la guarda amigo suyo, se entero de que no le dejaban proteger a ningún niño, y quizá ayudarla intento enseñarle a volar pero sus alas seguían siendo muy pequeñas, demasiado débiles para levantar vuelo, la pequeña hada, se puso muy triste, comenzó a llorar, y sus lágrimas se convertían en una lluvia preciosa que caía sobre las aguas del mar, al ver esto, el Ángel de la Guarda, la acogió, le seco las lágrimas las puso sobre sus grandes alas plateadas y echo a volar, fue la primera vez que la hada voló, aunque no fuera con sus propias alas.

Poco después, el ángel convenció a las hadas madres para que le dejaran a la pequeña hada a su cargo, y así fue, aunque fuera junto a él, el hada pequeña, pudiera proteger a un niño, consiguiendo que su sueño se hiciera realidad y volver a ver la sonrisa de un hada especial.

Y Colorín Colorado

domingo, 26 de octubre de 2014

CUENTO PROTECTOR

LA CASA DE LOS DELFINES. Niña mexicana escritora de cuentos infantiles.

Erika tenía un sueño: atrapar un delfín. Todos los días veía en una revista las fotos de los delfines y deseaba tener uno. Ella pensaba que cuando atrapara un delfín, él nadaría con ella en el agua, que jugarían con la pelota, y que podría hablar con él y tenerlo sólo para ella. Un día fue a un parque acuático y ahí vio que todos los niños se divertían con los delfines, por eso ella quería ir al mar y atrapar uno.

Un día, fueron a visitar a su familia que vivía en Acapulco. Erika le preguntó a su papá que dónde estaban los delfines, pero su papá le explicó que estaban muy adentro del mar y un poco lejos de la playa. Ella insistió en que quería verlos y su papá le dijo que sí, que iba a decirle a su mamá.

Salieron en un bote muy grande y al fin Erika pudo ver cómo saltaban en el mar y también vio cómo ellos eran muy felices ahí. Algunos de ellos se acercaron al bote y ella pudo estar cerca de ellos y platicar con ellos.

No sé qué platicaron, ni qué le dijeron los delfines, pero Erika regresó feliz de su paseo y comprendió que ella podía ser amiga de los delfines y que ellos tenían que ser libres y vivir en el mar, porque ahí estaba su casa.

Y Colorín Colorado

viernes, 17 de octubre de 2014

CUENTO CAZADOR

A LA CAZA DE SONRISAS. Pedro Pablo Sacristan

La princesa de las hadas estaba enferma, y aunque los médicos no descubrieron el problema, dos pequeños dragones descubrieron que lo que la había puesto enferma es que ya nunca veía sonrisas.

Así que empezaron a buscarlas por toda la tierra, pero no las encontraron, y viajaron volando por todos los planetas y estrellas en busca de sonrisas.


Y viajaron tanto y tanto sin encontrar ninguna, que uno de ellos decidió dar la vuelta para estar con la princesa cuando muriese. Pero el otro decidió seguir, y justo en el siguiente planeta al que se dirigió, uno pequeño y oscuro que ni se veía, encontró que todas las sonrisas del mundo estaban allí reunidas haciendo una fiesta.

El dragón les contó lo que pasaba, y sin dudarlo millones de sonrisas le acompañaron en su viaje de vuelta, y en cuanto la princesa de las hadas vio tantísimas sonrisas, recuperó su alegría y su salud.

Y el primer dragón, aquel que se había dado la vuelta, se alegró enormemente de haber tenido un amigo más perseverante y paciente que él mismo.

Y Colorín Colorado