jueves, 20 de junio de 2013

CUENTO DOCENTE

LAS ESTRELLAS DEL MAR.  CUENTO  SUFI 

Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar; una enorme playa virgen donde tenía una casita donde pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro. Era un hombre inteligente y culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida.

Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar.


El hombre le preguntó al joven que estaba haciendo. Este le contestó; "recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán".

Dijo entonces el escritor." Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas".

El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó " para ésta... sí tiene sentido".


El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas. A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.

Y Colorín Colorado… 

miércoles, 5 de junio de 2013

CUENTO PRESUMIDO

LA RATITA PRESUMIDA Hans Christian Andersen

Erase una vez, una ratita que era muy presumida. Un día la ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo ve algo que brilla... una moneda de oro. La ratita la recogió del suelo y se puso a pensar qué se compraría con la moneda. - Ya sé me compraré caramelos... uy no que me dolerán los dientes. Pues me comprare pasteles... uy no que me dolerá la barriguita. Ya lo sé me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.

La ratita se guardó su moneda en el bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita. Al día siguiente cuando la ratita presumida se levantó se puso su lacito en la colita y salió al balcón de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice: Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo? Y la ratita le respondió: - No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces? 

Y el gallo le dice: - quiquiriquí- . - Ay no, contigo no me casaré que no me gusta el ruido que haces. Se fue el gallo y apareció un perro. - Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo? Y la ratita le dijo: - No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces? - . - Guau, guau- . - Ay no, contigo no me casaré que ese ruido me asusta.

Se fue el perro y apareció un cerdo. - Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo? Y la ratita le dijo: - No sé, no sé, ¿y tú por las noches qué ruido haces? - . - Oink, oink- . - Ay no, contigo no me casaré que ese ruido es muy ordinario- . - Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo? la ratita le respondió: - No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?  Oink, oink- . - Ay no, contigo no me casaré que ese ruido es muy ordinario.
El cerdo desaparece por donde vino y llega un gato blanco, y le dice a la ratita: - Ratita, ratita tú que eres tan bonita ¿te quieres casar conmigo? - . Y la ratita le dijo: - No sé, no sé, ¿y tú qué ruido haces por las noches? - . Y el gatito con voz suave y dulce le dice: - Miau, miau- . - Ay sí contigo me casaré que tu voz es muy dulce.

Y así se casaron la ratita presumida y el gato blanco de dulce voz. Los dos juntos fueron felices y comieron perdices.


Y Colorín Colorado