sábado, 26 de julio de 2014

CUENTO MATRIMONIAL

UNA BODA DE HADAS. Rinconcito Mágico

En un pequeño pueblecito entre montañas llamado Rainbow apareció un buen día una niñita abandonada junto al río. Envuelta en una manta de flores tiritaba de frío, cuando la encontró un hombre con fama de hechicero que andaba buscando hierbas medicinales.

Muy contento, la llevó a su hogar y decidió criarla como hija propia. La llamó Vida. La niña creció y ante los ojos de todo el mundo parecía un ser especial porque sus juegos favoritos eran cuidar las plantas y los árboles: Semilla que sembraba, semilla que se convertía en los más hermosos frutos. Decía la gente que seguro que era algo bruja aunque parecía un hada.

Este era otro de sus juegos favoritos: La danza de las hadas en el bosque o en el prado. Todos los niños querían acompañarla siempre en sus aventuras porque todas tenían algo mágico. También le gustaba bordar sus vestidos con motivos florales y siempre resultaba ser la más guapa allá donde iba.

Pero Vida no era completamente feliz. Tenía muchos aspirantes a su mano y, como no estaba enamorada de ninguno, les puso una prueba y aquel que la superara se convertiría en su esposo. "SÓLO SE CASARÍA CON EL HOMBRE QUE PUDIERA DECIRLE CUÁL ERA SU ORIGEN"

Pasó el tiempo...Todos preguntaban aquí y allá intentando conocer quiénes habían sido sus padres y por qué la abandonaron...pero sin resultado. Un día caminó muy triste y pensativa hasta llegar al bosque: "¡Sssshhh, sshhh...!", oyó un susurro que la llamaba.

¡Qué susto se llevó! Arriba en un árbol había un ser bellísimo y con alas... "¡Sube hasta aquí, Hija de la Vida!" "¿Me conoces?", preguntó la joven muy sorprendida. "¡Claro, eres la hija del amor de un hada por un hombre! Ella perdió sus alas cuando se casó con él. Fueron desterrados, pero vivieron muy felices hasta que un día hubo un incendio en el bosque y tuvieron que huir de las llamas; supimos que ellos habían muerto y que tú fuiste recogida por un mago que te crió. El hada reina pensó que sería lo mejor para ti!".

Vida se sintió muy feliz y triste al saber que sus padres ya no vivían. El joven, llamado Hart, la llevó a conocer a las hadas. El amor había nacido en ellos y esta vez la alegría fue general: Se fue a vivir al mundo de las hadas y, de vez en cuando, bajaba al pueblo para ver y ayudar a su padre a curar a la gente. Su boda fue sonada porque en pleno invierno todo floreció. La gente hablaba de milagro...pero la naturaleza quiso hacer un regalo a aquellos seres tan llenos de Amor. El baile y la fiesta duraron toda la primavera. Dice la gente que en las noches claras se puede ver la danza de los enamorados.



Y Colorín Colorado

lunes, 21 de julio de 2014

CUENTO LECTOR

Aunque no es un Cuento, es necesario ponerlo en práctica, porque:


Hubo un tiempo de dragones y princesas que salvar.
Hubo un mundo de fantasía que debemos recordar.
¡Vamos a soñar!
La imaginación nos llevará de la mano de la magia de los 
Cuentos Empitucados… vamos a disfrutar!

TRECE INSTRUCCIONES PARA AYUDAR A LEER A UN NIÑO. Germán Machado. Uruguay

1. No lea al niño que usted dejó atrás: lea con el niño que está junto a usted. Tampoco se adelante al niño en su lectura: conózcale su tronco, acompáñelo y déjelo leer en soledad cuando él así lo quiera.

2. Lea como si usted nunca fuera a dejar de ser un niño, pero sabiendo que ya no lo es. Lea en la actualidad, pero sabiendo que en el futuro estará el pasado y en el pasado también estuvo el porvenir.

3. Lea lo que el niño le pide, pero también lo que el niño le da. Disfrute de ambas cosas, y que ambos disfruten. Y si el niño quiere leerle algo a usted, déjelo hacer, incluso cuando el niño todavía no sabe leer.

4. Lea en el espacio y en el tiempo adecuado. No se desubique. En el caso en que lea con el niño por las noches: nunca se duerma usted antes que él.

5. Al seleccionar la lectura, piense en el niño con el que va a leer, pero no haga caso a las categorías, ni a las clases, ni a las edades, ni a los tamaños. El único que puede ser caprichoso en cuanto a elegir la lectura es el niño, no usted.

6. Lea todo lo que venga, pero también todo lo que se va. Piense que toda lectura es una encrucijada.

7. Lea con el niño sólo cuando está seguro de dos cosas: que no tiene ninguna otra tarea más importante para hacer y que leer con él no representa una tarea para usted. Si no está seguro de eso, igual es mejor que lea con el niño a que no lo haga.

8. Lea con el niño como si fuera la última vez que va a hacerlo, y también como si fuera la primera.

9. Lea con el niño como si usted fuese uno de esos bambúes —conocidos como Cañas de la India— que florece y produce semillas una vez cada 120 años para luego morir. Piense que esos bambúes florecen todos juntos y a la vez, y que alguna de las semillas que lanzan logrará evitar a los depredadores para poder reproducir la especie. Si esto no lo convence, piense que esos bambúes igual se propagan de forma constante, produciendo nuevos brotes a partir de rizomas subterráneos.

10. Lea con el niño como si estuviese ayudando a un ciego a cruzar la calle. La fraternidad, o el amor filial, tienen algo que ver en eso, aunque luego de cruzar la calle, usted seguirá su camino personal y el niño (como el ciego) avanzará por el enigma de sus recónditas distancias.

11. Si cuando está leyendo con el niño éste lo interrumpe, detenga la lectura y preste atención a lo que surge. Piense que no todo lo que van leyendo está escrito en el libro. Las digresiones son propias de una lectura imaginativa. Atrévase a ir más allá de la letra o a volver desde lo escrito a la realidad: piense que la imaginación antecede a la escritura y también la desborda.

12. Piense que el acto de lectura es un modo de comunicación que trasciende lo que un texto dice o ilustra. Si la lectura hace ruido en la comunicación, déjela de lado. Sepa cuándo es el momento adecuado para dejar de leer al niño.

13. Si realmente está dispuesto a leer con un niño, hágalo como le dé la gana: no siga ninguna instrucción al respecto. Manténgase en sus trece.

Y Colorín Colorado 


Estas instrucciones han llegado gracias a: La amiga Betty de San Andrés Colombia, de Liliana, autora maravillosa del increible y magistral BLOG DE RINCONES DEL JARDÍN: http://elblogderinconesdeljardin.blogspot.com/

La lectura es una actividad mental  importante para el niño porque lo ayuda a desarrollar la imaginación, la comprensión, la reflexión y la interpretación.

domingo, 13 de julio de 2014

CUENTO CAPRICHOSO

SOFIA Y EL HADA VIOLETA. Isabel 23

Erase una vez cuatro amiguitos, Sofía, Laura, Pablo y Hugo, que estaban en el parque con sus corre pasillos de moto haciendo una carrera. De pronto, Hugo tropezó con un objeto extraño y tuvo que parar. Dijo a los demás: “stop a la carrera, he tenido una avería”. Y los tres amigos fueron corriendo a donde él para ver que le había sucedido. El objeto con el que había chocado Hugo era realmente raro: era un cofre con paredes de espejo y colores brillantes. Pablo se apresuró a cogerlo, lo abrió y en ese momento ¡ZAS! una luz cegadora y de color entre lila y azul les iluminó a los cuatro y oyeron una voz que decía: soy el hada violeta y por haberme liberado os concederé a cada uno un deseo.¡Qué alegría y qué nervios! Sofía y Hugo no sabían que pedir. Laura y Pablo, que eran muy golosos, lo tenían bien claro. ¡Yo quiero comer tantas chuches como quiera!, dijo Laura. ¡Y yo lo mismo!, dijo Pablo. Dicho y hecho, al instante tenían ante sí una montaña de sus chuches preferidas. Empezaron a comer y a comer y a la de una hora habían comido tantas que les empezó a doler mucho la tripita y sólo tenían ganas de vomitar. Entonces se dieron cuenta de que su deseo había sido equivocado y quisieron pedir otra cosa, pero el hada violeta sólo concedía un deseo y se tuvieron que conformar y aguantar su dolor de tripita.


Hugo, al ver lo que les había ocurrido a sus amigos, decidió no pedir nada de comer. Lo pensó un poco y dijo: yo quiero que cuando llegue a casa tenga mi habitación llena de juguetes. Nada más pedirlo se fue corriendo a su casa y entró impaciente. Al abrir la puerta de su habitación le cayeron encima un montón de juguetes: su habitación estaba llena de ellos, tal como había sido su deseo; había tantos juguetes que no quedaba ni un hueco desde el suelo hasta el techo. Así que no se podía entrar a la habitación ni para jugar con ellos ni para dormir ni para nada. Hugo se dio cuenta de que su avaricia le había traicionado y quiso cambiar su deseo, pero el hada violeta sólo concedía uno.

Sofía, que era una niña muy inteligente y juiciosa le dijo al hada violeta si podía tomarse un tiempo para formular su deseo porque quería pensarlo y consultarlo con sus padres. El hada violeta le concedió un día de plazo para recapacitar. Sofía consultó a sus padres y estos sólo le aconsejaron que recapacitara y oyera a su corazón. Estuvo pensando y pensando. Pensó en pedir muchos vestidos, porque era muy presumida, pero se acordó de lo que les había pasado a sus amigos y decidió que no. También pensó en pedir mucho dinero para poder comprar todo lo que quisiera, pero una vez oyó decir a su abuela que el dinero no da la felicidad. Pensó y pensó y se dio cuenta de que lo que le hacía realmente feliz era estar con su familia y con sus amiguitos. Por eso decidió pedir al hada violeta estar siempre acompañada de ellos. Así formuló su deseo: “Hada violeta, deseo tener siempre a mi lado a las personas a las que quiero”. El hada violeta sonrió y le dijo: “tu deseo es muy hermoso y estoy encantada de concedértelo”. Y así lo hizo. Y desde entonces Sofía vive feliz y contenta al lado de sus seres queridos.

Y Colorín Colorado

sábado, 5 de julio de 2014

CUENTO MANUAL

EL PULGAR RENCOROSO. Pedro Pablo Sacristán

Había una vez una mano cuyos dedos eran muy amigos. Pero ocurrió que el dueño de la mano empezó a hacer un trabajo peligroso y a pesar del cuidado que ponía el resto de dedos, el pulgar siempre salía malparado con cortes y heridas. Al principio los otros dedos pedían disculpas por su torpeza y el pulgar les perdonaba, pero la situación se repitió tanto que un día el pulgar decidió no perdonarles más, así que se apartó del resto de dedos de la mano.

Al principio el pulgar iba muy digno todo recto y separado, pero aquella posición de los dedos era tan forzada y ridícula, que el dueño tuvo que llevar su mano constantemente oculta en el bolsillo, donde los dedos sufrían con pena el mayor de los olvidos.

Entonces el pulgar comprendió que todo había sido culpa suya, y pidió perdón al resto de dedos, temeroso de que fueran a rechazarle. Pero al contrario, estos le perdonaron sin problemas porque sabían que todos podemos equivocarnos.

Una vez amigos de nuevo, todos los dedos trabajaron juntos por demostrar al dueño que estaban perfectamente, y en poco tiempo consiguieron volver a salir a la luz, sabedores esta vez de que siempre deberían seguir perdonándose para no acabar en un triste y oscuro bolsillo.

Y Colorín Colorado