martes, 28 de mayo de 2013

CUENTO TONTIBIRIS

LA TRES PLUMAS

Había una vez un rey que tenía tres hijos. Dos de ellos eran listos y juiciosos pero el tercero hablaba poco, era muy ingenuo y lo llamaban Bobito, pues no tenía otro nombre. Cuando el rey se sintió viejo y sin fuerzas, viendo que sus días estaban contados, pensó en designar heredero del trono a alguno de sus hijos, pero no supo decidirse por ninguno de ellos. Entonces les dijo: -Váyanse por esos caminos de Dios y el que me traiga el tapiz más bello y delicado, será rey después de mi muerte. Y para evitar disputas, los llevó hasta la entrada del palacio, lanzó tres plumas al aire y dijo:-Saldrán en la misma dirección que indique el vuelo de cada una de las plumas. Una pluma voló hacia el este, otra hacia el oeste, la tercera voló en línea recta, pero cayó al suelo enseguida, a muy poca distancia. 

De modo que un hermano se fue hacia la derecha, el otro hacia la izquierda y se burlaron de Bobito porque no podía ir más allá de donde había caído la tercer pluma. Bobito se puso muy triste y se sentó en el suelo. De pronto se dio cuenta de que junto a la pluma había una escotilla. Al levantar la tapa vio que había una escalera y bajó por ella. Entonces encontró otra puerta y oyó una voz que procedía del interior: Niña pequeña, pata de cigüeña, pata larga y roja, arrugada y coja. Coja, cojera ¿quién está ahí afuera? La puerta se abrió y ante su vista apareció un sapo grande y gordo rodeado de muchos sapitos. El sapo le preguntó qué quería y el príncipe le contestó: -Voy buscando el tapiz más hermoso del mundo. 

El sapo llamó a uno de los sapitos y le dijo: Niña pequeña, pata de cigüeña, pata larga y roja, arrugada y coja. Coja, cojera: trae la caja y espera. El sapito trajo una caja muy grande, el sapo grande la abrió y sacó un tapiz tan hermoso que no había igual en todo el mundo. Regaló el tapiz al príncipe, quien le dio las gracias y subió otra vez la escalera. Mientras tanto, los otros dos hermanos, que tenían al menor por tonto, dijeron:-No encontrará nada que valga la pena, así que no hace falta que vayamos muy lejos. Y a la primera pastora que encontraron le quitaron el mantón y se lo llevaron al rey. Bobito llegó entonces con su precioso tapiz y el rey dijo: -Este tapiz es una hermosura, y no se puede comparar con esos mantones rotos y sucios; es justo que el reino sea para mi hijo menor. Los dos hermanos dijeron que eso era imposible, el pequeño era demasiado tonto y no podía ser el rey. Que les pusiera otra prueba.

Entonces el padre dijo:-Daré mi reino al que me traiga la sortija más hermosa. Salió con sus hijos al campo, echó tres plumas al aire, sopló y una pluma se fue hacia el este, otra hacia el oeste y la tercera volvió a caer al suelo, junto a la puertecilla. El pequeño príncipe bajó por la escalera y dijo al sapo que necesitaba llevar a su padre la sortija más hermosa del mundo. El sapo dijo que le trajeran la caja la abrió y dio al príncipe una sortija tan hermosa, que no hubiera podido hacerla nadie en el mundo. Y mientras tanto, los hermanos se estaban riendo del pequeño que quería buscar una sortija con lo tonto que era; ellos no se molestaron en ir lejos; quitaron a su coche un aro de hierro y se lo llevaron al padre. Pero en aquel momento llegó Bobito con su preciosa sortija, y el padre volvió a decir: Mi reino será para él.

Los hermanos no dejaban en paz al padre diciendo que Bobito no podía ser rey con lo tonto que era. Así que el padre puso otra prueba: daría el reino al que le llevase a palacio la mujer más hermosa del mundo. Volvió a echar las plumas al aire y cayeron en la misma dirección que las veces anteriores. El pequeño príncipe volvió a bajar por la escalera, llamó al sapo grande y gordo y le dijo: Tengo que llevar a la mujer más hermosa del mundo.-¡Vaya, vaya! ¿La mujer más hermosa del mundo? ¡No la tengo, pero te la buscaré! El sapo dio al príncipe un nabo hueco del que tiraban seis ratoncitos y el príncipe preguntó: -qué voy a hacer con esto? -Mete en el nabo a uno de mis sapitos -le contestó el sapo gordo. E l príncipe escogió a un sapito y lo introdujo en el nabo. Y en aquel mismo momento, el sapito se convirtió en una señorita preciosa, el nabo en carroza y los ratones en caballos. El príncipe dio un beso a la joven dama y se fue en la carroza al palacio de su padre.

En esto llegaron sus hermanos, que no se habían molestado en buscar mucho: llevaban a palacio a las campesinas que les habían parecido más guapas. El rey las miró a todas y dijo: -Mi reino será para el pequeño. Los hermanos mayores volvieron a protestar; decían a su padre:-¡No puedes hacer eso! ¡Bobito no puede ser rey! Entonces el rey dijo que daría el reino al que tuviera una mujer capaz de pasar por un aro que había colgado en el salón del palacio. 


Los mayores pensaban: "Nuestras campesinas son muy fuertes y podrán pasar por el aro; pero esa señorita tan fina no sabrá saltar y se matará". Las dos campesinas saltaron pero eran tan torpes y tan grandes que se cayeron al suelo y se rompieron varios huesos. Y después saltó la joven dama que había llevado el pequeño y como era tan ligera como un corzo, les ganó a todas.

Y así fue como Bobito heredó la corona y fue un rey bueno y sabio durante mucho tiempo. 

Y Colorín  colorado...

sábado, 25 de mayo de 2013

CUENTO CÓSMICO


LA LEYENDA DE DRALIÓN. Escritora mexicana de cuentos y poesías infantiles.

Nada es eterno, sólo el tiempo... aunque... a veces, sólo a veces, hay actos que lo sobreviven todo y se convierten en leyendas; y ésta es una de esas pocas hazañas que ha vencido la eternidad... la leyenda de Dralión. Más allá, donde se duerme el sol... oculto entre mundos que sólo podemos imaginar, nació hace mucho, muchísimo tiempo, un dragón colosal, de duras escamas doradas y ojos tan azules como el cielo más azul que puedas recordar, su voz era profunda y dulce, apacible y capaz de calmar las tormentas, ventiscas y el enfurecido oleaje del mar.

Dralión solía pasar días enteros recorriendo las galaxias, admirando la belleza de las estrellas, nombrándolas y hablando con cada una de ellas para saber sus historias... ¿de dónde venían? ¿Cuál era su propósito? ¿Cuáles eran sus sueños? ... ¿qué había en lo más profundo del corazón de una estrella? ... Así, día a día, noche a noche, y de estrella en estrella, el buen Dralión fue convirtiéndose en el guardián de los secretos más profundos y sagrados de todas las estrellas, él sabía muy bien, por qué y para qué y a dónde se dirigían las estrellas, por qué, para qué y por quién habían sido creadas (pero ésa es otra historia) y como guardián, y como dragón, juró protegerlas hasta el fin de los tiempos.


Pero sucedió que un día en su recorrido habitual, el colosal dragón notó que una de las estrellas más hermosas y gigantescas llamado Sol estaba profundamente triste, se quedó en silencio, con la mirada perdida en el horizonte, y de a poco, su luz comenzaba a opacarse, Dralión sabía que algo muy grande e importante estaba ocurriendo, (aunque ... incluso las cosas más pequeñas son enormes en la vida de una estrella) y muy lentamente el dragón comenzó a acercarse, porque, contrario a lo que se pueda pensar, las estrellas pueden ser muy tímidas y reservadas. Al principio el guardián sólo se sentaba en una de ésas rocas flotantes en silencio, después se sentó más cerca... y más cerca... y más cerca mientras el Sol lo miraba con curiosidad, y así pasaban mucho tiempo, en silencio uno al lado del otro... se diría que Dralión escuchaba el silencio del Sol... sí, porque incluso en silencio uno puede decir muchas cosas.

Fue así que el dragón guardián notó que el Sol se iluminaba y su fuego crecía cada vez que se levantaba en el horizonte una gran roca blanca que era el satélite de un planeta llamado Tierra, se llamaba Luna, y ella se sonrojaba tanto que brillaba aún más, pero entonces el Sol se ponía triste, bajaba la mirada y suspiraba... ¡el Sol estaba enamorado de la Luna! - Amigo Sol –decía Dralión– tu corazón suspira por ésa Luna, y deberías ir con ella. - No puedo... - ¿Porqué no? todas las estrellas viajan, todas se unen a otras estrellas... - ¿Ves aquel planeta allá a lo lejos? ¿Aquel que es azul? - ¿Qué hay con él? - En ése lugar hay mucha vida, y toda es hermosa, y frágil, muy frágil, si yo me fuera, ellos no podrían existir, todo ahí me necesita ... y yo los necesito también, los he visto crecer, conozco cada historia, cada criatura grande, pequeña o microscópica, cada hoja y cada flor ... igual que tú conoces todas las estrellas, así como tú nos amas y nos brindas tu protección, así también los quiero yo, y la Luna también es su guardiana, ella conoce todos sus sueños, ella puede calmar todos sus miedos; son criaturas únicas las que habitan ése lugar, los humanos se creen muy fuertes, pero la verdad es que no les gusta estar solos, ni les gusta la oscuridad, son tan felices cuando me acerco y los abrazo y los calmo, y les digo que yo, desde lo alto siempre estoy a su lado ... no podría jamás dejarlos Dralión, son mis protegidos.

Entonces el inmenso dragón se retiró, se fue volando hacia la Tierra y la recorrió toda, admirando su cambiante belleza y mirando cuidadosamente a todas las personas, y entonces lo vio, aquellos seres de comportamiento un tanto excéntrico eran como girasoles, toda su vida y sueños giraban en torno al calor y la luz que les daba el Sol, pero no sólo eso, en sus ojos y en sus sonrisas había ése mismo resplandor que tenían la Luna y el Sol, así Dralión se fue al pico de una altísima montaña y comenzó a entonar un canto : “ por el agua, sobre el cielo y más allá del mar, entre estrellas, sobre el tiempo y sin dudar, que se abran los portales, que se den las señales, un minuto, un suspiro y nada más, una vida y un sueño hecho realidad; por el poder de mi voz, por la fuerza de mi alma, por todos los secretos de los que soy portador, le pido al universo que de tiempo en tiempo la Luna y el Sol puedan vivir su amor”.

Justo después de entonar aquellas palabras ¡algo increíble ocurrió! El medio día se oscureció y La luna apareció majestuosa sobre el cielo cubriendo al Sol con un abrazo que sólo dejaba ver su brillante silueta; así, juntos, como siempre habían querido estarlo, para contarse sus secretos, para besar sus mejillas, para ser uno sobre el cielo de aquel azul planeta que llamaban hogar, el milagroso encuentro sólo podía durar unos cuantos segundos, pero incluso un segundo basta y es más que suficiente cuando se puede convertir un sueño en realidad. Esta es pues la leyenda de Dralión, el dragón que ocasionalmente se convierte en una especie de cupido cuando sucede el asombroso milagro que nosotros, simples humanos de comportamiento un tanto extraño, llamamos “eclipse”... pero ahora ya saben que es lo que realmente significa, así que la próxima vez que sonrían no olviden que llevamos el brillo de nuestros hermosos guardianes, porque estamos hechos de Luna y de Sol.

Y Colorín Colorado

sábado, 18 de mayo de 2013


LA ZANAHORIA QUE QUERÍA VOLAR.  Por Luis Carlos Bravo

Es bien sabido por todos que un rasgo que caracteriza a las zanahorias es su odiosa dificultad para desplazarse. No solamente porque carecen de patas, manos y alas, sino que además, por razones aún desconocidas, las zanahorias tienen esa forma extraña que simplemente les hace difícil rodar.

No es lo mismo ser limón, o ser papa. No señor. Ellos sí pueden rodar lejos, lejísimos. Pero las zanahorias... Las zanahorias si acaso pueden rodar un poquito, sin alejarse demasiado. En fin. La cosa es que desde muy pequeñas, las zanahorias aprenden en el colegio que ellas no nacieron para moverse sino para otras cosas. Para ser ensalada, por ejemplo. Pero no para moverse.
Un día, en el colegio, el profesor zanahoria le preguntó a sus alumnas qué querían ser. Muchas respondieron cosas normales: "Quiero ser ensalada" dijo la primera. Otra dijo, "Yo quiero ser jugo de naranja con zanahoria". Pero hubo una zanahoria que contestó algo muy extraño: "Yo quiero volar". El profesor les explicó a todos que la ciencia ya demostró que las zanahorias no pueden volar. "Es una verdad universal y es mejor que ustedes conozcan desde ya sus limitaciones, para no equivocarse después" dijo. Pero la pequeña zanahoria insistió: "Yo sí voy a volar. Voy a ser una zanahoria que vuela".

Muchos en el colegio se burlaron de la zanahoria que quería volar. Pero a ella no le importó. Tenía un sueño, y lo quería volver realidad. Lo repitió tanto, que una papa amiga escuchó el rumor y decidió que quería conocer a la zanahoria que quería volar. Como es bien sabido, las papas sí pueden rodar, así que no le quedó difícil llegar a donde nuestra zanahoria.

"Yo quiero ayudarte a volar" le dijo la papa a la zanahoria. "Tengo una idea que puede funcionar. Lo único que tienes que hacer es moverte un poquito, hasta quedar sobre el mango de tu amigo el tenedor. Después, espera allí y yo te aviso". La zanahoria no tuvo dificultad en hacer lo que la papa le propuso. Esperó sobre el mango del tenedor un rato, y luego un ratico más. Cinco ratos y medio más. Nada.

De pronto, escuchó a la papa gritar desde lo alto: "Prepárate, ¡vas a volaaaaaaaaarr! Ueeeeeeeeee!!!!!" La papa saltó sobre los dientes del tenedor y al caer catapultó a la zanahoria.Y pues, sí. Ahí tienen ustedes. Ante el asombro de todas las demás, ¡la zanahoria salió volando! Voló y voló, hasta salir por la ventana de la cocina, hacia el jardín.

Nadie nunca la volvió a ver. Pero ahora, en el colegio, todas las zanahorias cuentan la historia de la zanahoria que pudo volar. Y en clase, el profesor le cuenta a sus alumnos que los sueños sí se pueden volver realidad, si luchas incansablemente por ellos. La ciencia lo ha demostrado.


Y Colorín Colorado

lunes, 6 de mayo de 2013

CUENTO MATERNAL


MAMÁ LUNA. Raúl Pérez Albrecht

 Lobito hacía tiempo que vivía sin mamá y papá por ello Luna y Sol habían decidido cuidarlo. En las mañanas lobito quedaba con papá Sol y en las tardes y noches con mamá Luna.

Durante las mañanas papá Sol, lo despertaba con sus pequeños rayos solares mientras que en la noche mamá Luna ya subía el nivel de agua del lago para que se refresque con su desayuno en la mañana.

Para el medio día papá Sol le indicaba los lugares donde lobito podía comer y cuando estaba a punto de peligrar de rato en rato tenia que quemarlo un poco para evitar que haga travesuras.

Cuando llegaba la tarde Sol y Luna se encontraban y arrullaban la siesta de lobito.
En la noche Luna le enseñaba a cantar y a llamarla para cuando la necesite. Por ello lobito aprendió a subir a una colina y a llamar a mamá Luna.

Lobito también había aprendido que cuando mamá estaba creciente, significaba que estaba contenta ya que era la sonrisa que solo mamá Luna podía ofrecer. Cuando se portaba mal como toda mamá se enfadaba se ponía menguante hasta que Lobito aprendía la lección y nuevamente se ponía creciente para felicidad de los dos.

Cuando el sueño embargaba a Lobito mamá Luna arrullaba su sueño con su forma gibosa que se mecía de un lado para el otro. Cuando lobito enfermaba Luna se ponía nueva para esperar el mal se vaya y el bebé mejore.  Cuando todo era dicha, era muy notorio ver a Luna feliz con su cachorro creciendo porque estaba llena de felicidad.

Cierta ocasión Sol hablo con Luna y le dijo que al norte él había encontrado a la familia de lobito. La noticia los puso triste porque era la primera vez que Sol y Luna habían tenido un hijo y les daba pena tener que separarse de él. Pero el amor de ambos era tan grande que sabían que la felicidad de su lobito estaba al lado de sus verdaderos papás, por ello una noche lo guiaron hasta su familia.

Lobito llegó con su familia, pero hay algo que nunca olvido, pues cada noche subía a la colina y aullaba para llamar a mamá Luna. Poco después enseño a sus hermanitos a llamarla.

Sol y luna quedaron sorprendidos porque en vez de haber perdido un hijo como pensaron a un principio ganaron cientos, porque los animalitos hasta ahora cuando son pequeños se enseñan aquello que lobito aprendió hace mucho tiempo. “Llamar de un aullido a mamá Luna.”


Y Colorín Colorado