sábado, 19 de octubre de 2013

CUENTO TROMPETISTA

EL ELEFANTE TROMPETISTA. Cuentos Infantiles Cortos. Red


Nuestro amigo, el elefante Jami, cuando era más pequeño solía juntarse con algunas amigas de su clase para ir a tocar canciones con sus instrumentos.

Un día el elefante Jami salió de su casa camino a la casa de Anne, una de sus amigas músicas, cuando de repente al pasar por un parque, un pequeño insecto se metió dentro de su trompa.

Jami el elefante, no paraba de estornudar una y otra vez, pues el mosquito le hacía cosquillas en la trompa, aunque se resistía a salir. Mientras Jami no paraba de estornudar, pensó que si el mosquito no salía de su trompa, no podría volver a tocar la trompeta, así que gritó pidiendo ayuda:”Socorro, Socorro, necesito ayuda”.

Por aquel parque no había nadie en esos momentos, sin embargo, un pájarito que estaba posado en un árbol, se acercó hasta donde estaba el elefante Jami para ayudarle. “Hola elefante, ¿qué es lo que ocurre?”, le preguntó el pajarito. “Pues que… chis chis, se me ha metido un… chis chis, un mosquito en la trompa y no quiere salir”, le respondió el elefante Jami.

Entonces el pajarito fue volando hasta la trompa de Jami y metió su largo pico en su trompa y sacó al mosquito de allí. “Muchas gracias mosquito gracias a ti podré seguir tocando la trompeta con mis amigas”, le dijo Jami el elefante. En ese momento Jami se dio cuenta de lo importante que era para él compartir esos momentos con sus amigas las músicas, así que a partir de ese momento disfrutaba de cada segundo junto a ellas.

Ahora el elefante Jami, está estudiando en la universidad y tiene muy poco tiempo para ir a tocar junto a sus amigas, pero aún así, siempre intenta sacar tiempo para ir a tocar la trompeta.


Y  Colorín  Colorado

jueves, 10 de octubre de 2013

CUENTO PERLADO

LA OSTRA QUE PERDIÓ SU PERLA  Cuentos/Infantiles/

Una ostra se encontraba muy triste porque había perdido su perla. 

Le contó su desgracia a un pulpo; el pulpo se la contó a una sardina; la sardina a un cangrejo, y el cangrejo se la contó a un ratón que estaba por la playa.

El ratón dijo: «Pobre ostra. Voy a ver si le encuentro algo parecido a la perla que perdió». El ratón buscó y no encontró algo como lo que le había indicado el cangrejo.

Encontró una piedra que era blanca y dura pero no brillante; luego una moneda de plata blanca, dura y brillante pero no pequeña...

Al ratoncito se le ocurrió ir a la casa de un niño al que se le acababa de caer el diente de leche. El niño lo había dejado en la mesita. En eso el ratoncito se acercó y lo cogió, comprobó que era blanco, pequeño, duro y brillante. «Esto sí servirá», pensó el ratón. 

A cambio le dejó al niño la moneda. Luego volvió a la playa le dio el diente al cangrejo, que se lo dio a la sardina, que se lo dio al pulpo, que se lo dio a la ostra. La ostra miró el diente y se puso contentísima era del mismo tamaño de la perla que había perdido. Así que lo puso en el sitio de la perla, lo recubrió con un poco de nácar y nadie pudo notar la diferencia.


Por eso, cuando un niño pierde un diente, el ratón se lo lleva y le deja a cambio un regalo.


Y  Colorín  Colorado.... 

jueves, 3 de octubre de 2013

CUENTO CUENTISTA

EL SOMBRERO DE LAS ESTRELLAS. © Todos los derechos reservados por el autor. Los Tesoros de Arcoiris.


Se abre la puerta y muy despacito aparece caminando, aunque casi pareciera que flota, una señora con un sombrero de pico bastante alto y ala redonda, un tul blanco cubre todo el sombrero, la cara y medio cuerpo de la dueña del sombrero.

La música suena muy lentamente acompañando sus movimientos casi lunares, el tul va y viene, saluda con su mano a los niños que la están mirando sin decir ni "mu". Al llegar delante de los chicos, daba la impresión que estaba volando, su velo volaba, sus brazos, el sombrero...


...Hola chicos, soy la Maga Cuenta-Cuentos, dijo todavía sin levantarse el tul, éste es mi sombrero mágico, cada estrella tiene su propia historia: algunas las he traído desde muuuy lejos, otras me las han regalado magas amigas, y las mas chiquititas de todas, son regalos de niños como ustedes que cuando me sonríen le brota una estrellita al cabo de unos días (igualito que las flores).

Les preguntó a los niños si sabían volar, como ninguno sabía les ofreció hacer un vuelo despacito con ella, de a uno por vez podían acercarse a ella, agarrar el velo suavemente y cerrando los ojos levantar vuelo muy despacito, también les aconsejó mover el brazo libre para ayudar un poco a mantenerse elevado. Volaron y volaron, les dijo que para aterrizar tenían que hacerlo muy suavemente, y sobre todo no olvidarse de doblar las rodillas... "Puuuum" hizo algún niño, sin tener suficiente cuidado en el aterrizaje... pero sin hacerse ningún daño por suerte.

 Esta es la caja mágica, dijo señalando una preciosa caja multicolor.

Cuando abrió la caja, salió un polvo plateado volando por los aires, cuando cayó al suelo apareció por detrás del sombrero de estrellas el Señor de la Buena Pipa, que no era él del cuento de la buena pipa, era un hombrecito tan chiquitito que cabía en la palma de una mano. Pero también era un poco tímido, así que iba escondiéndose de un lado al otro del sombrero espiando a los niños con cuidado de no ser descubierto.

¡Eh, señor...!, lo descubrió un chiquito, ¿qué hace ahí?
Ah...Ah...si...¡hola! soy el Señor de la Buena Pipa, ¿qué tal están?

Todos los chiquitos le contestaron como estaban, pero el Señor de la Buena Pipa estaba un poco sordeli así que tuvieron que repetirlo unas cuantas veces a grito pelado.

El Señor de la Buena Pipa se puso a contarles que era un viejo marino y que estaba esperando el barco que lo llevaría a una isla muy especial, dónde las cosas no eran para nada normales, las palmeras en vez de tener higos tenían caramelos en forma de higos, las plantas de tomates tenían deliciosas nubes de azúcar con forma de tomates, las flores también eran caramelos, los champiñones eran chupa-chups, y así con todas las cosas, pero también les dijo, bastante en secreto, que los ríos eran limonadas, y que cuando llovía juntaban el agua porque una vez en un recipiente se convertía en Coca-Cola... Claro que si le ponías pétalos de margaritas amarillas (de las que también son caramelos) se convertía en Fanta de limón o de naranja si le ponías trocitos de naranjas.

Había una vaca muy divertida, que cantaba canciones, cuya leche era riquísima y además con solo beberla limpiaba los dientes de una sola vez. Pero parecía que el barco no llegaba nunca y empezaba a creer que la bailarina rusa que se lo contó lo habría soñado.

No, no... nada de eso! dijo Nadriushka, la bailarina folklórica rusa que guardaba cinco hermanitas pequeñas mientras aparecía por detrás del sombrero, ese barco existe, yo me he embarcado una vez cuando formaba parte de un ballet muuuy importante, después de un montón de actuaciones nos fuimos a esa isla a descansar y a comer todas las cosas ricas que queríamos...

Bueno, entonces me voy al muelle a esperarlo, adiós, adioooooos, dijo el Señor de la Buena Pipa.

Nadriushka les contó a los chicos que ella era una bailarina rusa, y se puso a mostrarles como era el baile que ella hacía, la señora del sombrero hizo lo que la bailarina le indicaba, para acompañarla en su baile.

Animó a los chicos a intentar bailar como ella, claro que era una danza bastaaaaante difícil, así que les enseñó un poquitín, algún paso para que todos pudieran alegremente bailar. Cuando había terminado el baile, Nadriushka esperaba el aplauso que siempre tenía al finalizar una actuación, al oír los primeros aplausos saludó muy formalmente con su reverencia hacia delante, y se fue por donde vino.

El sombrero había entristecido en ese momento, estaba escuchando que un chiquitín estaba llorando, al sombrero no le gustaba entristecer a nadie, así que la señora lo puso a descansar, el pequeñín se alegraría un poco y el sombrero mágico no perdería más estrellitas de niños.

En ese momento todos pudieron ver la cara de la Maga Cuenta-Cuentos, y ¡qué sorpresa...! también tenía estrellitas doradas como si fuera un antifaz alrededor de sus ojos...


¡¡¡OOOHHHH...!!!, se oyó de todas las boquitas.

De la caja salió una carita  más simpática, que parecía una flauta triangular con sonrisa... ocurría que esta carita hablaba con una risita todo el rato, y lo más gracioso fue que todos los niños terminaron riéndose a carcajadas, hasta el que estaba llorando antes. Se puso a contarles chistes, y cosas divertidas, tantas que se tuvo que ir rápido porque no podía dejar de reirse...jijijijijijij.....

Después sin que nadie supiera cómo, la maga tenía antenitas de marciana en la cabeza, que terminaban en dos bolitas plateadas, y claro que se había convertido en una extraterrestre. Era una marciana muy marchosa porque les venía a enseñar el baile de su lugar, y les explicaba que hasta su planeta era un gran bailarín porque bailaba el "ula-ula" con los dos anillos que tenía al rededor. Terminaron todos bailando los bailes marcianos y un poco de "ula-ula".

La música fue acabándose poquito a poco, algunos niños fueron sentándose, otros a buscar sus bebidas, y otros querían darle la mano a la maga-marciana, o mirar de cerca las estrellitas que llevaba en la cara... Al final volvió a ser maga-maga, y con muchos besitos al aire y nubes de polvo brillante se despidió de los niños hasta el próximo cuento...

Y Colorín Colorado

http://youtu.be/0tQNJlGocLU