jueves, 27 de diciembre de 2012

CUENTO AÑO NUEVO


UN AÑO NUEVO. Del libro: "Cuentos para Niños de 8 a 108 II" - Pancho Aquino.

Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

-¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado, lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad...- contesta el ángel más viejo. Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.

Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles, ¿te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? - pregunta el anciano; tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta los últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada, entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía: "Un nuevo año comienza, entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres. Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace. Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".

Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.


Y Colorín Colorado 

domingo, 16 de diciembre de 2012

CUENTO ANGELICAL NAVIDEÑO


EL ÁNGEL DE NAVIDAD.  Inma Holguin
Erase una vez un angelito pequeñito, el angelito más pequeño que os podáis imaginar, todos en el cielo le llamaban “chiquitín” aunque en realidad se llamaba Benjamín, Benjamín siempre estaba preguntándole a su mamá:  Oye mamá, ¿Cómo celebran los niños la Navidad en la Tierra?  Por favor mami, déjame bajar a la tierra para verlo; y  su madre  le decía: No Benjamín, eres aún demasiado pequeño para ir tú sólo a la tierra, oh por favor, por favor mamá, te prometo que no haré nada  malo y que volveré enseguida. Tanto insistió que al final su madre le dijo:  Está  bien te dejaré bajar a la tierra a ver cómo celebran los niños la Navidad con la condición de que vuelvas rápidamente en cuanto pase el día 25 de diciembre, de acuerdo, te lo prometo, dijo Benjamín y se dispuso a hacer todos los preparativos para el viaje. 

Al llegar la Nochebuena, el día 24 de diciembre, se despidió de todos  y se dispuso a bajar del Cielo, fue volando entre las nubes moviendo sus alitas de prisa pues hacía un frío……y es que estaba empezando a nevar, se  cruzó con los renos de papá Noel que iban corriendo a toda velocidad surcando  el cielo tirando del trineo y oyó a papá Noel que desde lejos le saludaba: Oh oh oH hasta luego chiquitín, voy corriendo, no me puedo parar pues aún me quedan muchos niños a los que dejar su regalo, no te preocupes papá Noel voy a casa de unos niños, así que ya te veré luego, dijo Benjamín; y siguió bajando y bajando y, según se acercaba a las casas empezó a volar más despacito para ver  en qué casa se iba a meter, fue volando mirando por las ventanas y por fin se decidió por una casa en la que vivían dos niños, el mayor se llamaba Felipe y tenía cinco años y ya era bueno y responsable  y el pequeño, se llamaba Adrián, pero en casa todos le llamaban “piquirriqui”, un poco llorón y caprichoso; claro, es que  sólo tenía tres años recién cumplidos…. 

Pero al angelito Benjamín, cuando los vio  tan dormiditos en su cuarto, le  parecieron unos niños adorables y decidió quedarse en esa casa, buscó un hueco de la ventana que estaba abierta y por allí se metió, fue volando volando por el pasillo hasta que llegó a la puerta del salón de la casa, allí se paró y cuando empujó la puerta para entrar, se quedó sin palabras: ¡¡¡¡Allí  había  el árbol más bonito que había visto en su vida!!! Era tan grande que casi llegaba al techo, estaba lleno de bolas que brillaban y de luces de colores y abajo del todo estaba lleno de  los regalos que había dejado papá Noel esa noche. De pronto, Benjamín oyó unos pasos que se acercaban corriendo al salón y las risas de los niños que venían cantando: 25 de diciembre fun fun fun. 25 Ya es Navidad!!!.

El angelito buscaba desesperado dónde esconderse para que no le vieran y no se le ocurrió nada mejor que quedarse muy quieto con las alas extendidas en lo alto del árbol de navidad como si fuera una figurita más, los niños entraron corriendo al salón, seguidos de sus papás y gritaron: Mirad! Ha venido papá Noel, mamá, papá ¿podemos abrir ya los regalos?. Sí claro, dijeron  sus papás, mira en este paquete pone tu nombre y en este otro pone el nombre de tu hermano. Los niños abrieron todos los regalos, papá Noel les había traído lo que habían pedido y estaban contentos. Benjamín los miraba desde lo alto del árbol sin mover ni un pelo para no ser descubierto pero, estaba tan feliz viéndoles, que no pudo evitar soltar unas risitas de felicidad, entonces, Adrián, el niño más pequeño, le vio y empezó a gritar: Mamá, mamá ese angelito es de vedáaa, le he visto reírse, pero que cosas tienes, piquirriqui, es un angelito de cerámica, ¿cómo se va a reír?, anda sigue jugando con tus juguetes nuevos.

Sin embargo, los niños al ratito de estar jugando empezaron a discutir: Déjame el tren, no, es mío, eh! no cojas mi patineta, papá Noel me lo ha traído a mí, mentira que es mío,  ¡No toques mis fichas que me las vas a romper!   Pues si no me lo dejas, me enfado y ya no juego contigo y acabaron los dos enfadados, cada uno en un extremo del salón. ¡¡¡Se acabó!!! Dijeron mamá y papá enfadados, ahora mismo vamos a meter todos los juguetes en una bolsa y vamos a regalárselos a los niños que no tienen casa y papá noel no ha podido dejarles nada. Felipe y Adrián se pusieron a llorar, sus padres les reñían enfadados y de pronto Adrián se dio cuenta de que le había caído una gotita de agua en la mano, miró hacia arriba y vio que eran las lágrimas de Benjamín, se calló de inmediato y acercándose a su hermano le dio un besito y le dijo: Perdón!!! A la vez que le dejaba su patineta nueva, el hermano mayor, que era muy bueno y responsable, le dio un súper- mega abrazito “Crunch” y le dijo. Jugaremos los dos con todo por turnos, primero tú y luego me toca a mí, ¿vale?. Muy bien, hijos, así se hace!!!, dijeron los papás muy contentos y ahora ¿qué os parece si en esta bolsa metemos los juguetes que queráis y nos vamos a regalárselos a los niños que no han tenido tanta suerte esta Navidad?.

El niño pequeño miró de reojo al angelito y vio que le sonreía y que le guiñaba un ojo y cuando al día siguiente todos andaban como locos buscando al angelito del árbol que había desaparecido y su mamá le preguntó: piquirriqui ¿Has cogido tú el angelito que había en el árbol?  Él dijo muy convencido: No, se fue muy contento volando, volando, hasta el cielo.

Y Colorín Colorado

sábado, 8 de diciembre de 2012

CUENTO NAVIDEÑO


EL AÑO QUE MAMÁ NOEL  REPARTIÓ LOS REGALOS DE NAVIDAD. Pilar Alberdi
    
Como sabéis en Laponia, donde vive Papá Noel, hace un frío terrible, te castañetean los dientes, algunos días se te pegan las pestañas;  de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y larguísimas estalactitas. En fin... Cabe imaginar que en lugar tan maravilloso como inhóspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con un gracioso pompón. ¡Pero qué os voy a contar que no sepáis! O... ¿no sois vosotros de los primeros en salir hacia los mercadillos navideños de las plazas de vuestros pueblos y ciudades, y allí miráis encantados las figuras del Belén, las zambombas, las bolsas de confeti, la nieve artificial... hasta que..., lo inevitable, volvéis al hogar con uno de esos maravillosos gorros rojos y blancos sobre vuestras cabezas?

Pues... lo que iba a contaros: a punto estaba de llegar a Laponia como a todo el mundo el día de Navidad y Papá Noel amaneció con tos y fiebre.  — Es gripe — decía con los ojos llorosos. Y muy preocupado añadía...— ¡Qué va a ser de mis niñitas y niñitos! ¿Quién repartirá las ilusiones y esperanzas, tantos regalos como ellos esperan?   — Yo — gritó una vocecita pequeña y delgada como un airecillo primaveral que llegaba de la cocina. Papá Noel, pensó en un ratoncito. Lo había visto hacía tiempo protegiéndose del frío del invierno junto a la cocina de leña.  — Yo — repitió la vocecita... que  acercándose a Papá Noel, le trajo un gran vaso de leche con miel y un pastelillo — Yo lo haré. Papá Noel escuchó sin decir nada. Y Mamá Noel, repitió: Yo lo haré...
    
Bueno, la verdad es que a Papá Noel ese cambio no le agradó mucho; él, se llevaba los honores; él recibía las cartas de millones de niñas y niños; de él se hablaba en todos los telediarios y periódicos del mundo... — Está bien — refunfuñó —, está bien. Los tiempos han cambiado. Lo reconozco. He de reconocerlo. Me parece... justo.  Entonces Mamá Noel, consolándole, dijo: — No te preocupes, Papá. No lo notarán. Llevaré tu traje, me pondré un almohadón para imitar tu barriga, y... ¡Hasta una barba postiza! 

Fuera, el trineo estaba preparado. Sonaban los cascabelillos de los arneses y los renos se movían ansiosos y expectantes. Nevaba y de los pinos caían espontáneos puñados de nieve. — No, no es justo — reflexionó Papá Noel —. No puedo permitirlo. Tú eres tú. Entonces Mamá Noel, dijo:  — Bien, bien... Veo que los dos estábamos preparados para este cambio...  ¡Atchiss! — contestó Papá Noel.
Mamá Noel comenzó a vestir su propio traje. No se ajustó barba, ni tripa, ni cargó un saco gigante lleno de juguetes sobre su espalda como para demostrar cuán fuerte era para su edad. Se miró al espejo... No estaba mal. Era mayor, pero su rostro reflejaba serenidad. Entonces, mirando a Papá Noel, se despidió:  Es hora de marchar. Sí — dijo él. — Volveré pronto — susurró ella — dándole un cariñoso beso en la mejilla. — Te estaré esperando.
    
Así fue como Mamá Noel, repartió los regalos de Navidad, pero... ¡Siempre hay un pero! Sólo algunas personas, las que esperaban el maravilloso acontecimiento de ver aparecer algún día a Mamá Noel, la vieron, y fueron muy dichosos. Llamaron a las agencias de noticias y, al día siguiente, la noticia que podía oírse y leerse en los noticiarios y en los periódicos, era: «Mamá Noel repartió los juguetes de este año». «Mamá Noel hizo las delicias de los niños». «El nuevo siglo nos ha traído a Mamá Noel».

Pero Mamá Noel no pensaba sólo en esto, aunque la hacía muy feliz, sino en cómo estaría  Papá Noel recuperándose de su gripe.  Cuando llegó a su casa de Laponia, y no os  cuento ¡cuán cansados estaban los renos y Mamá Noel!, se encontró a Papá Noel cantando y amasando pastelillos en la cocina.  Hola cielo — dijo ella.  — Hola, mi amor — contestó él. Era la primera vez que Papá Noel cocinaba. Además, había lavado la ropa y ordenado la casa.  Juntos leyeron las noticias de los periódicos, y de todas ellas, la que más les gustó, fue una que decía: «El año que viene, las niñas y niños del mundo, podrán escribir indistintamente — a Mamá y a Papá Noel». 

¡Lo habían conseguido entre todos! Los cambios en las personas y en las vidas, son así... Primero un deseo, un sueño, una posibilidad; luego, una realidad, y cuando esto sucede... ¡Qué maravilloso el aire de fraternidad que respiran las personas, y qué maravillosa la luz que parece irradiar el mundo!

Y Colorín Colorado

miércoles, 28 de noviembre de 2012

CUENTO MARIPOSO


LA MARIPOSA COLORÍN. Griselda Bosi ( Luly ) 

Había una vez, hace mucho tiempo y en un lejano país, muchas mariposas, de todos colores, allí vivía Colorín, una mariposa muy pequeñita, pero con muchos colores, tantos que era la más linda del parque, Colorín dormía sobre el césped debajo del banco amarillo del parque.

Una mañana, cuando se levantó, estaba toda mojada, con rocío que había caído durante la noche, se sacudió, se revolcó en el pasto y salió volado a pasear,  ¡Mariposa Colorín! ¡Mariposa Colorín! – Gritaron las flores.- ¿Qué pasa? ¿Por qué gritan tanto? – Les contestó.- ¡Dónde están tus colores! ¡Quién te los sacó! – dijeron las flores. Colorín recién en ese momento se dio cuenta de que estaba toda blanca, sin  ningún color. ¿Qué pasó? ¿Quién me los quitó? – dijo llorando, estaba desconsolada, nadie la podía calmar, los pájaros le cantaban, las hojas de los árboles acariciaban sus alas, pero nada la calmó; en ese momento pasaba por allí, la luciérnaga pintora, con su paleta de colores y sus pinceles.

¿Qué pasa acá? ¿Por qué tanto alboroto? – preguntó. - ¡A Colorín le quitaron los colores! – gritaron a coro flores, pájaros y plantas, pero eso no es problema,  ¡yo te los pintaré! – la consoló la luciérnaga, Colorín, volando fue hasta donde estaba la pintora, se puso en posición, y pincelada va, pincelada viene, de nuevo tuvo sus colores. Contenta, volando, siguió por el parque saludando a todos.

Esa tarde, mientras hablaba con la oruga Manuela, apoyada sobre la hoja de un sauce, el parque se oscureció, unas nubes negras taparon el sol, los relámpagos cruzaban el cielo y sin más, empezó a llover, tan pero tan fuerte que la pobre Colorín se volvió a despintar, le chorreaba la pintura manchando todo a su paso, ¿y ahora qué hago? ¡de nuevo sin mis colores! – lloró desconsolada Colorín; en ese momento un rayo de sol salió entre las nubes y por el horizonte asomó un brillante arco iris, que anunció el fin de la lluvia, ¡Arco iris! ¡Arco iris! ¡Vos que tenéis tantos colores, regalame algunos, que perdí los míos! – le pidió Colorín, el arco iris viéndola tan triste, le dijo: Mariposa Colorín, te voy a regalar los colores, pero por favor, no duermas más sobre el césped.

Y Colorín Colorado

martes, 20 de noviembre de 2012

CUENTO TESORO


EL ORIGEN DEL ARCO  IRIS.  La Cometa de los Cuentos.

Erase que se era un tiempo en que las plantas, los animales y los humanos estaban muy contentos con el sol, éste brillaba en el cielo azul y con sus rayos acariciaba a todos en la tierra.

Una nube, envidiosa del cariño que la gente le tenía al sol, se quejaba continuamente y decía: - ¡Estoy harta! No hago más que mojarlos y todos están a hablar del sol, de mí, nada de nada.

Así fue como un día en el que, como tantos otros, los humanos, las plantas y los animales estaban a gozar del calor del sol, cuando la nube se plantó delante y dijo: - ¡Se acabó! De ahora en adelante ya no serás tú el más importante, te voy a tapar y nunca más podrás ver la tierra. Por más que el sol le suplicó, la nube no le hizo caso. Las plantas fueron perdiendo su color y animales y humanos se estaban muriendo de frío.

Un día una niña ideó un plan y habló con la nube: - ¡Nube, mira que eres bonita! A mí me gustas más que el sol, cada vez que la niña le decía algo bonito a la nube, ésta se ponía más y más gorda con su vanidad, de manera que cuando la niña le dijo a la nube que no se creía que ella diera la lluvia, ésta no se lo pensó dos veces y comenzó a hacerla.

Y cuanto más llovía, más pequeña se iba haciendo, más pequeña, más pequeña...De esta manera el sol comenzó a asomar por detrás. Primero un rayo, luego otro, y otro, y otro...Con la magia del sol y la nube, juntas, surgió el arco iris.

Desde entonces las nubes y el sol son amigas y cuando se juntan nos regalan un arco iris.


Y colorín Colorado… 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

CUENTO LANUDO




Nació sólo con tres pelos. - ¿Tres pelos? - ¡Tres pelos!

Y tenía tanto frío que, balándole a la luna (beee, beee), pidió un gran deseo: un enorme abrigo de lana rizada.

Pasó un día, tres, una semana,... La primavera, el verano,.... Y cuando llegó el otoño se encontró un chaleco hecho con millones de rizos y bucles. Y era de su talla.

Como empezaba a refrescar, se lo puso. Le quedaba formidable. Y conforme pasaba el tiempo y se adentraba en el invierno, a aquel chaleco, que era mágico, le fueron creciendo los pelos, los rizos, los tirabuzones, hasta cubrir todo su cuerpo.

La ovejita pasó el invierno recorriendo el monte, calentita, calentita. Pero cuando entró la primavera comenzó a sudar. - Este abrigo da mucho calor – se dijo -, tendré que ir al peluquero para que me lo corte un poco.

El peluquero le dijo que él no sabía cortar abrigos mágicos, que mejor fuera a decírselo al pastor, que tenía experiencia en este tipo de asuntos. Y el pastor, cuando la vio llegar con su abrigo peludo, se puso tan contento.

- Tu abrigo también es mágico para mi, ovejita – le aseguró con cariño – A ti te dará calor cada invierno y a mi dinerito, porque pasaré todo el verano tejiendo jerseys con tu lana y los venderé en las épocas de frío.

Desde entonces, la ovejita y el pastor se hicieron tan buenos amigos que no saben vivir el uno sin el otro. Así que, además de ganar un abrigo, la oveja ganó un amigo con el que compartir aquel regalo mágico.


Y Colorín Colorado  

lunes, 29 de octubre de 2012

CUENTO SOMBREADO


EL HADA Y LA SOMBRA.  Tomado de la red. Autora Isabel. 22 octubre 2009

Hace muchísimo tiempo, en épocas de hadas y duendes, cuando los hombres no poblaban la tierra, existía un lago misterioso, custodiado por un hada justa y generosa.

El hada del lago era tan bondadosa que sus súbditos gozaban con servirle. Fue por eso, que cuando los seres malvados amenazaron los bosques y el lago, muchos siervos se unieron al hada para acompañarla en un peligroso viaje en busca de la piedra de cristal, que era la única salvación que tenía su reino.
El hada advirtió a sus seguidores que les esperaba un terrible viaje a través de los pantanos, ríos y desiertos. Entendía que sería muy difícil soportar todo el viaje, pero sus súbditos aceptaron y prometieron acompañarla hasta el final.

Partieron el hada con cincuenta vasallos leales y el camino fue mucho peor de lo que había anticipado. Debieron enfrentar temibles bestias, pasar hambre y sed en el desierto, caminar día y noche sin rumbo certero. Fueron tantas las adversidades, que muchos se desanimaron y abandonaron al hada a mitad del camino. Todos excepto uno, que continuó solo junto al hada. No era el más valiente, ni el más listo, ni el mejor guerrero, pero continuó su marcha hasta el final. El joven se llamaba Sombra.

Cuando el hada le preguntaba, por qué no había desistido como el resto. Sombra le respondía siempre igual: - Prometí acompañaros a pesar de las dificultades y no desistiré ahora, sólo porque resultó ser más duro de lo que pensaba.

Gracias a la ayuda de Sombra, el hada pudo encontrar la piedra de cristal. Pero estaba custodiada por un monstruo que no estaba dispuesto a entregarla. Por eso, Sombra se ofreció a cambio de la piedra, como último gesto de lealtad. Se quedó a servir al guardián de la piedra por el resto de sus días.

La magia de la piedra de cristal ayudó al hada a volver al lago y a expulsar a los seres malvados que lo dominaban. Pero cada noche, el hada lloraba la ausencia de su fiel Sombra, porque de aquel compromiso de amistad, había surgido un amor más fuerte que cualquiera.

Para recordar a su amado y honrar su lealtad y compromiso, el hada regaló a cada ser de la tierra, su propia sombra, que los acompañaba durante el día. Pero al llegar la noche, todas las sombras regresaban al lago para consolar la tristeza del hada del lago.

Y  Colorín Colorado

miércoles, 17 de octubre de 2012

CUENTO CON BRISA


LA NUBE Y EL VIENTO. La red  Cuentos Infantiles cortos.

La nube Claudia se encontraba muy feliz y contenta porque estaba junto con su amigo el sol. Hacia un día espléndido y los pajarillos cantaban una y otra vez sin parar.

De repente, el viento empezó a soplar y la pobre nubecilla Claudia, no podía parar de moverse, porque el viento le empujaba de un lado a otro.

Entonces, Claudia le dijo al viento: “¿por qué soplas tan fuerte?”

Y el viento contestó: “porque tengo que ayudar a las semillas de las plantas a viajar de un lado para otro, para que así, nazcan nuevas plantas. Y también gracias a mí, los molinillos de viento se mueven y los hombres obtienen así la electricidad.”

Entonces Claudia, la nube, entendió que aunque durante un rato no pudiera dejar de moverse por el soplido del viento, era para ayudar a los demás.

Y  Colorín Colorado

domingo, 7 de octubre de 2012

CUENTO GRILLERO


EL VIAJE DE LOS GRILLOS.  Autor: Inés de Cuevas

Una tarde de mucho sol y calor, los grillos salieron de paseo por los rastrojos que bordean el pie de monte de Cerro Grande. Ellos querían pasar la noche bien lejos, en un lugar fresco, y olvidarse de una vez por todas, del ruiiiii-ruiiiii-ruiiiii de sus violines. Así, que caminaron y caminaron sin descanso por los hilos delgados del atardecer, que, como láminas de cobre, se arremolinaban al pie de los árboles.

Al tropezar con un bosque poblado de apamates, Grillo Sabio oteó fijamente el terreno, observó cuidadosamente cada rincón; luego, dirigiéndose a los otros grillos, les dijo: "Aquí pasaremos la noche porque este es el mejor sitio para descansar. Desde esos árboles que ven ahí, observaremos cómo se columpia el rocío en los granados y cómo acuna la araña el sueño de otros insectos en su colcha de soles.... Además, veremos el lucero del alba antes de que aclare el día". Dicho esto, guardó silencio....... largo y profundo silencio....Como si hubiera enmudecido para siempre.

Esa noche, las horas caminaron perezosamente y, cuando rompió la mañana, un viento ensordecedor se coló como una tromba por las cortinas silvestres. Entonces, Grillo Sabio -que no se equivocaba- y que todo lo escuchaba con un oído extraordinario de buen músico, dijo, curiosamente: ¿"Oyen...?, esa es la sonata de las chicharras, ¡recojan sus violines y permanezcan Callados....totalmente callados! Que desde este momento en adelante, no suene una sola nota de violín trasnochado". Al escuchar la orden, los grillos obedecieron y, de repente, una música que nadie sabe de dónde venía, se ensartó en las ramas de los árboles..... Era la aurora que comenzaba a entonar:

En las posadas de día
el viento canta sus nanas
y las estrellas se asoman
para mirar la mañana

Los grillos duermen la siesta
sobre una fronda lejana
mientras corren sus cortinas
las ventanillas del alba







Cuando terminó la canción de la aurora, todos quedaron boquiabiertos....

El cielo se había llenado de aureolas fosforescentes y acelofanadas. Entonces, los grillos, que eran tan inteligentes como Grillo Sabio, comprendieron que había llegado la hora de cobijarse en su casita de hojas, para esperar un nuevo amanecer al pie de los apamates.


Desde esa mañana, los grillos pasaron muy felices sus horas, a pesar de que solamente escuchaban el ruiiii-ruiiii-ruiiii de sus violines.

Y Colorín Colorado…

viernes, 28 de septiembre de 2012

CUENTO BALLENATO


EL REINO DE LAS BALLENAS.  Pancho Aquino

Cuenta la leyenda que en un lugar lejano e inaccesible vivía la manada de ballenas más grande del mundo. Como todas las ballenas, nadaban y cazaban en mar abierto, pero su refugio secreto estaba en el centro de un círculo de islas, que tenía una única salida al mar. En su interior las aguas se mantenían serenas y eran ideales para el descanso y el cuidado de las crías. Dentro del grupo había un ballenato que, a pesar de su juventud. se destacaba por su valentía y destreza. Con inteligencia y picardía era capaz de resolver los problemas más difíciles y salir siempre triunfante. Era el mejor nadador, el que saltaba más alto y el más divertido.

Los mayores lo querían y respetaban. La manada vivía en paz y armonía hasta el día en que un delfín amigo trajo una noticia aterradora: un barco ballenero exploraba la zona, siguiendo la leyenda del reino de las ballenas, estaba anclado a unas pocas millas y habían enviado un bote en busca de la manada. Nerviosas y asustadas, las ballenas más viejas quisieron salir al mar abierto para sacrificarse, otras propusieron abandonar el lugar y alejarse hacia zonas más frías, todas hablaban al mismo tiempo, sin ponerse de acuerdo, entonces el joven ballenato dijo con fuerza: "No tengan miedo y no se muevan de aquí. Volveré pronto y todo seguirá como hasta hoy”. 

Dicho esto tomó la salida a gran velocidad y al avistar el bote de los cazadores hizo una pirueta en el aire para que lo vieran. Los hombres entusiasmados comenzaron a seguirlo, seguros de que los guiaría hasta al refugio escondido.

Pero el ballenato tenía otros planes. Jugando y saltando los fue llevando por otro camino, internándose en una zona de peligrosos arrecifes, donde el bote no tardó en naufragar.
Gracias a los salvavidas los pescadores flotaban en las heladas aguas pero estaban seguros de que su fin estaba próximo, cuando el ballenato se les acercó y les permitió que subieran a su lomo y nadando cuidadosamente los llevó de regreso al barco.

Era casi de noche cuando llegaron. Desde la cubierta los compañeros aplaudían el regreso, incrédulos ante el rescate de la ballena salvadora. Entonces el ballenato se sumergió y desapareció en las profundidades del mar.

Un tiempo después volvió el delfín trayendo noticias: los cazadores rescatados habían informado que no se avistaban ballenas en la zona, que los arrecifes hacían imposible la navegación y que estaban convencidos de que la leyenda del refugio secreto no era más que un cuento. Dijeron también que las ballenas eran los animales más buenos y cariñosos que habían conocido y que jamás volverían a cazarlas.

Así fue que nunca más hombre alguno se acercó al reino de las ballenas, que siguen viviendo felices, en su mundo de paz y armonía.

Y Colorín Colorado

lunes, 3 de septiembre de 2012

CUENTO BAÑADOR


EL CRÁTER DE LA ESPONJA, EL PATITO Y EL JABÓN. Kike el duende, escritor español. Cuentos infantiles. Extraído de libro “Desde los cráteres a la luna”

¿Qué nos puede gustar a los niños más que jugar en el agua? Pues jugar en el agua con la esponja, el patito y el jabón. Todas las noches me viene a buscar, sobre las nueve, la tortuga Tranquila. Me tiene preparado en el lago de la Tranquilidad el baño más fantástico y gracioso. Gracioso el oso de espuma que me invita a pasar, a esconderme en una bola de cristal llena de burbujas.

En ella ruedo camino abajo hasta llegar al lugar donde me espera, como todos los días, el baño. A las nueve en punto, como os dije, cuatro estrellas de la galaxia Andrómeda se acercan e iluminan todo este cráter, el que voy a llamar el cráter de la Esponja, el Patito y el Jabón.

Se deslizan estas estrellas muy suavemente sobre el cielo haciendo dibujitos para que yo los vea mientras me baño. Una escalera de césped está en la entrada, me dice Tranquila que baje a su lago. Tan solo tiene tres peldaños, tres anchos y gigantescos peldaños. En el primero hay una puerta, un letrero que pone “pasa” y, claro, paso.

Es la habitación de las esponjas, la madre esponja me lleva a un jardín donde juegan cientos de esponjas de todos los colores. La mamá esponja me dice que escoja una para mi baño, también me dice que cuando vaya al lago de la Tranquilidad que entre aquí y que elija la esponja que más me guste, siempre una distinta para que no tengan celos entre ellas.
En esta ocasión me inclino por una verde con forma de cangrejo, huele a menta y es suave como el terciopelo. Cuando cojo la esponja me doy cuenta de que se mueve, que está viva. Le pregunto cosas y me contesta. Bajamos las tres, Tranquila, la esponja y yo, al segundo escalón y veo otra puerta, también paso.
Aquí tan solo hay un pequeño patito de color amarillo melón, en cuanto me ve me da dos besos y se sube a mi mano. Me dice que le cante una canción. Con la esponja en una mano y el patito en la otra, bajo al tercer escalón, abro esta tercera puerta y me espera una tarta de jabón. Está cortada en cientos de trozos triangulares, de multitud de colores y olores.

Cojo un trozo amarillo olor a limón. Con la esponja, el patito y el jabón, me voy del tercer escalón, no sé como hago pero ya me encuentro toda desnudita en el lago. Las cuatro estrellas que me iluminan se acercan a la cocina y Luna descansa sentada en una esquina, Tranquila me hace la cena y yo pienso por qué no se baña conmigo, que pena.

Me dice Luna que lo importante del baño es: Chopf chopf Chapoteo en el agua, el jabón en la esponja se sienta y despacito, con uno o dos dedos, las dos cosas se mezclan. Chopf chopf  Con movimientos circulares, se frota la esponja, verde olor a menta, contra mi cuerpo, y no importa que tenga lunares. Chopf chopf El agua templada y flotando mucha espuma, la pongo en el pelo y también en la nariz, me cubro las manos y me sumerjo en un tris. Chopf chopof 

Para jugar, el patito, da muchas vueltas y cuando lo miro se queda quietito. Cuidado con los ojos, con los oídos y la nariz, que no entre el jabón porque no debe engañarnos que sea un trozo de tarta amarillo olor limón. Dejar que la esponja se esconda entre los dedos de los pies, debajo de los brazos y detrás de las orejas también. -Es hora de salir – me dice Tranquila, – y casi más importante que el baño es, te lo digo con cuidado:

El secado. Las estrellas se marchan y se acerca una toalla, me seca muy despacio de la cabeza a los pies, me pongo a hacer el pino y veo el mundo al revés. Unas zapatillas siempre a la salida y una bata, si puede ser, sabor a nata. El pelo bien seco para cuidar la garganta y, si vamos ya para cama, a esconderse bajo la manta.

Y Colorín Colorado ….

miércoles, 29 de agosto de 2012

CUENTO CASAMENTERO

CUENTO EL SOL Y LA LUNA SE VAN A CASAR Jaime Eduardo Castellanos Villalba. Cúcuta - Colombia

Papá ratón llegó contando, que el sol y la luna se van a casar. Mamá ratona dijo, que ese matrimonio no duraría, porque separado el sol de la luna siempre estaría.  

Abuela ratona dijo, que tendrían como hijas las estrellas e hijos los cometas y como padrinos ella quería, fueran los planetas. 

El ratoncito mayor dijo, que todos estaban equivocados, porque el sol se casaría con una “sola” y la luna con un “luno”, el sol tendría hijos, y tendría tantos, que con noche no quedaría lugar alguno. Grillos, sapos, renacuajos, ranas y búhos, no tendrían más noches para cantar y por eso el ratoncito mediano se puso a llorar.

Papá ratón llamó a la cordura, pues no había pareja para ellos, porque no se conocía ningún otro sol, ni otra luna, quizás en otra galaxia, pero más de cien mil años esa búsqueda dura. 

Y para terminar esta querella, el ratoncito más pequeñito sueña, con que la luna se enamore de una estrella y el sol de una flor bien bella. 

Y Colorín Colorado

viernes, 24 de agosto de 2012

Cuento Dragoneante


EL CUMPLEAÑOS DEL DRAGÓN Tomado de la red. 



En una tierra muy muy lejana, hace mucho mucho tiempo, existió un dragón llamado Rufus, en un reino donde gobernaba la paz y la armonía.
Rufus era el único dragón que existía por aquel entonces. Él fue el único descendiente de los últimos dragones que quedaban en todo el planeta. Los reyes lo consideraban como el guardián del reino.
Rufus iba a cumplir en pocos días su primer año de vida, por lo que los reyes le iban a preparar una fiesta de cumpleaños.
El día de su cumpleaños Rufus bajó a desayunar desde su torre como todos los días. Pero ese día, encontró algo que no era normal, ¡no le habían preparado el desayuno!
Enfadado, fue al salón del palacio real, y sin mediar palabra abrió las puertas y, pensando que no había nadie, se desahogó, abrió la boca y llenó de llamas todo el salón.
Cuál fue su sorpresa cuando abrió los ojos y vio todo el salón lleno de gente que querían celebrar su cumpleaños.
Por suerte, Rufus no incendió a ninguna persona, y lo único que se quemaron fueron las velas de la tarta que le habían preparado.
Así que, celebraron felizmente el cumpleaños y el dragón Rufus aprendió que no tenía que enfadarse porque no le preparasen el desayuno, ya que hay cosas mucho más importantes que esas, como estar feliz y sonriente todo el día.



Y Colorín Colorado...

jueves, 16 de agosto de 2012

CUENTO TÍMIDO


FIORINA Y PIONINA, LAS HADAS TÍMIDAS. Pedro Pablo Sacristán


Cuando viajas al país de las hadas y preguntas quién ha sido el hada más bella de la historia, todos responden sin dudarlo que Pionina. Todos, menos la propia Pionina, que mueve la cabeza y piensa en silencio en su hermana Fiorina.

Nadie la ha conocido aún, pero Fiorina era claramente la más bella de las dos hermanas. Ambas nacieron de una misma gota de rocío grande y perfecta, y compartieron su vida dentro de una misma flor durante años. Y es que eran tan tímidas, que ni siquiera se atrevían a salir al mundo. Como no conocían otras hadas, se preguntaban si serían bellas o feas, listas o tontas, afortunadas o desgraciadas. Y tanto y tan a menudo lo pensaban, que terminaron estando convencidas de lo feas, tontas y desgraciadas que eran, de modo que no se atrevían a abandonar su confortable florecilla, y se dedicaban a lamentar su desgracia. ¿Cómo iban a presentarse al mundo siendo tan desastrosas? ¿Qué les dirían los demás? ¿Y si las rechazaban o se reían de ellas?

Hasta que un día, Pionina consiguió reunir el valor suficiente para salir de la flor. "No tengo la culpa de ser tan horrorosa", se dijo, "trataré de ser amable y alegre, así puede que perdonen mis defectos", pensaba ya decidida a salir. Pionina trató por todos los medios de conseguir que su hermana fuera con ella, pero Fiorina no se sentía capaz de superar su timidez, y aunque se moría de ganas por salir, decidió quedarse tranquila en la flor...

Cuando Pionina abandonó su flor y comenzó sus acrobáticos vuelos, un brillo especial envolvió el inmenso campo de flores del que formaba parte su casa. Al ver aquella luz, cientos de hadas salieron de sus flores para verla, y todas y cada una contemplaron admiradas la más bella hada que nunca hubieran conocido. Se armó un enorme revuelo alrededor de Pionina, y en unos minutos se convirtió en la más famosa de las hadas por su belleza, inteligencia y fortuna.

Pionina corrió a avisar a su hermana de lo equivocadas que habían estado durante años, pero no supo regresar a su flor. En aquel campo había tantos cientos de miles de flores tan iguales, que Pionina no podía distinguir dónde había vivido. Buscó y buscó, pero no consiguió dar con Fiorina.

Y allí sigue Fiorina, escondida en su flor, llena de miedo, pensando que podría ser la más horrible de las hadas, sin saber que, si algún día se decide a salir y mostrarse tal y como es, todos verán en ella la más afortunada y bella de todas las hadas.

Y Colorín Colorado…

miércoles, 8 de agosto de 2012

CUENTO DEPORTISTA


CORRE CORRE QUE TE PILLO. Cuentos Infantiles Cortos.


Había una vez una liebre, llamadaLiebriña, a la que le gustaba mucho jugar a hacer carreras “corre corre” (así las llamaban ellas) con sus amigas. Liebriña vivía en Galicia, España, al igual que todas sus amigas.

Un día, Liebriña encontró en la basura un cohete con su mecha y todo, listo para usarse.

Liebriña estuvo preparando el cohete para usarlo en su siguiente carrera, sin que se enteraran sus amigas. De esta forma sus amigas se quedarían sorprendidas de lo rápido que corría.

Y llegó el día de la carrera con sus amigas, Liebriña cogió ventaja en seguida, y sus amigas se estaban quedando atrás y con la boca abierta… hasta que de repente, Liebriña parecía estar volviéndose loca yendo de un lado para otro, hasta que se paró sin más…, y volvió a arrancar velozmente dirigiéndose hacia sus amigas las otras liebres, como para pillarlas.

Sus amigas empezaron a correr desesperadas para que no les pillara, pero Liebriña iba de un lado para otro persiguiéndolas… como si estuvieran jugando al “corre corre que te pillo".

Cuando se le acabó la mecha al cohete, Liebriña cayó rendida al suelo, y exclamó: “Menos mal que se ha parado el cohete!!”

Las amigas de Liebriña se miraron entre ellas y le preguntaron a su amiga: “Liebriña, ¿qué cohete?”

Liebriña les contó toda la historia, y sus amigas se enfadaron mucho con ella, porque había intentado engañarlas, y porque casi tienen un accidente mientras jugaban forzosamente al “correo corre que te pillo”.

Liebriña entendió que nunca más debía engañar a sus amigas, porque si no iban a perder la confianza en ella, y no iban a querer jugar más con ella.

Y Colorín Colorado

viernes, 3 de agosto de 2012

CUENTO ANARANJADO

EL CUENTO DE LAS TRES TORONJAS. Este cuento lo contaban abuelas de Cartajima.

En un reino muy, muy lejano, hace mucho, mucho tiempo... Vivía un rey bondadoso que amaba a su pueblo, y por este motivo tras la recogida de las aceitunas y su posterior molienda, repartía entre su población ese bien tan preciado llamado aceite, el aceite era llevado en grandes tinajas al centro del patio de armas del castillo, donde los soldados del rey repartían a todos los que guardaban cola portando cacharros que querían llenar de aceite, la cola era un caos empujones, pisotones, todos querían llegar pronto al preciado óleo. 
Una viejecita intentaba en vano que nadie se le colara, pero sus fuerzas no se lo permitían, unas de la veces recibió tal empujón que cayó al suelo, rompiendo el vaso de barro que llevaba, aturdida se levantó y rompió a llorar lamentando tan terrible perdida, que podía hacer ahora sin nada para contener el aceite, por suerte encontró el cascarón de un huevo enorme en el suelo, lo cogió y se puso al final de la gran cola, cuando llego le dijo al soldado: _Póngame un poquito en este cascarón. El soldado le respondió: _No queda señora se ha terminado, ya hasta el año que viene. _Por favor déjeme al menos pasar este pañuelo, por la tinaja para poder luego escurrirlo y recoger algo. Respondió la viejita. El soldado no puso impedimento y la viejita pudo llenar su cascaroncito de aceite, contenta se marchaba a su casa, cuando de pronto, Chaasss... el cascarón se le rompió entre las manos, mirando a todos lados enojada, localizó a un joven en una ventana con un tirachinas, era él, quien le había privado de su preciado aceite, _Maldito, maldito seas, y en las tres toronjas te veas.... 

Se escuchó vociferar al chico _Apresad a esa vieja, guardia, apresarla...Era el príncipe. Apresando la guardia a la pobre anciana la llevó ante el príncipe, quien le pidió explicaciones sobre sus maldiciones. _qué significado tiene eso de las tres toronjas, contesta vieja... A lo que esta le contesto: _A varios días de camino, recorriendo valles y traspasando montañas enormes, en la dirección por donde se pone el sol, hay un monte, en su cima un gran naranjo, en el naranjo tres grades naranjas, y ya no te puedo contar más, si resuelves el enigma tendrás mi perdón y serás feliz, si no lo resuelves serás infeliz toda tu vida... Tonterías, dejarla que se marche_ grito el príncipe con cara de asombro. Pasaban los días y el joven príncipe no dejaba de pensar en la maldición de la vieja, se preguntaba será verdad, no solo será una de esas leyendas de viejos, pero por más que lo intentaba no podía dejar de pensar en ello. Hasta que una noche sin avisar a nadie, cogió el caballo más rápido que tenía y se dispuso a averiguar el enigma. Llevaba tres días de camino, preguntaba a todos lo que encontraba, sobre las tres toronjas, pero nadie sabía nada. Se encontraba cansado ya sin comida, su caballo necesitaba descansar. Diviso un gran valle con pastos y agua y decidió pasar allí la noche para descansar. Por la mañana lo despertaron los cencerros de un rebaño de cabras que pastaba por allí, se acercó al pastor para preguntarle si conocía el monte del naranjo. Cuando se acercó el pastor con las manos en la cabeza gritaba_ que mala suerte se me ha caído al río mi cuchillo, sin el estoy perdido. 

El príncipe la dijo:_ Tanta historia por un cuchillo_ A lo que este replico: _ sin él no puedo hacer nada y mi bien más preciado_ Toma el mío_ Saco el príncipe un hermoso cuchillo con una bonita funda y se lo entrego al pastor. _no, no puedo aceptarlo, es muy valioso_ Bueno, hagamos un trueque, te lo cambio por comida, hace un día que no como_ El pastor cogió el cuchillo entusiasmado, comieron hasta llenar sus barrigas, y el pastor le entregó al príncipe un zurrón con un queso de cabra, un gran pan y una bota de vino. El príncipe le dio las gracias y prosiguió su camino. A las tres días ya sin comida de nuevo, tuvo la suerte de encontrar a unos monjes, quienes no sabían nada del naranjo, paro lo llevaron al convento donde pudo comer pollo asado y pasar la noche en un catre que le pareció la más cómoda de las camas, al alba compro de nuevo víveres a los monjes, y les regalo un gran anillo de piedras preciosas para poder reparar el techo de la abadía, los monjes le desearon la mejor de las suertes en su aventura. Tras otros tres o cuatro días persiguiendo al sol, comenzó a llover a mares, se refugió en una cueva, y allí pasó otros dos días, cuando cesó de llover todo estaba cubierto por una espesa niebla. Se encontraba cansado, muerto de frío, sin comida... estaba a punto de regresar a casa, cuando de pronto, el viento fue apartando las nubes que quedaban tras la tormenta, y justo debajo del sol pudo ver un gran monte verde, y hasta le parecía divisar en su cima lo que le parecía un gran árbol. 

Sin pensarlo, montó en su caballo y todo la rápido que pudo subió al monte, era un gran naranjo, y con tres hermosas naranjas, _tenía razón la vieja_ . Estuvo un rato mirando el naranjo y sus frutos sin saber qué hacer, entonces arranco una naranja y la miró, como tampoco pasaba nada, comenzó a mondarla y entonces... De la naranja salió una joven preciosa, parecía un ser divino. Y la joven hablo: _¿Tienes Pan?_ le pregunto. _No me queda_ dijo el príncipe. _¿Tienes agua? _ No, tampoco me queda. _Pues entonces me marchó _ tras decir esto la princesa desapareció en medio de un resplandor. El príncipe sorprendido se froto los ojos, dudando si soñaba o estaba despierto. Decidió entonces arrancar del árbol otra naranja, y comenzó a mondarla, y de nuevo apareció otra joven más bella aunque la primera. Quien le pregunto al rey: _¿tienes pan? _No. Tienes agua? _No, pero por favor no te vayas. _Pues entonces me marcho_ Y diciendo esto desapareció la joven en una luz blanca. El príncipe no se lo creía, estaba aturdido, que podía hacer ahora. Decidió coger su caballo y cabalgar a toda prisa, llegó a una pequeña casa donde cambió su capa por pan y agua y regresó al monte. Cogió la naranja que quedaba, y se dispuso a abrirla cuando de ella salió una joven más bella aun que las anteriores, la que le pregunto: _ ¿Tienes pan? _Si, toma. Le dijo el príncipe ofreciéndole. Comió un poco la joven y le dijo _¿Tienes agua? _Si, Toma. Bebió y poco la joven, y le contó que era una princesa a la que una malvada bruja había hechizado, hasta que viniera un príncipe que siendo bueno la rescatará y se casará con él. El príncipe sorprendido, la monto a su caballo con el propósito de llevarla a palacio y tomarla por esposa. El camino se le hizo corto, en tres días divisaban el reino, cuando la ida le costó al menos quince días. A la entrada de palacio había una fuente en la que se pararon para beber y asearse un poco, el príncipe miro a la joven, y le dijo: _Mejor voy al palacio, recojo un vestido para ti y un coche de caballos, para que entres al palacio como debes.

A la princesa le pareció buena idea, pero le dijo: _ Que nadie te abrace, pues si alguien te abraza me olvidaras para siempre. Llegó al príncipe a palacio, todos contentos querían abrazarlos por la gran alegría de verlo tras tanto tiempo sin saber de él, el repetía: _ Por favor no tocar, en unos minutos os lo explicaré, todos le hicieron caso, todos menos su abuelita que era un poco sorda, y desoyendo a su nieto, lo abrazó por la espalda, olvidando este a su princesa, quien por miedo se había subido a una gran higuera que había al lado de la fuente. Pasaron los días y el príncipe no recordaba nada. Un día una bruja fea, fue a buscar agua a la fuente, y al mirar el agua se vio reflejada y exclamo:_ La gente dice que soy fea, pues yo me veo hermosa. Sin saber que a quien veía era a la princesa, entonces la princesa estornudo, la bruja la vio y la dijo que bajara. Bajo la joven y le contó lo sucedido a la bruja, la bruja lejos de ayudarla le clavo un alfiler en la frente y la convirtió en paloma. Asustada marchó volando. 

La bruja se presentó en el palacio, pidiendo audiencia al príncipe, quien se entrevistó con ella, La bruja le contó que era la princesa del naranjo, que tras tantos días al raso había envejecido, ya que el hechizo solo se rompería tras casarse con él. El príncipe aunque sorprendido decidió casarse con la bruja sin saber que lo era. Se había comprometido con la princesa. El día de la boda, en la ventana de los aposentos del príncipe apareció una paloma, el príncipe se acercó y la tomo en su mano, mirándola vio como la paloma lloraba, queriéndola consolar la acarició suavemente, y acariciándola encontró algo en su frente, tiro y la paloma se convirtió en su verdadera princesa. La princesa la contó el encantamiento de la bruja. 

Apresaron a la bruja y la encerraron de por vida en un molino de aceite, para que no pudiera hacer mal a nadie. Los dos se casaron y fueron felices. Y siguieron repartiendo el aceite de sus campos entre los habitantes de su reino. 


Y  Colorín Colorado…

sábado, 28 de julio de 2012

CUENTO NUBADO


LA NUBE AVARA. Cuentos Infantiles de Ayer y Hoy

Erase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.

Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.

La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.


Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoíris del mundo.


Y Colorín Colorado

sábado, 21 de julio de 2012

CUENTO CURIOSO


LA ESTRELLA DIMINUTA. Pedro Pablo Sacristán.

Había una vez una estrella muy, muy chiquitita, tan pequeñita como un mosquito, que vivía en el cielo junto a sus papás, dos estrellas enormes. La pequeña estrella era muy curiosa y siempre quería verlo todo, pero sus papás le decían que aún era pequeña para ir sola, y que debía esperar.

Un día, la estrella vio un pequeño planeta azul; era tan bonito que se olvidó de lo que le habían dicho sus padres, y se fue hacia aquel planeta. Pero voló tan rápido, tan rápido, que se desorientó y ya no sabía volver.

Una vez en la Tierra, donde creía que lo pasaría bien, la gente y los demás animales la confundieron con una luciérnaga brillantísima, así que todos querían atraparla. Huyó como pudo, muy asustada, hasta que se escondió tras una sábana. 
Entonces todos pensaron que era un fantasma, y huyeron despavoridos.

La estrellita aprovechó su disfraz para divertirse muchísimo asustando a todo el mundo, hasta que llegó a una montaña en la que vivía un gran dragón. La estrellita también trató de asustarle, pero no sabía que era un dragón come fantasmas, y cuando quiso darse cuenta, se encontraba entre las llamas de fuego que escupía por su boca el dragón.

Afortunadamente era una estrella muy caliente, así que pudo escapar del fuego y del dragón, pero acabó muerta de miedo y de tristeza por no estar con sus papás. Estuvo llorando un rato, pero luego se le ocurrió una idea para encontrar a sus papás: buscó una gran roca en una montaña altísima, y desde allí, mirando al cielo, se asomó y se escondió, se asomó y escondió, y así una y otra vez. Sus papás, que la andaban buscando preocupadísimos, vieron su luz intermitente brillar en la noche, y acudieron corriendo a señalarle el camino de vuelta.

Así la estrellita vivió muchas aventuras y aprendió muchas cosas, pero ya no se le volvió a ocurrir irse solita hasta que fuera mayor.

Y Colorín Colorado