sábado, 2 de julio de 2011

CUENTO LECTOR


LA HABITACIÓN DE LA FANTASÍA. TODO PAPÁS.

Sofía, vivía con sus abuelos Juan y María en una casa muy grande a las afueras de la ciudad. Allí tenía un bonito jardín, un huerto, conejos, gallinas y patos. Al llegar del colegio, le gustaba jugar con los animales y cuando estaba muy cansada de saltar y brincar, se recostaba en el césped dejándose acariciar por la suave brisa que la primavera traía consigo. A veces, se quedaba muy quieta y callada intentando escuchar el sonido que hacia la hierba al crecer. Era feliz.

Sus abuelos la querían y mimaban, quizás, demasiado, pero claro, es lo que tienen los abuelos. Por las noches, dejaba descansar su cabecita en el regazo de su abuelo Juan mientras este, acariciaba los preciosos rizos de su cabello hasta quedarse dormida. Después, su abuela María, la tomaba en sus brazos y la llevaba hasta su cama y con un beso en la frente le decía con voz dulce: "Mi princesa, hasta mañana". Había algo que a Sofía la tenia intrigada. Sus abuelos nunca la regañaban, ni la castigaban, lo único que su abuelo Juan le tenía terminantemente prohibido era entrar en la habitación de la buhardilla.

Un buen día, Sofía se encontraba jugando en el interior de la casa. Fuera hacía calor y no apetecía estar al Sol. Sus abuelos estaban en el huerto de la parte trasera de la casa regando, en otras ocasiones Sofía los ayudaba pero aquel día prefirió quedarse dentro. Tenía una pelotita rosa con la que se entretenía a tirarla y salir corriendo tras ella. La pelota botaba y botaba y ella saltaba y reía. De repente en un bote, la pelota fue tan alta que subió muy arriba, tan arriba, que rebotó en el techo, esta salió despedida de tal forma que casi golpea a Sofía en la cabeza. Sofía en un brusco movimiento consiguió evitarla. Mientras intentaba recoger la pelota, que seguía botando de un sitio a otro caprichosamente, escuchó algo, un fuerte golpe que provenía de la buhardilla que la dejó petrificada.

Muerta de miedo e intentando no acordarse de las advertencias de su abuelo Juan, Sofía subió los peldaños de las angostas escaleras lenta y cadenciosamente, uno a uno. En varias ocasiones pensó darse la vuelta pero la curiosidad era muy fuerte. Llegó hasta la puerta y acercó la oreja a la misma. Silencio. No se oía absolutamente nada. Acerco su manita temblorosa al pomo y despacio, lo giró poco a poco. La puerta comenzó a abrirse muy despacio con un rechinar que a Sofía no le gustó demasiado. Dentro no se veía absolutamente nada. Primero un pie, después el otro... estaba dentro. La puerta se cerró de forma brusca tras de sí con un fuerte y violento golpe que sobresaltó a Sofía.

Intentó calmarse y palpando con su pequeña manita las paredes encontró lo que parecía ser un interruptor que accionó rápidamente....No podía creer lo que se abría ante sus ojos, cientos de libros apilados en estanterías rodeaban la habitación de pared a pared y desde el suelo al techo. Al principio pensó: - "Vaya cosa. ¿Por esto no quería mi abuelo que entrase aquí?" Se acercó a una de las estanterías y cogió un libro, la cubierta estaba llena de polvo y se notaba antiguo. "La Isla del Tesoro". Sofía paso las páginas intentando encontrar algún dibujo, precisamente a ella, leer no era algo que le gustase demasiado. Al no encontrar nada que le gustase lo puso de nuevo en su sitio.

Comenzó a coger un libro y otro y otro. Procuraba colocarlos exactamente como los encontraba para que su abuelo Juan no sospechase. Pero algo pasó. Al colocar último libro que cogió, "Peter Pan" de nuevo se escuchó el brusco golpe pero esta vez lo notó cerca, muy cerca, tan cerca que el vello de la nuca se le erizó. Sofía dio un brinco hacia atrás con tan mala suerte que tropezó con una estantería situada en el centro de la estancia. Sofía cayó al suelo y la estantería comenzó a balancearse adelante y atrás. Rápidamente Sofía intento sujetarla pero no tenía fuerza suficiente y la estantería cayó al suelo bruscamente.

"¡Madre mía, como se entere mi abuelo!" Pensó Sofía. Ni corta ni perezosa se dispuso a organizar el desorden. Con mucho, muchísimo trabajo puso derecha la estantería, colocó una silla para poder llegar a los lugares más altos y comenzó a coger un libro y otro para colocarlos en su sitio. Cada libro que cogía, lo hojeaba para comprobar que no habían sufrido ningún daño, al principio todo iba bien hasta que se encontró con una ilustración un tanto curiosa. "¡¿La caperucita roja colgada de una liana con Tarzan?!"

Miro la portada del libro para comprobar el título: "Tarzan". Cogió otro libro y hojeando las ilustraciones comprobó como Alicia ya no perseguía un conejo blanco si no que estaba dentro de la casita de chocolate de Hansel y Gretel y estos los vio en otro libro siendo perseguidos por los 40 ladrones de Alí Baba. Así libro tras libro todos los personajes de los cuentos habían cambiado de lugar, estaba todo desordenado, ninguno estaba en su libro.
"¡Dios Mío!, ¡¿pero qué es lo que ha ocurrido aquí, ahora como arreglo esto?!" Estaba pensando cómo solucionar aquello cuando, de nuevo, sonó otra vez el ruido dentro de la habitación, si, aquel ruido que había escuchado en otras dos ocasiones, pero esta vez, el ruido venía acompañado de un quejido y sollozos. Sofía se levantó y empezó a buscar el origen del llanto. Cada vez el sonido se hacía más cercano hasta que su vista reparó en un libro abierto caído en el suelo en cuya portada se leía "Peter Pan". Unas piernecitas asomaban por debajo del libro y se movían como intentando zafarse del peso que las oprimía. Sofía, temerosa pero decidida, levanto lentamente el libro y descubrió una personita pequeña, con alas a la espalda, orejitas puntiagudas y unos ojos enormes que la miraban curiosos de arriba a abajo. Vestía unos pantaloncitos verdes hasta la rodilla y llevaba un pequeño gorrito en forma de campanilla hacia abajo de color blanco.
Con una voz pequeña, muy pequeña dijo: "Gracias, pensaba que no podría salir de ahí" Sofía no sabía que hacer ni que decir, su tez se había tornado blanca y sus piernas casi no podían sostenerla. "¿Estas bien?" preguntó aquel extraño ser -"Si" respondió Sofía "¿Quién eres"? preguntó. "Soy Arthael, el guardián de los libros. Llevo en esta buhardilla muchos años protegiendo las historias y cuentos que desgraciadamente cada vez más están cayendo en el olvido. Antes se leía más. Ahora con la televisión, los ordenadores, la radio, estas historias ya no se leen y podrían desaparecer." "¿A ti te gusta leer?" Sofía se quedó pensativa y respondió tímidamente: “Pues no demasiado, nunca me ha interesado la lectura, solo me gustaban las ilustraciones de los libros y así, viéndolas, me imaginaba la historia."


Arthael frunció el entrecejo y se dio media vuelta dándole la espalda. "¿Qué pasa?" Preguntó Sofía "Por gente como tu se perderán los cuentos y todos los personajes de estos desaparecerán en el olvido para siempre. ¿¡No te das cuenta!?. Además, ¡¿Qué es todo este desastre?!" Sofía le contó todo lo ocurrido y Arthael le propuso un trato. Arthael ayudaría a Sofía a arreglar todo el entuerto y a colocar los personajes de los cuentos en sus correspondientes lugares si ella prometía leer todos los días un poco antes de acostarse.

Y así fue. A partir de ese día, Sofía leyó cada noche antes de acostarse para que los personajes de los cuentos no desapareciesen jamás.

Y Colorín Colorado




4 comentarios:

  1. Hola Tita que historia más estimulante !!!los cuenbtos jamas desapareceran !!!!!aunque solo quede un niño lector en el planeta..con guardianes tan fieles podemos estar tranquilos
    que los niño siempre leeran aunque unos poquitos afortunados y contagiaran a sus colegas !!!! U saludo cariñoso pasa buwen verano besukis de colores..que digo????? tu estas en verano?????
    bueno en la estación que estes!!!! jajajaja

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  2. Hola, Tita:

    Ojalá ese duendecillo se le apareciera a todos los niños y les hiciera entender la importancia de la lectura.

    Abrazos.

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  3. Completamente de acuerdo con tu cuento y su mensaje, mi problema con la lectura es que apenas tengo tiempo para leer teniendo otras cuestiones importantes de las que estar pendiente, y eso en vacaciones que cuando tenga que empezar a trabajar mañana otra vez menos tiempo todavia
    Besitos Guapa y Buena Semana

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  4. un bello cuento tita que no solo disfrutaran los niños sino los no tan niños como nosotros los adultos.

    besitos amiga y feliz semana!!!!!

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