LA
PEQUEÑA ORQUESTA. En la Red: Cuentos Infantiles con Valores.
Había una vez tres
instrumentos musicales que no se llevaban nada bien. La flauta, la guitarra y
el tambor siempre estaban discutiendo por ver quién era el mejor: La flauta
decía que su sonido era el más dulce de todos. La guitarra decía que ella era
la que hacía mejores melodías. Y el tambor decía que él llevaba el ritmo mejor
que nadie.
Todos se creían los
mejores y despreciaban a los otros. Por eso, cada uno se iba a tocar a una
parte distinta de la habitación donde vivían. Pero el sonido del tambor molestaba
a la flauta, la flauta molestaba a la guitarra y la guitarra molestaba al
tambor.
Allí no había quien
pudiera tocar tranquilo. En lugar de hacer música hacían ruido. Y si alguien se
paraba a escucharles, pronto sentía un fuerte dolor de cabeza. Siempre pasaba
lo mismo.
Hasta que un día
llegó una batuta a vivir con ellos. Al ver lo que ocurría, les dijo que ella
podría ayudarles si querían. Pero los tres instrumentos estaban convencidos de
que nadie podía ayudarles. La mejor solución era separarse y que cada uno se
marchara a vivir a otra parte. Así podrían tocar a gusto, sin tener que
soportar lo mal que tocaban los demás.
La batuta les propuso
intentar hacer una cosa: tocar juntos una misma canción. Ella les ayudaría a
hacerlo. Al principio no estaban muy convencidos; pero al final, aceptaron. Les
dijo lo que tenía que tocar cada uno y, después de un breve ensayo, comenzó a
sonar la canción.
Los tres instrumentos
miraban fijamente a la batuta, que les indicaba a cada momento cómo y cuándo
tenían que tocar. La canción iba sonando muy bien. La flauta, la guitarra y el
tambor no salían de su asombro. Estaban tocando juntos una misma canción y les
estaba saliendo bien. Habían comenzado a hacer música. Cuando acabaron de
tocar, estaban tan contentos de cómo les había salido, que se felicitaron. Era
la primera vez que se ponían de acuerdo en algo. Le pidieron a la batuta que
les hiciera tocar otra vez la misma canción. La estuvieron tocando todo el día
cientos de veces. Todo el que pasaba por allí, al escucharles, se quedaba
admirado de lo bien que tocaban.
Al unirse y poner en
común lo mejor de cada uno, habían conseguido formar una pequeña orquesta.
Desde entonces, se dedicaron a dar conciertos por todas partes y se hicieron
famosos por lo bien que tocaban juntos.
Y Colorín Colorado
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