sábado, 18 de mayo de 2013


LA ZANAHORIA QUE QUERÍA VOLAR.  Por Luis Carlos Bravo

Es bien sabido por todos que un rasgo que caracteriza a las zanahorias es su odiosa dificultad para desplazarse. No solamente porque carecen de patas, manos y alas, sino que además, por razones aún desconocidas, las zanahorias tienen esa forma extraña que simplemente les hace difícil rodar.

No es lo mismo ser limón, o ser papa. No señor. Ellos sí pueden rodar lejos, lejísimos. Pero las zanahorias... Las zanahorias si acaso pueden rodar un poquito, sin alejarse demasiado. En fin. La cosa es que desde muy pequeñas, las zanahorias aprenden en el colegio que ellas no nacieron para moverse sino para otras cosas. Para ser ensalada, por ejemplo. Pero no para moverse.
Un día, en el colegio, el profesor zanahoria le preguntó a sus alumnas qué querían ser. Muchas respondieron cosas normales: "Quiero ser ensalada" dijo la primera. Otra dijo, "Yo quiero ser jugo de naranja con zanahoria". Pero hubo una zanahoria que contestó algo muy extraño: "Yo quiero volar". El profesor les explicó a todos que la ciencia ya demostró que las zanahorias no pueden volar. "Es una verdad universal y es mejor que ustedes conozcan desde ya sus limitaciones, para no equivocarse después" dijo. Pero la pequeña zanahoria insistió: "Yo sí voy a volar. Voy a ser una zanahoria que vuela".

Muchos en el colegio se burlaron de la zanahoria que quería volar. Pero a ella no le importó. Tenía un sueño, y lo quería volver realidad. Lo repitió tanto, que una papa amiga escuchó el rumor y decidió que quería conocer a la zanahoria que quería volar. Como es bien sabido, las papas sí pueden rodar, así que no le quedó difícil llegar a donde nuestra zanahoria.

"Yo quiero ayudarte a volar" le dijo la papa a la zanahoria. "Tengo una idea que puede funcionar. Lo único que tienes que hacer es moverte un poquito, hasta quedar sobre el mango de tu amigo el tenedor. Después, espera allí y yo te aviso". La zanahoria no tuvo dificultad en hacer lo que la papa le propuso. Esperó sobre el mango del tenedor un rato, y luego un ratico más. Cinco ratos y medio más. Nada.

De pronto, escuchó a la papa gritar desde lo alto: "Prepárate, ¡vas a volaaaaaaaaarr! Ueeeeeeeeee!!!!!" La papa saltó sobre los dientes del tenedor y al caer catapultó a la zanahoria.Y pues, sí. Ahí tienen ustedes. Ante el asombro de todas las demás, ¡la zanahoria salió volando! Voló y voló, hasta salir por la ventana de la cocina, hacia el jardín.

Nadie nunca la volvió a ver. Pero ahora, en el colegio, todas las zanahorias cuentan la historia de la zanahoria que pudo volar. Y en clase, el profesor le cuenta a sus alumnos que los sueños sí se pueden volver realidad, si luchas incansablemente por ellos. La ciencia lo ha demostrado.


Y Colorín Colorado

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