Sabes una cosa que nos distingue de los animales? Pues que su instinto sabe conservar la Naturaleza, y el nuestro, no. Un viejo tigre llamó a su joven hijo a su lecho de muerte y le dijo: «Nosotros poseemos las garras más fuertes y el rugido más potente, pero hay unos seres más poderosos que nosotros. Son las personas, así es que ándate con ojo». El viejo tigre no tardó en morir y su hijo salió en busca de esas misteriosas «personas». Preguntó a toros, erizos, hormigas, caballos y lagartos si ellos eran humanos. Todos se rieron de su ignorancia y le indicaron dónde había un humano. El joven tigre se acercó a un viejo campesino y le preguntó: «¿Eres una persona?».
El viejo le respondió que sí, y el tigre le dijo: «Pues no te veo tan poderoso. Yo incluso podría matarte de un zarpazo». «Me queda poco tiempo de vida y prefiero morir del zarpazo de un tigre a ser presa de una enfermedad», contestó el labrador.
Se dirigieron a la choza del campesino. «Es un lugar muy seguro y confortable y será tuya cuando yo no esté», dijo el labrador. «¿Pero sabes abrir y cerrar la puerta?».« No, así es que enséñame», repuso el tigre.
El campesino entró en la choza y el tigre empujó la puerta y ésta se abrió. Después el tigre se metió en la choza, pero el astuto campesino puso un candado para dejarle encerrado. Quizás no deberíamos confiar demasiado en quien puede atraparnos con las garras de la inteligencia. Y colorin colorado...
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