LA HIGUERA. Norma Beatriz Correa
Cuenta la historia, que hace muchos, muchos años tres hermanitos muy pobres, esperaban siempre a sus padres que llegaran de su trabajo para ver que había de comer. Cultivaban las tierras con toda clase de verduras, y esperaban cada estación para disfrutar de sus cosechas. Pero había una especial ¡el verano! Donde las cosechas eran las más ricas, en especial la fruta de un enorme árbol “la higuera”.
Betty, de los tres, la hermana mayor, acostumbraba a levantarse temprano y treparse al árbol de hojas ásperas y troncos fibrosos, para comer sus higos sin bajarse de el, llevando en sus bolsillos bolsas de ellos para toda su familia. Cantaba, le hablaba al árbol, y ella sentía que era como su segunda madre, ya que la higuera existía desde antes de su bisabuela. Betty le decía: ¡Como te quiero, higuera Bendita! Yo se que me escuchas, nadie se anima a treparte. Solo yo, porque tu sabes lo que siento por ti. Tus frutos tienen el mejor sabor y son para mí mis preferidos. ¡Me alimentas todo el verano! Y cada año, tienes más y más hijos. Así todos los veranos.
Un domingo Betty le dijo a su madre que iría a misa. Hacia unos momentos el padre había comentado a su esposa que debía cortar la higuera, pues estaba creciendo mucho y la casa corría peligro. La madre de Betty, intento convencer que no lo haga, a su esposo, recordándole que ella amaba ese árbol y sus frutos. El hombre contesto con "Bah! Bah! mujer!" Esas fueron las ultimas palabras del esposo, que salio de la casa, tomo un hacha y comenzó a cortar sus ramas, las mas gruesas. Cuando volvió de Misa, se escucho la voz de Betty: ¡Papa! ¡Papa! ¡No! No lo haga, la lastima. Mire como sufre. ¡Esta sangrando! Ella sentía que el árbol le pedía ayuda, se abrazo a el y comenzó a llorar.
De pronto sintió una voz que venia del tronco que decía: "¡Betty no llores! Deja que tu papá termine de cortarme, luego hablaremos…" Betty se aparto un poquito y alcanzo a ver que desde un pequeño hoyuelo que tenia el tronco, se asomaban unas alitas rosas fosforescentes. Era una bella hadita, a la que solo ella podía verla. Sus cabellos largos hasta sus pequeños pies. La niña quedo llena de asombro por la belleza del hadita y esta comenzó a decirle: ¡No te asustes! Soy el hadita de esta higuera. Yo se que ella te a alimentado a ti, a tu familia, vecinos, amigos, y mucha gente más. ¡Hadita, yo la necesito! ¡La quiero! ¿Qué tengo que hacer para ayudarla? ¡Nada nada! Contesto el hadita. Ya es muy anciana y esta cansada. Hay que dejarla partir. Pero me dijo que nadie la quiso tanto y la cuido como tu.
Betty escuchaba y lloraba mirando sus hojas anchas y algunos pequeños higos que quedaban en su copa. Luego pregunto: ¡Y tu hadita de mi higuera! ¿A quién cuidaras si el árbol se seca?, ¿Te iras?, ¿A ti tampoco te volveré a ver?... El hadita respondió un poco entristecida por las lágrimas de Betty: ¡Ay!, mi pequeña ya llegara un próximo verano. Mientras, recogía las lágrimas de Betty con su varita y las colocaba en la mano de la niña, convertidas en piedritas brillosas y de todos colores. El hadita salio volando dejando miles de lucecitas alrededor de Betty. La niña casi sin fuerzas grito: ¡No me dejen! ¿Por qué? Me deja mi árbol; y también el hadita a que recién descubro. Paso un tiempo y Betty algo resignada, todas las tardes se sentaba frente al tronco, ya seco, recordando los mejores momentos vividos junto a el. Llego el invierno y a pesar del frío, la lluvia y las tareas domesticas Betty no olvidaba lo ocurrido.
Comenzó la primavera, la niña se daba cuenta por los olores de las flores, verduras y miraba las mariposas que revoloteaban su jardín. Un día, fue corriendo al lugar a donde estaba su árbol querido, ya casi seco. De pronto, vio un hermoso hijo de higuera de casi un metro de altura, ya con sus pequeñas hojas, ¡que feliz se sintió! Se abrazo al tronco viejo y dijo: -¡Gracias! ¡Gracias! Mi querida higuera ¿Y donde esta la hadita? Y por el hoyuelo apareció sonriendo el hada, más hermosa que el verano anterior y dijo: ¡Este es tu regalo! La vieja higuera te alimento desde muy pequeña y ahora tu tendrás que cuidar de este pequeño árbol que pronto te dará mucho de sus frutos. ¡Ya me despido! Mi lugar esta dentro del tronco, ese es mi hogar.
Girando y dando vueltas alrededor de la carita de Betty, dándole besitos en sus mejillas, desapareció dentro del tronco. La niña no lo podía creer, ¡Estaba muy feliz!, tenía un nuevo árbol y sabía que no solo ella lo cuidaría sino también el Hadita que vivía dentro de el. El árbol creció en poco tiempo, y comenzó a dar los mejores frutos nunca vistos...
Y Colorín Colorado
Los árboles de higo son favoritos del jardín del árbol frutal.
Cuenta la historia, que hace muchos, muchos años tres hermanitos muy pobres, esperaban siempre a sus padres que llegaran de su trabajo para ver que había de comer. Cultivaban las tierras con toda clase de verduras, y esperaban cada estación para disfrutar de sus cosechas. Pero había una especial ¡el verano! Donde las cosechas eran las más ricas, en especial la fruta de un enorme árbol “la higuera”.
Betty, de los tres, la hermana mayor, acostumbraba a levantarse temprano y treparse al árbol de hojas ásperas y troncos fibrosos, para comer sus higos sin bajarse de el, llevando en sus bolsillos bolsas de ellos para toda su familia. Cantaba, le hablaba al árbol, y ella sentía que era como su segunda madre, ya que la higuera existía desde antes de su bisabuela. Betty le decía: ¡Como te quiero, higuera Bendita! Yo se que me escuchas, nadie se anima a treparte. Solo yo, porque tu sabes lo que siento por ti. Tus frutos tienen el mejor sabor y son para mí mis preferidos. ¡Me alimentas todo el verano! Y cada año, tienes más y más hijos. Así todos los veranos.
Un domingo Betty le dijo a su madre que iría a misa. Hacia unos momentos el padre había comentado a su esposa que debía cortar la higuera, pues estaba creciendo mucho y la casa corría peligro. La madre de Betty, intento convencer que no lo haga, a su esposo, recordándole que ella amaba ese árbol y sus frutos. El hombre contesto con "Bah! Bah! mujer!" Esas fueron las ultimas palabras del esposo, que salio de la casa, tomo un hacha y comenzó a cortar sus ramas, las mas gruesas. Cuando volvió de Misa, se escucho la voz de Betty: ¡Papa! ¡Papa! ¡No! No lo haga, la lastima. Mire como sufre. ¡Esta sangrando! Ella sentía que el árbol le pedía ayuda, se abrazo a el y comenzó a llorar.
De pronto sintió una voz que venia del tronco que decía: "¡Betty no llores! Deja que tu papá termine de cortarme, luego hablaremos…" Betty se aparto un poquito y alcanzo a ver que desde un pequeño hoyuelo que tenia el tronco, se asomaban unas alitas rosas fosforescentes. Era una bella hadita, a la que solo ella podía verla. Sus cabellos largos hasta sus pequeños pies. La niña quedo llena de asombro por la belleza del hadita y esta comenzó a decirle: ¡No te asustes! Soy el hadita de esta higuera. Yo se que ella te a alimentado a ti, a tu familia, vecinos, amigos, y mucha gente más. ¡Hadita, yo la necesito! ¡La quiero! ¿Qué tengo que hacer para ayudarla? ¡Nada nada! Contesto el hadita. Ya es muy anciana y esta cansada. Hay que dejarla partir. Pero me dijo que nadie la quiso tanto y la cuido como tu.
Betty escuchaba y lloraba mirando sus hojas anchas y algunos pequeños higos que quedaban en su copa. Luego pregunto: ¡Y tu hadita de mi higuera! ¿A quién cuidaras si el árbol se seca?, ¿Te iras?, ¿A ti tampoco te volveré a ver?... El hadita respondió un poco entristecida por las lágrimas de Betty: ¡Ay!, mi pequeña ya llegara un próximo verano. Mientras, recogía las lágrimas de Betty con su varita y las colocaba en la mano de la niña, convertidas en piedritas brillosas y de todos colores. El hadita salio volando dejando miles de lucecitas alrededor de Betty. La niña casi sin fuerzas grito: ¡No me dejen! ¿Por qué? Me deja mi árbol; y también el hadita a que recién descubro. Paso un tiempo y Betty algo resignada, todas las tardes se sentaba frente al tronco, ya seco, recordando los mejores momentos vividos junto a el. Llego el invierno y a pesar del frío, la lluvia y las tareas domesticas Betty no olvidaba lo ocurrido.
Comenzó la primavera, la niña se daba cuenta por los olores de las flores, verduras y miraba las mariposas que revoloteaban su jardín. Un día, fue corriendo al lugar a donde estaba su árbol querido, ya casi seco. De pronto, vio un hermoso hijo de higuera de casi un metro de altura, ya con sus pequeñas hojas, ¡que feliz se sintió! Se abrazo al tronco viejo y dijo: -¡Gracias! ¡Gracias! Mi querida higuera ¿Y donde esta la hadita? Y por el hoyuelo apareció sonriendo el hada, más hermosa que el verano anterior y dijo: ¡Este es tu regalo! La vieja higuera te alimento desde muy pequeña y ahora tu tendrás que cuidar de este pequeño árbol que pronto te dará mucho de sus frutos. ¡Ya me despido! Mi lugar esta dentro del tronco, ese es mi hogar.
Girando y dando vueltas alrededor de la carita de Betty, dándole besitos en sus mejillas, desapareció dentro del tronco. La niña no lo podía creer, ¡Estaba muy feliz!, tenía un nuevo árbol y sabía que no solo ella lo cuidaría sino también el Hadita que vivía dentro de el. El árbol creció en poco tiempo, y comenzó a dar los mejores frutos nunca vistos...
Y Colorín Colorado
Los árboles de higo son favoritos del jardín del árbol frutal.
Malena, aquí vamos solidarios con tan hermosa causa!
ResponderEliminarque tierno cuento cuento amiga.
ResponderEliminarun cuento que cmo siempre nos llena de reflexion porque la higuera son aquellos amigos que por circunstancias de la vida parten antes que nosotros,pero sus raices estan echadas y nuevamente a traves de sus hijos encontramos el cariño y la ternura de quienes fuerone sos queridos amigos.
ya ves amiga que siempre abra un nuevo amigo para cuidar,de eso tambien se trata la vida.
un fuerte abrazo y feliz semana!!!!
Un Cuento muy Bonito, y muy gratificador para Betty que vio como el Arbol ya seco dió lugar a otro regenerado al que cuidar...
ResponderEliminary me Encanta el video, me hace gracia porque mi periquito, escucha la musica del video y se pone el a cantar como si entendiera la canción jeje
Feliz Semana y Besitos Esperanzadores
Mariaje
PD. Me voy a escribir una Entrada Esperanzadora en Vivencias, pero desde otro punto de vista...
Precioso cuento, preciosa lección de amor. Gracias.
ResponderEliminarBesos frutales para tí.
El cuento es precioso, como siempre, con muchísima sustancia.
ResponderEliminarNo te puedes imaginar lo que hemos disfrutado escuchando la canción y viendo como se movia mi sobrina..........era para grabarlaaaaaa.
Besos................Leo
Hola amiga que cuento tan entrañable
ResponderEliminarsobre el amor a una higuera y una huesped
especial que vive en ella preciosa adita
sabes los arboles ademas de regalarnos sus
frutos su sombra tambien nos regala sabiduria
y mucha energia natural yo cuando estoy un
poco cansado sin energias me abrazo a ellos
y no se porque pero me deja muy confortable.
Un fuerte abrazo besos que
tengas un feliz comienzo
de semana...
Qué hermosa historia!!!!... te felicito por esa imaginación que puede crear nuevos cuentos para nosotros y nuestros hijos!!!... cariños... Magui
ResponderEliminarTita! Muchas gracias por pasarte a leer mi blog.
ResponderEliminarTe espero más seguido, asi como yo estaré periódicamente por aquí!
Muy linda historia!
Un beso!
Que historia tan tierna !!!! me gusta mucho; he recordado la inmensa higuera que habia en la casona de una tia abuela , era una gran fiesta visitarla en setiembre y comer los higos directamente del árbol... tenia unas ramas que casi tocaban el suelo y daba abundantes higos, me parece verlo ....era un recuerdo escondido que tu cuento ha conseguido "desempolvarlo" gracias Tita!!!1 Besukis de colores. Begoña
ResponderEliminar