lunes, 18 de abril de 2011

CUENTO AMIGABLE


EL PATO TATO. Gaby Higashionna.

Había una vez, una granja donde vivía una familia con su hijo Joselito; ellos criaban muchas gallinas con sus pollitos y cada mañana podíamos escuchar al gallo Tallo entonar su conocido: Ki-ki-ri-kiiii, anunciando la salida del sol y que debían todos levantarse para comenzar sus labores diarias.

Cierto día en que Joselito y sus padres fueron al mercado; el niño vio a un señor que tenía muchos patitos en una caja y le gustaron tanto que le pidió a su padre le compre uno. Su padre le dijo que ellos tenían ya a las gallinas con sus pollitos y al gallo Tallo, pero Joselito insistió tanto que se lo compraron con la condición de que él mismo se ocupara de cuidarlo. Cuando llegaron a la granja, Joselito ya había decidido llamarlo pato-Tato, pues le pareció simpático el nombre. Joselito le hizo un espacio en el corral para que el pato-Tato pudiese dormir y les dijo a todos: - Miren, les he traído un nuevo amigo, se llama pato-Tato y desde hoy vivirá con nosotros. – Diciendo esto, entró en la casa.

Los pollitos se acercaron para conocer al nuevo integrante del corral y le dijeron: Pero, tú no eres un pollito... pío, pío... A lo que Tato respondió: No, ya se los dijo Joselito, soy una pato cua-cua... me llamo Tato. - Papá, mamá; miren, parece que todos han empezado a congeniar con el pato-Tato... Decía Joselito desde la cocina. Eso me alegra Joselito, pero lo que me preocupa es que vuelva a aparecer el mapache-Apache y siga robándose a los pollitos, incluso el pato Tato corre peligro ahora...

Dijo el Padre. No te preocupes papá, no ha aparecido en un mes� con las trampas que pusiste y tal vez no vuelva. En el corral, todos seguían interrogando al pato-Tato pero no aceptaban que viva ahí, pues era un pato que decía “cua-cua” y los pollitos decían “pío-pío”. El pato-Tato se sintió muy triste porque creía que iba a encontrar nuevos amigos ahí, mas no fue así. Pasaban los días y el pato-Tato siempre se encontraba en un rincón del corral, viendo a los pollitos jugar. Joselito venía a verlos cuando tenía que alimentarlos y pensaba que el pato-Tato todavía no se adaptaba a su nuevo hogar y que por eso estaba solo, pero que con el tiempo se acostumbraría. Una noche en que todos estaban durmiendo, se armó todo un alboroto en el corral y tanto Joselito como sus padres salieron corriendo de la casa.

Cuando llegaron, vieron con asombro que la mayoría de los pollitos habían desaparecido, incluso el pato-Tato. Todo era obra del mapache-Apache; así que decidieron esperar a que amanezca para salir en busca de la madriguera del mapache-Apache, recuperar a los pollitos, al pato-Tato y darle su merecido al malvado mapache-Apache. El mapache-Apache había metido a todos los pollitos y al pato-Tato en un costal y cruzando el lago en un bote, los había llevado a su madriguera, una vez ahí, los sacó a todos y metió en una gran jaula. El mapache-Apache estaba muy contento. - ¡Ah! Tengo suficientes pollitos para venderlos en el mercado y me darán mucho dinero por ellos...je,je (pensó). En eso vio al pato-Tato y dijo: - Oye, tú no eres un pollito. - No, soy un pato y me llamo Tato. Bueno, no importa, mañana veré cuánto me ofrecen por ti también. – Diciendo eso, el mapache-Apache cubrió la jaula con una manta y se acostó junto a ella a dormir. En la oscuridad de la jaula todos estaban muy aterrados, pero el pato-Tato les dijo que tenían que buscar la manera de escapar de ahí.

Levantaron la manta y vieron que el mapache-Apache, tenía las llaves sobre su estómago; el pato-Tato sacó la cabeza por entre los barrotes de la jaula y como tenía el pescuezo más largo que los pollitos, alcanzó llegar hasta las llaves, tomándolas con el pico. Una vez que abrieron la jaula, salieron sin hacer ruido y fueron hasta el lago; cuando llegaron, vieron una balsa y se subieron en ella, pero el mapache-Apache venía ya detrás y sacó una lancha con motor para seguirlos. Por más esfuerzos que hacían los pollitos y el pato-Tato; no conseguían avanzar rápido y el mapache-Apache ya se estaba acercando, en eso el pato-Tato se tiró al agua y empezó a empujar la balsa con todas sus fuerzas.

Empezaba a amanecer, pues escucharon el canto del gallo-Tallo y les faltaba poco para llegar a la otra orilla del lago. El pato-Tato ya iba perdiendo las fuerzas, así que les dijo a los pollitos que ellos siguieran hasta llegar a la orilla, mientras él se encargaba de entretener al mapache-Apache. Los pollitos vieron que el pato-Tato se sumergió bajo el agua y esperó a que la lancha del mapache-Apache pase por encima de él; dio un empujón e hizo que la lancha se voltee y el mapache salga volando hasta la orilla del lago, donde ya estaban (para alegría de todos) Joselito con su papá que habían salido a buscar la madriguera del malvado mapache.

Todos habían visto lo que había hecho el pato-Tato para salvar a los pollitos; regresaron a la granja, el pato-Tato fue vitoreado por todos en el corral, al mapache-Apache lo metieron en un costal y lo dejaron con el veterinario del pueblo. Después de eso, todos los pollitos comprendieron que aunque el pato-Tato diga “cua-cua” y no “pío-pío” como ellos, pueden ser amigos.

Y Colorín Colorado




5 comentarios:

  1. Muy interesante Tita! La amistad incondicional, sin hacer diferencias ni mirar al otro de una forma rara. Eso es ser buenas personas y poder hacer amigos sin problemas =)

    Te mando un beso enorme, me encantó este cuento, hermoso y lleno de ensenñanzas

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  2. Qué lindo tu cueto y cómo enseña de manera subrepticia que no vale la pena discriminar a otro que puede ser tu mejor amigo si le das la oportunidad. Me encantó. Un fuerte abrazo

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  3. me encanto la hitoria del pato tato y su familia,gracias por regalarnos este precioso cuento tita.

    un abrazo fuerte y que pases un bonito dia!!!

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  4. Precioso cuento y hermoso ejemplo. Creo que en la infancia la amistad llega a ser así de pura, luego la cosa se complica, ¿verdad?
    Besitos.

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  5. Muchas gracias por publicar mi cuento y también agradezco a quienes lo leyeron y dejaron sus amables comentarios.

    Un abrazo,

    Gaby Higashionna

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