jueves, 4 de marzo de 2010

CUENTO REFLECTOR


EL REINO DE LOS ESPEJOS TORCIDOS - Vitalii Gubarev

Olga no era una niña mala, pero tenía en su carácter algo que le molestaba mucho: no escuchaba los padres, reñía con las amigas, perdía cosas y no era muy ordenada. En casa de Olga había un Espejo grande de estos que te permiten ver a la persona de pies a cabeza. Le gustaba mucho posar delante de él. Tanto le gustaba que Olga olvidaba de todo: tarea, obligaciones..... Un día cuando ella estaba sola en su casa leyendo libro "Cuentos" y imaginando los Reinos, princesas y príncipes... de repente sonó música - como si alguien tocaba miles de campanadas de cristal. La música llegaba del espejo. Olga se acerco a el con el libro en la mano y vio que el cristal del espejo empezó a cambiar: primero ha vuelto azul, luego rosa, verde... Olga ya no veía su imagen - solo colores. Eso duro un momento y luego el cristal del espejo desapareció - solo quedó el marco. ¿Quién está ahí? - preguntó Olga. - Soy yo, el Espejo - contesto una voz, - ¡Te gusta tanto mirar en mi cristal! ¿Te gustaría ver a ti misma en el otro lado del Espejo? - ¡Pues, claro! - dijo Olga, - me encantaría. - Puede ser peligroso con tu carácter, pero... ¡bien, así será!...... Olga dio un paso cruzando el marco, chocó con alguien y se cayó al suelo. Se quedó sentada enfrente de otra niña, igual que ella. Única diferencia era que la marca de nacimiento que tenía Olga en la mejilla derecha la niña la tenía en la izquierda. ¿Tú quién eres? - preguntó Olga. - Me llamo Aglo, soy tu reflejo en el Espejo,- contesto Aglo. - ¡Claro, por eso tu nombre es Aglo - que significa Olga al revés! De repente las páginas de libro que cayo en el suelo al lado de Olga empezaron moverse. Libro que en este lado del Espejo se llamaba "sotneuC" se ha abierto en la pagina con un dibujo de una ciudad maravillosa con casas de colores, castillos, fuentes, plazas...

- Como me gustaría ir allá, - pensó Olga. El libro empezó crecer y crecer. La pagina de la ciudad mágica cobro vida. Las niñas entraron en el libro sin dificultad y empezaron bajar por una escalera de cristal con enormes Espejos por ambos lados hacia la cuidad. Olga no podría no mirarse en uno de estos Espejos, y lo que vio eran dos niñas feas, despeinadas y sucias. - ¿Somos nosotras? - preguntó a Aglo. Si, parece que nosotras - contestó ella. La cuidad era preciosa: altas casas de colores, fuentes con música, gente bien vestida. Las niñas seguían adelante y cuando más lejos del centro de la ciudad más pobre eran las calles. De repente Olga vio el humo que salía de una de las casas.

- ¡Fuego! - gritó ella, -¡Vamos, tenemos que ayudar! Olga llego la primera. El humo salía del sótano. Olga bajo las escaleras, Aglo seguía detrás de ella. Abajo había varias personas muy delgadas y cansadas trabajando cerca de unos enormes hornos. También había muchos niños. De repente un niño se cayó al suelo. Enseguida se le acercó un vigilante con látigo en la mano. - ¡Otra vez este Ogima no quiere trabajar! - gritó él y pego al niño. - ¡No puede pegarlo! - salió a su defensa Olga, Ayudarme, Ogima significa Amigo! Sin hacer caso al vigilante Olga con otros cristaleros (eran ellos los que hacían los Espejos para todo el Reino) sacó al Ogima al sol. El niño se movió. - Yo he dicho que él esta bien pero no quiere trabajar, - dijo el vigilante, - he visado al Ertiub. Él viene ahora y le castigará por todo. Un viejo cristalero se acercó a las niñas y aclaró: - Trabajamos para el primer ministro de nuestro Reino Ertiub, preparando los Espejos Torcidos. En ellos toda la verdad se convierte en engaño. Pero el Ogima y los otros lo han descubierto y intentan hacer también y los espejos verdaderos. Pero ahora no sé que pasara... En este mismo momento llegó una carroza brillante con escudos. Puerta se abrió y salió un hombre con la cara de un pájaro rapaz. Todos se callaron, le tenían miedo. - Es primer ministro Estiub, pensó Olga. ¿Qué pasa aquí? - pregunto Estiub. Ogima de nuevo no quiere trabajar, - dijo vigilante. ¿Porque tú no quieres trabajar? - subió la voz ministro. - ¡No queremos hacer más Espejos Torcidos, son un engaño! - contestó el niño. Ogima cogió una piedra del suelo y la tiro a uno de los Espejos cercanos que se ha roto a miles de trozos. ¡Coged este niño! Mandarlo a la Torre de la Muerte, - ordenó Estiub. ¡No puede hacerlo! - salió a su defensa Olga. Los ojos de Estiub pararon en Olga y Aglo: - ¿Cómo podéis contradecirme? ¡Llevad a estas dos niñas a mi castillo enseguida!

Al castillo de Estiub les llevaron los guardias y Ovalcse que servia al ministro. - Ovalcse significa Esclavo, - pensó Olga, - no puede ser mala persona. Puede ser que nos ayudará. En mal asunto habéis metido, niñas, - dijo él, - no podéis ayudar al Ogima. Lo encerraran en la Torre de la Muerte donde el morirá de hambre y sed. - ¿Quién puede salvar al niño? - pregunto Olga. ¡Nadie puede! La llave de la Torre tiene el primer ministro Estiub colgada encima de su cama, - contesto Ovalcse, pero tenéis que pensar en vosotras. Yo tengo que encerraros hasta que el Estiub decidirá que hacer con vosotras. ...Dentro de poco ellos se acercaron al castillo. El castillo de Estiub estaba construido en la cima de una montaña. Debajo había un río profundo y rápido que rodeaba a todo el castillo. Solo quedaba una carretera para llegar al puente. En la puerta los guardias de Estiub separaron a las niñas y encerraron a Olga en una habitación. ¿Dónde llevarán a Aglo? - pensó ella, - tengo que hacer algo. Se acerco a la ventana abierta, abajo se veía río. También había varias puertas en la habitación. Olga intento abrir una puerta, otra... Y de repente una de las puertas cedió y Olga entró en un dormitorio con las muebles muy bonitas y con una gran cama dorada y... ¡sorpresa! - encima de la cama había colgada una llave de oro. Era el dormitorio del Ertiub.

- ¡Es la llave de las puertas de la Torre de la Muerte! - pensó Olga, - de la que me hablaba Ovalcse. Niña sin pensar entro y cogió la llave. Pero no había salida. Por la puerta de la habitación entraba Estiub con los guardias. ¡La niña! ¡La llave! ¡Coged la! - ordenó el ministro. Olga no sabía que hacer. Miró por la ventana. No había otra salida. Ella subió a la ventana y saltó... Olga nadaba muy bien, solo le preocupaba no perder la llave. La corriente del rio la llevaba lejos del castillo y lejos de los guardias de Ertiub. Cuando era posible Olga nadó hacia la orilla y escuchó. No había nadie siguiéndola. Estaba preocupada por Aglo, pero decidió seguir. Tenia que salvar a Ogima. Olga salió del agua e empezó a andar. Estaba muy cerca de la ciudad con sus espejos brillantes pero torcidos. Desde lejos veía la silueta de la Torre de la Muerte que llegaba casi hasta nubes. Parecía que la sombra de esta Torre cubría toda la ciudad. Decidió ir allí. Cuando Olga por fin llegó a las enormes puertas y empezó sacar la llave de repente se movieron los arbustos al lado de las puertas y de allí salió...

¡Aglo, estas bien! ¡Mira! ¡Tengo la llave, vamos a subir! ¡Tenemos que salvar a Ogima! - gritó Olga, - no tenemos mucho tiempo, Ertiub vendrá enseguida! Olga abrió la puerta con dificultad y las niñas empezaron subir las escaleras corriendo. Dentro era muy oscuro y había muchos murciélagos en las paredes amenazándoles. Pero Olga seguía adelante sin miedo. Por fin casi sin la respiración ellas llegaron arriba. Allí había una escotilla para subir al techo. Y allí en la terrasa estaba Ogima encadenado. ¿Puede ser que la misma llave servirá para abrir las cadenas? preguntó Olga, - voy a probar! ¡Y funciono! Las cadenas se quedaron en el suelo. Ogima estaba muy débil, hambriento y quemado por el sol. - Aglo, ayúdale bajar por las escaleras, y rápido! - dijo Olga, - yo iré detrás. ... Olga se quedo sola. Ella tenía que pensar que hacer con la llave. Olga no podía permitir que la llave llegue otra vez a las manos de Ertiub. ¿Qué hago? ¿La escondo? ¿Pero dónde? Puede ser que mejor seria tirar la abajo. - pensó la niña. Olga se acercó al borde y miró hacia abajo. Desde esta altura todo parecía muy pequeño. Abajo se veía una carroza que se acercaba a gran velocidad. ¡Es Ertiub! ¡Viene hacia aquí! ¿Y donde están Aglo y Ogima? - empezó preocuparse Olga. De repente ella vio abajo dos pequeñas figuras saliendo de la puerta: una sostenía a la otra. Ellos se metieron en unos arbustos al lado de la puerta de la Torre. Desaparecieron justo a tiempo - la carroza de Ertiub se acercaba a la puerta. Olga no tenía ni tiempo para bajar ni sitio donde esconderse. En el techo de la Torre solo había unos espejos colocados justo al borde. Olga se acerco a uno, otro - a ella miraba una niña muy fea con cara enfadada. Y de repente el último espejo reflejó a Olga, a su verdadera cara, figura, todo. Será uno de los espejos que han hecho Ogima y otros cristaleros a escondidas para que la gente veía la verdad, - pensó Olga. - ahora este espejo verdadero puede salvarme. Tengo un plan... Cada vez más cerca se oía los pasos de Ertiub que subía las escaleras. Olga dejo caer la llave al lado del espejo verdadero y se colocó al otro lado de la terraza pero enfocando su imagen en el espejo. Ahora como si había dos niñas: una de verdad y otra en el espejo. Por la escotilla apareció el ministro templando de ira.

¿Dónde está esa niña con la llave? ¿Y donde esta el prisionero? - gritó él. Olga intentaba calmarse pero su cara la traicionaba. Su corazón latía con fuerza y tenía mucho miedo. Ertiub dio un paso hacia ella pero de repente le llamo atención la llave de oro que brillaba en el suelo al lado que le parecía una niña asustada. El ministro corrió hacia esta niña y en intento de agarrarla junto con espejo se precipito al vacío... El primer ministro Ertiub se cayó desde lo mas alto de la Torre de la Muerte y... se rompió convirtiéndose en miles trocitos de cristal negro. En este mismo momento sonó un gran trueno: eran los Espejos Torcidos de toda la ciudad que se rompían a la vez. ¡No puedes ni imaginar que pasaba! Toda la gente de todos los partes de la ciudad mágica corría hacia la Torre para ver que pasó. Cristaleros, guardias, niños y mayores, todos felicitaban a Olga y Aglo, les abrazaban, agradecían lo que han hecho. ¡Quedaos con nosotros, niñas! - pedían ellos. ¡Tenemos que volver, pero siempre seremos amigos! - contesto Aglo.

Toda la ciudad les acompañaba a la escalera de cristal. Las niñas empezaron subir y de repente vieron como la Torre de la Muerte desaparecía como una nube negra. La gente da la ciudad despedía a las niñas agitando las manos. Llegando al final de la escalera Olga y Aglo salieron del libro. ¿Quieres volver a casa, Olga? - preguntó Aglo. ¡Sí, mucho! Pero yo nunca olvidaré nuestra aventura. Además he aprendido mucho y creo que desde ahora seré otra niña. ¡Muchas gracias, Aglo! Las amigas se abrazaron y Olga dio un paso cruzando por segunda vez el marco del Espejo. Estaba de nuevo en casa. Miro al Espejo: vio a si misma y sonrió. La niña del Espejo también le sonreía. Y Colorín Colorado…

Con el tiempo, en Italia, mas precisamente en la ciudad de Murano, dos artesanos descubrieron que el vidrio era el mejor material para crear los espejos. Éstos artesanos eran conocidos con el nombre de Dominico y Andrea.

3 comentarios:

  1. Un caleidoscopio, ante todo es un observatorio de figuras mágicas, es un tubo que contiene varios espejos, que forman un prisma con su parte reflectante hacia el interior, al extremo de los cuales se encuentran dos láminas traslucidas entre las cuales hay varios objetos de color y forma diferente, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto. Todos podemos fabricarnos un caleidoscopio!!!

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  2. debo cofesarte tita que gracias a ustedes las amigas blogeras que relatan cuentos preciosos e imaginativos como estos que tu nos regalas,he vuelto a tomar la costumbre a cuando era una niña y no me hiba a la cama sin leer mi cuento,asi que debo darles las gracias por traerme de la mano nuevamente a la vieja costumbre de leer cuentos.

    un fuerte abrazo amiga y sigue adelante en tu maravilloso y magico rinconcito!!!!!!!!!!

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  3. He leído detenidamente el cuento y es realmente mágico, siempre nos dejan enseñanzas para nuestra propia vida y también se regocija nuestro niño interior.
    Los cuentos que publicas son sumamente sanadores, es que viniendo de la Reina del Mar, no me sorprende!!!

    abrazossss Tita!

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