EL ENCANTADOR DE SERPIENTES.
En muchas zonas de la India y Pakistán la figura del encantador de serpientes es muy común. Con el sonido de la flauta llamada "tumarit" hacen bailar a la víbora o cobra. Y ésta es la historia que le pasó a uno de ellos. ¿Quieres conocerla?
En un pueblecito de Uttarakhand, cerca de Rishikesh, vivía Raj con su esposa Akba. Aunque eran pobres vivían felices en su casita a las afueras del pueblo. Cada mañana, Raj iba al pueblo a trabajar. ¡Su trabajo era muy peligroso puesto que era encantador de serpientes! Así que con su esterilla, su flauta y una gran cobra venenosa dentro de una vasija, Raj se sentaba en el mercado a trabajar. Cuando Raj tocaba la flauta su cobra erguía la cabeza y danzaba al son de los acordes de Raj. Todo el mundo se quedaba maravillado de cómo Raj podía trabajar con animal tan peligroso y le daban siempre alguna moneda.
Una tarde, Raj decidió que al día siguiente iría a Rishikesh, la gran ciudad, a trabajar porque allí podría ganar más dinero. Su esposa Akbar le aconsejó que tuvieran mucho cuidado ya que la ciudad era un lugar muy peligroso. Al amanecer, Raj se encamino hacia la ciudad y al llegar, se puso en una esquina del mercado a hacer su espectáculo. Pronto, un cúmulo de gente se quedó a admirar la música de Raj y la danza de su cobra. Así, aquel día consiguió ganar un buen salario para él y su familia. Al atardecer, recogió sus cosas y se encaminó hacia su casa, pero no se dio cuenta que tres ladrones le estaban siguiendo porque querían robarle su dinero.
Raj llegó a su casa y le mostró a Akbar lo que había ganado. Ella se puso muy contenta y guardó las monedas en una vasija, sin darse cuenta que los ladrones vigilaban todos sus pasos. Antes de irse a dormir, Akbar decidió guardar mejor la vasija del oro. Pensó dónde la podía esconder: "¿En la cocina? ¿En la habitación? ... ¡Ya está, la esconderé en el desván!" Y al cogerla, vio también la vasija de la cobra y decidió llevarla también al desván para que estuviese más segura. Después, se fue a la cama a descansar. Afuera, los ladrones vieron que Akbar había subido la vasija del dinero al desván y se encaramaron al tejado para robar las monedas. Entraron al desván y cogieron la vasija. Después en un claro cerca de la casa de Raj y Akbar decidieron abrir la vasija para repartirse el botín, pero cuál fue su sorpresa cuando vieron a la cobra subir amenazante. ¡No tenía buen humor porque los ladrones la habían despertado! Muertos de miedo salieron corriendo.
A la mañana siguiente, Raj subió al desván para llevar de nuevo la serpiente a la ciudad pero sólo encontró una vasija. ?Alguien ha debido de robar la otra?, dijo entristecida Akba pero al levantar la tapa de la vasija vio todas las monedas y exclamo: ¡Han robado la vasija equivocada, vaya sorpresa se van a llevar!?. Raj desenrolló la esterilla fuera de la casa, se sentó y empezó a tocar la flauta. Al poco rato, la serpiente se acercó zigzagueando. Raj la recogió y la metió en la vasija para volver a trabajar.
¡Ah! Y de los ladrones... no se volvió a saber jamás. Y Colorín Colorado…
Sólo los farsantes le quitan los dientes que inoculan el veneno; los auténticos, en cambio, muestran al público los agudos colmillos de las cobras que utilizan.
En un pueblecito de Uttarakhand, cerca de Rishikesh, vivía Raj con su esposa Akba. Aunque eran pobres vivían felices en su casita a las afueras del pueblo. Cada mañana, Raj iba al pueblo a trabajar. ¡Su trabajo era muy peligroso puesto que era encantador de serpientes! Así que con su esterilla, su flauta y una gran cobra venenosa dentro de una vasija, Raj se sentaba en el mercado a trabajar. Cuando Raj tocaba la flauta su cobra erguía la cabeza y danzaba al son de los acordes de Raj. Todo el mundo se quedaba maravillado de cómo Raj podía trabajar con animal tan peligroso y le daban siempre alguna moneda.
Una tarde, Raj decidió que al día siguiente iría a Rishikesh, la gran ciudad, a trabajar porque allí podría ganar más dinero. Su esposa Akbar le aconsejó que tuvieran mucho cuidado ya que la ciudad era un lugar muy peligroso. Al amanecer, Raj se encamino hacia la ciudad y al llegar, se puso en una esquina del mercado a hacer su espectáculo. Pronto, un cúmulo de gente se quedó a admirar la música de Raj y la danza de su cobra. Así, aquel día consiguió ganar un buen salario para él y su familia. Al atardecer, recogió sus cosas y se encaminó hacia su casa, pero no se dio cuenta que tres ladrones le estaban siguiendo porque querían robarle su dinero.
Raj llegó a su casa y le mostró a Akbar lo que había ganado. Ella se puso muy contenta y guardó las monedas en una vasija, sin darse cuenta que los ladrones vigilaban todos sus pasos. Antes de irse a dormir, Akbar decidió guardar mejor la vasija del oro. Pensó dónde la podía esconder: "¿En la cocina? ¿En la habitación? ... ¡Ya está, la esconderé en el desván!" Y al cogerla, vio también la vasija de la cobra y decidió llevarla también al desván para que estuviese más segura. Después, se fue a la cama a descansar. Afuera, los ladrones vieron que Akbar había subido la vasija del dinero al desván y se encaramaron al tejado para robar las monedas. Entraron al desván y cogieron la vasija. Después en un claro cerca de la casa de Raj y Akbar decidieron abrir la vasija para repartirse el botín, pero cuál fue su sorpresa cuando vieron a la cobra subir amenazante. ¡No tenía buen humor porque los ladrones la habían despertado! Muertos de miedo salieron corriendo.
A la mañana siguiente, Raj subió al desván para llevar de nuevo la serpiente a la ciudad pero sólo encontró una vasija. ?Alguien ha debido de robar la otra?, dijo entristecida Akba pero al levantar la tapa de la vasija vio todas las monedas y exclamo: ¡Han robado la vasija equivocada, vaya sorpresa se van a llevar!?. Raj desenrolló la esterilla fuera de la casa, se sentó y empezó a tocar la flauta. Al poco rato, la serpiente se acercó zigzagueando. Raj la recogió y la metió en la vasija para volver a trabajar.
¡Ah! Y de los ladrones... no se volvió a saber jamás. Y Colorín Colorado…
Sólo los farsantes le quitan los dientes que inoculan el veneno; los auténticos, en cambio, muestran al público los agudos colmillos de las cobras que utilizan.
menudo susto se abran llevado los ladrones cuando vieron a la cobra jajajajaj,bien hecho,eso les paso por querer abtener algo que no les correspondia.
ResponderEliminarun abrazo tita y gracias por regalarnos este bonito cuento!!!!!!!!!!
Que bueno!, los ladrones tuvieron su merecido, y éste simpática parejita india, siguió con su trabajo!
ResponderEliminarEn tus cuentos además de viajar por el mundo, siempre obtenemos una reflexiva moraleja!
Gracias Tita!
un cuento muy hermoso gracias por compartilo Tita, un abrazo
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